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En esta parte del pasaje, el Señor
está tratando el secreto de Su propio ser. De alguna manera esta es la
revelación más profunda que tenemos acerca de la naturaleza del Señor en Su
relación con el Padre, y es absolutamente fundamental. Esto es lo que quiso
decir cuando les dijo a Sus discípulos al principio de este capítulo: “Creéis
en Dios, creed también en mí”. Esto es: “Entended que existe una relación
única que es el secreto de mi vida y que será también el secreto de su vida.
Es preciso que entendáis que yo no he venido aquí sencillamente para
demostrar cómo obra Dios, qué aspecto tiene Dios y cómo actúa; he venido para
demostrar cómo actúa la persona que tiene la debida relación con Dios, que
está llena de Dios. El Padre vive en mí y él hace las obras. Yo las hago,
pero las hago por medio de una relación secreta, de manera que, aunque las
realizo, mi mente piensa, mis manos trabajan y mi cuerpo actúa, pero en
realidad es el Padre el que está haciendo esto por medio de mí. Yo vivo en él
y él vive en mí”. “Y si quieres prueba de esto”, le
dice a Felipe: “fija en dos cosas: mis palabras y mis obras. Mis palabras
demuestran que yo estoy en el Padre, porque no podría decir lo que digo si no
estuviese en el Padre, porque lo que digo es verdad, es realidad, es como son
las cosas, y mis obras demuestran que el Padre está en mí. Un ser humano no
podría hacer nunca lo que yo hago, pero Dios sí puede. Y debes entender esto,
Felipe. De lo contrario no entenderás el secreto de tu propia vida”. Porque
en el versículo 20 continúa diciendo: “En aquel día vosotros conoceréis que
yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros”. Es decir: “La
relación que tengo con el Padre es el ejemplo de lo que tendré con vosotros.
De la misma manera que vivo por medio del Padre obrando en mí, vosotros
podréis vivir por medio de mí obrando en vosotros. Vendré a vosotros, y
vosotros podréis enfrentaros con cada uno de los problemas en la vida sobre
esta base. Yo seré adecuado para ocuparme de cualquier cosa con la que
tengáis que enfrentaros sobre esta base. Sea lo que fuere que la vida os haga
pasar por ello en cuanto a temor, turbaciones, decepciones; sea cual fuere la
naturaleza del problema, vosotros podréis enfrentaros con él de la misma
manera que yo me enfrento con la vida: vosotros en mí y yo en vosotros, de la
misma manera que el Padre está en mí y yo estoy en él”. Hay mucho más que el Señor continúa
diciendo que tiene que ver con la manera en que nos enfrentamos con las
dificultades en la vida, pero todo ello se deriva de Su maravillosa
explicación a los discípulos, en respuesta al clamor de Felipe, para que
ellos pudiesen saber el secreto de Su ser: “Yo estoy en el Padre y el Padre
en mí, de la misma manera que yo estaré en vosotros y vosotros estaréis en
mí”. Señor, deseo aprender a vivir sobre
la misma base que Tú has vivido. Enséñame a vivir cada día recordando que
eres Tú en mi y yo en Ti. Quiero que ese sea el secreto de mi ser como lo fue
del Tuyo. |
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Aplicación a la vida |
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¿Cuál es el secreto de nuestro ser?
¿Cómo podemos nosotros dejar de luchar y sencillamente descansar amando? |
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Versículo para hoy:
domingo, 12 de julio de 2020
12 de julio - El secreto de su ser - Ray Stedman
11 de julio - Lo inclusivo y lo exclusivo de Jesús - Ray Stedman
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Jesús hizo esta afirmación a los
discípulos para llamarles la atención sobre algo que ellos sabían, pero no se
habían dado cuenta de que lo sabían. Les dijo: “sabéis a donde voy”. Y Tomás
le dijo: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el
camino?” Jesús dijo que sí lo sabían, pero no eran conscientes de que lo
sabían. Jesús dijo: “Yo soy el camino, la
verdad y la vida. Eso es lo que he querido decir, Tomás. Tú me conoces y por
lo tanto conoces el camino, porque yo soy el camino”. ¡Esta afirmación única de Jesús
revela la grandeza de Su carácter y de Su ser! Está lo inclusivo de esta
afirmación, y todo está relacionado con el Padre. “Yo soy el camino al
Padre”, dice Él. Si usted conoce a Jesús, Él le llevará a usted a Dios.
Cuando yo empecé mi vida cristiana de niño, me dí cuenta que Aquel con el
cual yo estaba tratando era el Señor Jesús. A mí me encantaban los himnos
acerca de la cruz y la obra de Cristo y me encantaba pensar acerca de Él como
el Salvador. Pero gradualmente el Padre ha quedado enfocado. Con más
frecuencia mis pensamientos tienen que ver con la paternidad de Dios, y yo me
deleito en la gloria de esta relación. Jesús dice que Él es el camino al
Padre. Todo el conocimiento acerca de Dios que nosotros los humanos anhelamos
tener ha sido revelado en las palabras de Jesús sobre el Padre. Él revela el
corazón del Padre, Su poder, Su sabiduría y Su amor, todo lo cual suple
totalmente las necesidades humanas. Él es el camino, para que los humanos
podemos escogerlo; Él es la verdad, para que la mente lo pueda entender; Él
es la vida para que el corazón humano pueda experimentarlo. Por lo tanto el
conocer a Cristo implica a toda la persona y lleva a toda la experiencia de
la plenitud de Dios. Pero fíjese usted además en lo
exclusivo de Su afirmación: “nadie viene al Padre sino por mí”.
Ocasionalmente alguien podrá decir: “Ustedes los cristianos son tan
estrechos. ¿Por qué insisten ustedes en que Jesús es el único camino por el
cual se puede venir a Dios? Otras religiones se están esforzando en conocer
al mismo Dios y otras religiones son más tolerantes”. Eso es cierto; nosotros somos muy
estrechos. Respecto a este punto Jesús mismo fue estrecho, y nosotros no nos
atrevemos a ir más allá de lo que Él dijo, porque la verdad misma es
estrecha. La compañía telefónica es estrecha. Si usted quiere llamar a
alguien, la compañía telefónica insiste en que use una serie de números en
exactamente la secuencia correspondiente y no deja el menor espacio para que usted
ande jugando con esos números. ¡En ese sentido es estrecha sobre este punto! La verdad es de esta manera. Jesús
es el cumplimiento de Sus propias palabras: “Entrad por la puerta estrecha,
porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y
muchos son los que entran por ella; pero estrecha es la puerta y angosto el
camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13-14).
Otros podrán enseñar acerca de Dios y puede que digan que están enseñando la
verdad y que están buscando la vida, pero solo Jesús dice: “Yo soy el camino,
la verdad y la vida”. Señor Jesús, Tú eres el camino al
Padre. Gracias por enseñarme esto y gracias por invitarme a compartir la
plenitud de Su verdad y de Su vida. |
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Aplicación a la vida |
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¿Hay más de una manera de venir a
Dios? ¿Qué cree usted que debemos hacer para encontrar a Dios? |
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