Versículo para hoy:

miércoles, 5 de junio de 2024

Biblia, Reforma y dignidad de la mujer. Dr. César Vidal. Congreso de la ...


GUARDANDO EL CORAZÓN - JOHN FLAVEL

 
3- TIEMPOS QUE REQUIEREN UN CUIDADO ESPECIAL DEL CORAZÓN

4.    EL TIEMPO DE PELIGRO Y DISTRACCIÓN PÚBLICA

EN TERCER LUGAR pongamos sobre nuestro corazón las prohibiciones expresas de Cristo sobre este caso, y permitamos que nuestros corazones tengan temor de violarlas.

Él nos ha encargado que no tengamos miedo: "cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os alarméis" (Lucas 21:9), "en nada intimidados por los que se oponen" (Filipenses 1:28). En Mateo 10, en el espacio de seis versículos, nuestro Salvador nos ordena tres veces que no temamos a los hombres. ¿Nos hace temblar la voz de un hombre y no lo hará la de Dios? Si tenemos un espíritu tan temeroso, ¿cómo es que no tememos desobedecer el mandamiento de Jesucristo? Creo que el mandamiento de Cristo debería tener tanto poder para darnos calma, como la voz de una pobre lombriz no lo tiene para aterrorizar nuestro corazón. "Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno? y ya te has olvidado del Señor tu Hacedor" (Isaías 51:12-13).

No podríamos tener el pecado de temer a las criaturas sin haber olvidado a Dios primero. Si recordásemos quién es Él y lo que ha dicho, no tendríamos un espíritu tan débil. Por tanto, reflexionemos en esto en las temporadas de peligro. Si permitimos que entre a nuestro corazón el esclavizante temor al hombre, estaremos perdiendo el asombro y temor reverente hacia Dios ¿y nos atreveremos a echar fuera el temor del Todopoderoso por la desaprobación de los hombres? ¿Levantaremos al polvo orgulloso por encima del gran Dios? ¿Correremos hacia un pecado cierto para evitar un peligro probable? ¡Guardemos nuestro corazón con esta consideración!

EN CUARTO LUGAR recordemos cuántos problemas innecesarios nos han traído nuestros temores en ocasiones pasadas: "Todo el día temiste continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía para destruir. ¿Pero en dónde está el furor del que aflige?" (Isaías 51:13).  El opresor parecía dispuesto a devorar, pero no hemos sido devorados. Dios dice: "No ha venido sobre ti lo que temías; has desperdiciado tu espíritu, desordenado tu alma y debilitado tus manos sin ningún propósito. Podrías haber mantenido eso mientras mantenías tu paz y ser dueño de tu alma con paciencia".

Y en esto no podemos dejar de observar una profunda forma de actuar de Satanás, en la que consigue poner una trampa al alma con temores vanos. Los llamo vanos en referencia a que acaban frustrados por la providencia, pero ciertamente no son vanos en cuanto al fin que Satanás persigue al levantarlos; porque en esto él actúa como los soldados en el asedio de un fuerte, que cansan a los que están asediados mediante una vigilancia constante, y los indisponen para tomar resistencia cuando ataquen de verdad, ya que cada noche los hacen despertarse con falsas alarmas, que acaban en nada pero marcadamente responden al plan del enemigo.

¡Oh! ¿Cuándo estaremos conscientes de las maquinaciones de Satanás?