“Habrá para ellos en él quien los acompañe, de tal manera que los
insensatos no yerren”. Isaías 35:8.
El camino de santidad es
tan recto y claro que las almas más sencillas no se pueden extraviar si lo
siguen constantemente. Los sabios mundanos dan muchas vueltas, y con todo se
equivocan terriblemente, y generalmente no consiguen su fin. La astucia mundana
es una cosa despreciable y miope, y cuando los hombres la escogen como su
camino, les conduce por montes muy oscuros. Las almas benignas no saben cosa
mejor que el hacer lo que el Señor les manda; pero esto les guarda en el camino
real y bajo la protección real.
Que el lector no intente
nunca, ni por un momento, salir de una dificultad con una mentira, o una acción
dudosa; guárdese en medio de la calzada real de la verdad y la integridad, y
así seguirá el mejor camino posible. En nuestras vidas nunca deberíamos navegar
con rodeos, ni pensar en enredos. Sé justo y no temas. Sigue a Jesús y no hagas
caso de las consecuencias malas. Si el peor de los daños se pudiera evitar
obrando mal, con sólo intentarlo caeríamos en un mal peor que cualquier otro
pudiera ser. El camino que es según Dios tiene que ser el mejor. Síguelo aunque
los hombres piensen que eres un insensato, y serás verdaderamente sabio.
Señor, guía a tus siervos
en la senda de la rectitud, a causa de sus enemigos.
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