“Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que
me come, él también vivirá por mí”. Juan 6:57.
Vivimos por la virtud de
nuestra unión con el Hijo de Dios. Como Dios y hombre Mediador, el Señor Jesús
vive por el Padre que le envió, y de la misma manera nosotros vivimos por el
Salvador que nos ha vivificado. El que nos ha dado la vida también la sostiene.
La vida es sustentada por el alimento. Tenemos que sustentar nuestra vida
espiritual con alimento espiritual, y ese alimento es el Señor Jesús. No es tan
sólo su vida, muerte, misterio, obra o palabra, sino Él mismo, comprendiendo
todo esto. Nos alimentamos de Jesús mismo.
Esto nos es presentado a
la vista en la Cena del Señor, pero gozamos actualmente de ello cuando
meditamos en el Señor, creemos en Él con fe viva, le recibimos con amor y le
asimilamos por el poder de su vida en nosotros. Sabemos lo que es alimentarnos
de Jesús, pero no podemos explicarlo o escribirlo. La mejor cosa es ponerlo en
práctica más y más. Nos ruega que comamos abundantemente, y será para nuestro
provecho infinito hacerlo así cuando Jesús es nuestra comida y bebida.
Señor, te doy gracias que
esto que es una necesidad de mi vida nueva, también es mi mayor delicia. Así,
en esta hora me alimento de ti.
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