"En aquel día pediréis en mi nombre… El Padre mismo os ama", Juan 16:26-27
En aquel día pediréis en mi nombre, es decir, en mi naturaleza. No, "emplearéis mi nombre como una
palabra mágica, sino, seréis tan íntimos conmigo, que tú y yo seremos uno". Aquel día no es un día en el
futuro, sino que implica el aquí y el ahora. "El Padre mismo os ama". El amor del Padre demuestra que
nuestra unión con Jesús es completa y absoluta. El Señor no quiso decir que nuestra vida estaría libre de
dificultades e incertidumbres externas; sino que, así como Él conoció el corazón y la mente del Padre, por
el bautismo del Espirito Santo Él puede elevarnos a los lugares celestiales donde nos revela las
enseñanzas de Dios.
"Todo cuanto pidáis al Padre en mi nombre", Juan 16:23. Aquel día es un día de paz y de una relación
imperturbable entre Dios y el creyente. Así como Jesús fue puro y sin mancha en la presencia de su Padre,
por la poderosa eficiencia del bautismo del Espíritu Santo, nosotros también podemos ser elevados hasta
esa relación: Para que sean uno, así como también nosotros somos uno", Juan 17:22. "Os lo dará", Juan
16:23. Jesús dijo que Dios reconocerá y contestará nuestras oraciones por causa de su nombre. ¡Qué
desafío e invitación! Por el poder de resurrección y ascensión de Jesús y por el Espíritu Santo que nos ha sido dado, podemos ser levantados hasta esa relación. Una vez que Jesucristo nos coloca en esa
maravillosa posición, podemos orar a Dios en su nombre, es decir, en su naturaleza. Este es un regalo que
nos ha sido dado por el Espíritu Santo. Jesús dijo: "Todo cuanto pidáis al Padre en mi nombre, os lo
dará". El carácter soberano de Jesucristo se pone a prueba por sus propias declaraciones.
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