Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos.
Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos. Efesios 6:18.
Algunas oraciones toman
la forma de acciones, y una obra puede ser un acto de oración. Amar a nuestros
semejantes y desear su bien es un tipo de oración práctica consolidada. Dar
limosnas puede ser una oración, o predicar el evangelio, o tratar de ganar a un
extraviado, o cargar un niño en tus rodillas y hablarle del Salvador. Tales
actos son, con frecuencia, las oraciones más aceptables. Pero para actuar así,
también debes derramar con palabras tu corazón ante el Señor. Y cuando no
puedes hacer esto, es igual de dulce si tan solo lo miras, y como los lirios
derraman su fragancia ante aquel que los creó, así mismo tú, incluso sin
hablar, adoras a Dios con esa profunda adoración que es demasiado elocuente
para expresarse con palabras; esa cercanía santa que, al ser tan íntima, no
necesita de los sonidos, no vaya a ser que estos rompan el encanto del silencio
divino que se establece. Las pocas palabras pero el abundante fluir del
espíritu es una buena combinación en la oración. Una oración bendecida es
postrarte ante Dios en silencio, o suspirar y llorar, o gemir según el Espíritu
te guíe. Todo esto es oración, cualquiera que sea la forma que asuma, y es la
señal y la marca de la vida de un verdadero creyente.
A través de la Biblia en un año: 2
Tesalonicenses 1-3
No hay comentarios:
Publicar un comentario