Aplicaciones prácticas
Concluiremos con algunas aplicaciones prácticas.
(1) En primer lugar, ¿comprende qué requiere de usted este tiempo con referencia a su propia alma? Preste atención y se lo diré. Usted vive en una época de peligros espirituales singulares. Posiblemente, nunca hubo en el pasado tantas trampas y obstáculos en el camino al cielo y, por cierto, nunca han existido trampas con señuelos tan habilidosos y obstáculos tan ingeniosos como en el presente. Mire bien quién es usted. Fíjese bien en sus acciones. Reflexione en los senderos por donde andan sus pies. Tenga cuidado de no causar la aflicción y ruina eterna de su propia alma. Tenga cuidado de no caer en la infidelidad práctica bajo el engañoso nombre del libre pensamiento. Cuidado de no caer indefenso en un estado de indecisión con referencia a las verdades doctrinales por no querer ser partidista y bajo la influencia perjudicial de la llamada liberalidad y caridad. Tenga cuidado de no malgastar su vida en deseos y la búsqueda de significado porque puede llegar el día de decisión cuando la puerta se cierre y usted sea entregado a una conciencia muerta y a una muerte sin esperanza. Despierte y sienta el peligro que corre. Levántese y sea diligente en asegurarse de que su llamado y elección sea segura, no importa qué otras cosas deja inseguras. El reino de Dios está muy cerca. Cristo, el Salvador todopoderoso, Cristo el Amigo del pecador, Cristo y la vida eterna están listos para usted. Lo único que usted tiene que hacer es venir a Cristo. Levántese y deje a un lado todas las excusas, Cristo lo llama hoy mismo. No espere una compañía, si no la puede tener, no espere a nadie. Los tiempos, repito son desesperadamente peligrosos. Si son pocos los que toman el camino angosto de la vida, decida que con la ayuda de Dios, al menos usted estará entre esos pocos.
(2) En segundo lugar, ¿comprende usted lo que este tiempo requiere de todos los cristianos con referencia a las almas de los demás? Preste atención y se lo diré. Usted vive en un tiempo de mucha libertad y abundantes oportunidades de hacer el bien. Nunca hubo tantas puertas abiertas para ser útiles, tantos campos blancos para la mies. Ocúpese de usar esas puertas abiertas y procure cosechar esos campos. Trate de hacer un poco de bien antes de morir. Esfuércese por ser útil. Decida que, con la ayuda de Dios, dejará el mundo un poco mejor el día de su muerte que el día en que nació. Recuerde las almas de familiares, amigos y compañeros; recuerde que Dios a menudo, obra por medio de instrumentos débiles, y trate con santo ingenio, de guiarles a Cristo. El tiempo es breve: La arena del reloj de este mundo ya casi ha descendido del todo; entonces, redima el tiempo y procure no irse al cielo solo. Es claro que usted no puede ordenar el éxito. No es seguro que sus esfuerzos de hacer el bien siempre resulten en el bien de otros; pero es muy seguro que siempre le hará bien a usted. El ejercicio es el gran secreto de una buena salud, tanto física como espiritual. "Y el que saciare, él también será saciado" (Pr. 11:25). Pocos entienden la siguiente afirmación profunda y sin igual del Señor: "Más bienaventurado es dar que recibir" (Hch. 20:35).
(3) En último lugar, ¿comprende usted lo que este tiempo requiere de usted con referencia a la Iglesia? Deme su atención y se lo diré. Es indudable que vivimos en una época cuando nuestra iglesia, respetada por tantos años, se encuentra en una posición muy crítica, angustiante y peligrosa. Sus remeros la han llevado a aguas revueltas. Su existencia misma peligra debido a los papistas, infieles y liberales de afuera y a la conducta de traidores, falsos amigos y líderes medrosos de adentro. No obstante, mientras la Iglesia se aferre firmemente a la Biblia, los Artículos y los principios de la Reforma Protestante, le aconsejo que se quede en la iglesia. Cuando los Artículos sean arrojados por la borda y se haya bajado la vieja bandera, entonces, y hasta entonces, será tiempo de que usted y yo echemos los botes salvavidas al mar y abandonemos el barco para no naufragar. Pero por ahora, quedémonos en la vieja embarcación.
¿Por qué hemos de abandonarla ahora, cuando se encuentra en dificultades y cuesta trabajo mantener la verdad? ¿Cómo podemos mejorar nosotros mismos? ¿A quién podemos ir? ¿A dónde encontraremos mejores oraciones? ¿En qué congregación o comunidad encontraremos que se esté haciendo tanto bien, a pesar de la existencia de tanta maldad? Es indudable que hay mucho que lamentar, pero no hay en la actualidad ni una iglesia visible sobre la tierra que ande mejor. No hay ni una comunidad cristiana donde no haya nubarrones y reine la serenidad. "El mal está mezclado con lo bueno en todas partes". El trigo nunca crece sin cizaña. A pesar de todo, tenemos mucho de qué alegrarnos. Hay más predicación evangélica que nunca en el país, más obra aquí y en otras naciones. Si el que fuera William Romaine, de St. Anne's, Blackfriars, quien junto con media docena más eran los únicos en Londres el siglo pasado, hubiera vivido para ver lo que nuestros ojos ven, nos reprendería fuertemente por nuestro desaliento e ingratitud. ¡No! La batalla de la Iglesia reformada no está perdida, a pesar del semipapismo y el escepticismo, no importa lo que digan los observadores de afuera y los quejosos de adentro. Como dijo Napoleón a las cuatro de la tarde en la batalla de Marengo: "Todavía hay tiempo para ganar una victoria". Si los miembros realmente fieles de la Iglesia la apoyan con valentía, en lugar de mirarse fríamente los unos a los otros y, en vez de negarse a trabajar en la misma máquina apagafuegos o en el mismo bote salvavidas, y si cesan de pelear y discutir, dañándose a sí mismos, la Iglesia vivirá y no morirá, y será una bendición para los hijos de nuestros hijos. Por lo tanto, plantemos los pies en el suelo y permanezcamos firmes en nuestra posición. No nos apuremos a abandonar el barco por unas pocas fugas; en cambio, pongamos hombres a bombear y tratemos de mantener al buen barco a flote. Sigamos trabajando, sigamos luchando, sigamos orando y sigamos fieles a la Iglesia. Estoy convencido de que el creyente que haga esto, es el que "entiende los tiempos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario