“Bástate mi gracia; porque mi potencia en la flaqueza se perfecciona”.
Debiéramos apreciar
nuestra flaqueza porque da lugar a la potencia divina. Tal vez nunca hubiésemos
conocido el poder de la gracia si no hubiésemos sentido la flaqueza de la
naturaleza. Bendito sea el Señor por el aguijón en la carne y por el mensajero
de Satanás, cuando nos hacen recurrir a la potencia de Dios.
Esta es una palabra
preciosa de los labios del Señor. Ha hecho reír de gozo al autor de este libro.
¿La gracia de Dios es bastante para mí? ¡Ya lo creo que lo es! ¿No es la
atmósfera bastante grande para el pájaro y el océano para los peces? El Dios
Todopoderoso es bastante para mi mayor necesidad. El que es suficiente para
tierra y cielo, ciertamente podrá satisfacer todas las necesidades de un pobre
gusano como yo.
Entonces echémonos sobre
nuestro Dios y su gracia. Si no quita nuestro dolor, nos ayudará a soportarlo.
Su potencia nos llenará hasta que el gusano trillará los montes; y el que es
nada vale será un vencedor sobre los altos y poderosos. Es mejor tener la
potencia de Dios que la nuestra; porque si fuésemos mil veces más fuertes de lo
que somos, no nos valdría de nada en presencia del enemigo; y si pudiésemos ser
más débiles de lo que somos, lo cual apenas es posible, sin embargo podríamos
hacer todas las cosas en Cristo.
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