“Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. 1 Juan 2:1.
“SI alguno hubiere pecado, abogado tenemos”. Sí, aunque pequemos, aún lo tenemos a él. Juan no dice: “Si alguno hubiere pecado perdió el derecho de tener abogado”, sino “abogado tenemos”, aunque seamos pecadores. Todos los pecados que cometió el creyente o que pueda cometer no pueden destruir el vínculo que lo une al Señor Jesucristo como su abogado. El nombre que se le da aquí a nuestro Señor es sugestivo: “Jesús”. ¡Ah!, entonces es él un abogado de la categoría que nosotros necesitamos, pues Jesús es el nombre de uno cuyo cometido y placer es salvar. Dijo el ángel: “Llamarás su nombre Jesús porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Su nombre más dulce denota el éxito que él tendría. Luego, tenemos “Jesús Cristo”, del griego “Xristos”, ungido. Esto indica su autoridad para interceder, pues él es el abogado designado y el sacerdote elegido por Dios. Si hubiera sido elegido por nosotros podría fracasar; pero si es Dios quien nos ofrece ayuda en la poderosa persona de Cristo, entonces llevemos a él nuestras cuitas sin vacilar. El es el Cristo y, por lo mismo, está calificado para cumplir su obra, pues la unción lo ha preparado perfectamente. El puede rogar como para conmover el corazón de Dios y prevalecer. ¡Qué palabras de ternura, qué frases persuasivas emplea el Ungido cuando se presenta para interceder por mí! Hay otra palabra de su nombre que debemos considerar: “Jesús Cristo, el Justo”. Este término no sólo describe su carácter, sino presenta su alegato. Su carácter es justo, y si mi abogado es el Justo, entonces mi causa es buna; de lo contrario no la hubiera defendido. Su alegato también es justo; pues él rebate la acusación que se le hace de injusto con el alegato de que él es justo. El que se presenta como mi sustituto y pone en mi cuenta su obediencia. Alma mía, tienes un amigo que reúne todas las condiciones para ser tu abogado. El, sin duda, tendrá buen éxito. Confíate por completo en sus manos.
Charles Haddon Spurgeon.
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