Versículo para hoy:

“Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” -Romanos 5:6-8

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lunes, 29 de junio de 2015

Discurso de Jonathan Cahn con Subtítulos en Español

¡Pueblo de Dios: Oremos!

        Los reyes de la tierra hacen alianzas;
los caudillos se declaran en contra
del Señor y de su Mesías. Y dicen:
 «¡Vamos a quitarnos sus cadenas!
¡Vamos a librarnos de sus ataduras!»
 El que reina en los cielos se ríe;
el Señor se burla de ellos.
SALMO 2:2-4.

¿Te unirás voluntariamente a la batalla? - Nancy Leigh DeMoss

domingo, 28 de junio de 2015

El por qué flaquea nuestra fe - Pr. Charles Stanley


Programa Radial Gracia a Vosotros - Pr. John MacArthur



lunes, 22 de junio de 2015

Es hora de ser valiente- Charles Stanley

La venida del Señor y el hombre de pecado I y II - Pr. Miguel Núñez



El corazón de un siervo - Nancy Leigh DeMoss

domingo, 21 de junio de 2015

La gran responsabilidad de los padres - Pr. Charles Stanley


El poderoso gigante — Pastor José Mendoza



Visto en YouTube

viernes, 19 de junio de 2015

MANOS VACÍAS O LLENAS - Pr. José Mendoza

“Tres veces al año se presentarán todos tus varones delante del SEÑOR tu Dios en el lugar que El escoja: en la fiesta de los panes sin levadura, en la fiesta de las semanas y en la fiesta de los tabernáculos; y no se presentarán con las manos vacías delante del SEÑOR. Cada hombre dará lo que pueda, de acuerdo con la bendición que el SEÑOR tu Dios te haya dado”, Deuteronomio 16:16-17.

El servicio y el Reino de Dios - Nancy Leigh DeMoss

jueves, 18 de junio de 2015

El llamado más alto - Nancy Leigh DeMoss

Cualificación - Nancy Leigh DeMoss

EL PECADO QUE HABITA EN NOSOTROS - Charles H. Spurgeon

Sermón predicado el domingo 1 de junio de 1856.

"Entonces respondió Job a Jehová, y dijo: He aquí que yo soy vil." - Job 40:3,4.

Seguramente si algún hombre tenía el derecho de decir, yo no soy vil, era Job; pues de conformidad al testimonio del propio Dios, él era "varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal." Sin embargo descubrimos que este eminente santo, cuando por su cercanía con Dios recibe suficiente luz para darse cuenta de su propia condición, exclama: "He aquí que yo soy vil." Estamos seguros que eso que Job se vio forzado a decir, se aplica también a cada uno de nosotros, seamos hijos de Dios o no; y si somos partícipes de la gracia divina, esto se convierte en un tema de gran consideración para nosotros, pues aunque seamos nosotros mismos regenerados, debemos exclamar cada uno a nombre propio: "He aquí que yo soy vil."
Es una doctrina enseñada por la Sagrada Escritura, según lo creo yo, que cuando un hombre es salvado por la gracia divina, no es purificado completamente de la corrupción de su corazón. Cuando nosotros creemos en Jesucristo, todos nuestros pecados son perdonados; sin embargo, el poder del pecado, aunque es debilitado y mantenido bajo el dominio de la naturaleza nacida de nuevo que Dios infunde en nuestras almas, no cesa, sino que se queda en nosotros, y se quedará hasta el día en que nos muramos. Es una doctrina sostenida por todos los teólogos ortodoxos, que los deseos de la carne todavía habitan en el hombre regenerado, y que lo depravado de la naturaleza carnal todavía permanece en los corazones de quienes son convertidos por la misericordia de Dios.


Mujer verdadera de por vida - Nancy Leigh DeMoss

Cómo luce el Evangelio - Nancy Leigh DeMoss

El regalo voluntario de la sumisión - Nancy Leigh DeMoss

Sometiéndonos a Dios - Nancy Leigh DeMoss