7. Seguridad
"Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida".
2 Timoteo 4:6-8
Los tres puntos de vista del Apóstol Pablo
En las palabras de las Escrituras que encabezan esta página, notamos al Apóstol Pablo mirando en tres direcciones: Hacia abajo, hacia atrás y hacia adelante: hacia abajo a la tumba, hacia atrás a su propio ministerio y hacia adelante a aquel gran día, ¡el Día del juicio!
Nos hará bien ponernos junto al Apóstol por unos minutos y tomar nota de las palabras que usa. ¡Feliz el alma que puede mirar hacia donde Pablo miró y hablar como él lo hizo!
(a) Mira hacia abajo a la tumba y lo hace sin temor. Escúchele decir:
"Yo ya estoy para ser sacrificado". Soy como un animal llevado al lugar del sacrificio y atado con cuerdas a los cuernos del altar. La ofrenda de bebida, que generalmente acompaña a la oblación, ya está siendo derramada. Ya se han realizado las últimas ceremonias. Ya se han hecho todos los preparativos. Sólo queda recibir el golpe mortal y entonces, todo habrá terminado.
"El tiempo de mi partida está cercano". Soy como un barco que está por zarpar al mar. Todos a bordo están listos. Sólo espero soltar amarras y levar anclas para zarpar y emprender mi viaje.
¡Estas son palabras asombrosas que proceden de un hijo de Adán como nosotros! La muerte es algo solemne y nunca lo es más que cuando vemos que se acerca. La tumba es un lugar frio y repulsivo, y es inútil que pretendamos que no es aterrador. Sin embargo, aquí está un mortal que puede mirar con calma ese sitio estrecho "destinado a todos los vivientes" y decir, estando al borde de él: "Lo veo todo, y no tengo temor".
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