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martes, 17 de septiembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

 

I. La definición verdadera y práctica de la santidad

En primer lugar, entonces, trataré de mostrar qué es la verdadera santidad práctica y a qué tipo de personas llama Dios santas.

El hombre puede esforzarse mucho y, no obstante, no alcanzar nunca la verdadera santidad. Santidad no es...

- Conocimiento, eso es lo que tenía Balaam.

- Una profesión externa, eso es lo que hacía Judas Iscariote.

- Realizar muchas cosas, eso es lo que hacía Herodes.

- Celo sobre ciertos asuntos religiosos, eso es lo que tenía Jehú.

- Moralidad y respetabilidad de conducta, como las tenía el joven rico.

- Disfrutar de escuchar a predicadores, los judíos de la época de Ezequiel hacían eso.

-Andar en compañía de gente piadosa; Joab, Giezi y Demas hacían esto.

 ¡No obstante, ninguno de estos personajes era santo! Estas prácticas, por sí solas, no constituyen santidad. El hombre puede exhibir alguna de ellas y, no obstante, nunca ver al Señor.

¿Qué es, entonces, la verdadera santidad práctica? Esta es una pregunta difícil de contestar. No quiero decir que falten enseñanzas bíblicas sobre el tema. Pero temo dar un concepto defectuoso sobre la santidad y no decir todo lo que habría que decir; o decir lo que no hay que decir y así causar daño. No obstante, trataré de presentar una imagen de la santidad para que podamos verla claramente con los ojos de nuestra mente. Pero nunca olviden, cuando haya dicho todo, que en el mejor de los casos, mi explicación es un bosquejo imperfecto.

(a) Santidad es el hábito de ser de un mismo sentir con Dios, según se describe su sentir en las Escrituras. Es el hábito de coincidir con los criterios de Dios -aborreciendo lo que él aborrece, amando lo que él ama- y midiendo todo en este mundo, según las normas de su Palabra. El hombre que más coincide con Dios, es el más santo.

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