“Guarda y escucha todas
estas palabras que Yo te mando, porque te vaya bien a ti y a tus hijos después
de ti para siempre, cuando hicieres lo bueno y lo recto en los ojos de Jehová
tu Dios”. Deuteronomio 28:3.
Aunque la
salvación no es por las obras de la ley, sin embargo las bendiciones que son
prometidas a la obediencia no son negadas a los siervos fieles de Dios. Nuestro
Señor quitó las maldiciones cuando fue hecho maldición por nosotros, pero
ninguna condición de bienaventuranza ha sido revocada.
Tenemos que
notar y escuchar la voluntad revelada del Señor, dando nuestra atención, no a
porciones de ella, sino a “todas estas palabras”. No hay que sacar y escoger,
sino respetar imparcialmente todo lo que Dios ha mandado. Este es el camino de
bendición para el padre y sus hijos. La bendición del Señor está sobre sus
escogidos hasta la tercera y cuarta generación. Si andan rectamente delante de
Él, Él hará que todos los hombres conozcan que son simiente bendita de Jehová.
Ninguna
bendición puede venir sobre nosotros o los nuestros por el fraude o la doblez.
Los caminos de conformidad al mundo, y de impiedad no pueden traer bien a
nosotros o a los nuestros. Nos irá bien cuando vayamos bien con Dios. Si la
integridad no nos hace prosperar, tampoco el fraude lo conseguirá. Lo que
agrada a Dios nos traerá alegría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario