Versículo para hoy:

martes, 30 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA – JOHN FLAVEL

CAPÍTULO 5: EL PLACER Y EL BENEFICIO QUE SE OBTIENEN DE CONTEMPLAR LO QUE DIOS HACE EN LA PROVIDENCIA

-Parte 3-

Recordar las providencias pasadas será una fuente continua de alabanza y agradecimiento, el cual es el trabajo de los ángeles en el cielo, y la parte más placentera de nuestras vidas en la tierra.

Se dice del antiguo pueblo de Dios: “Bien pronto olvidaron sus obras.” (Sal.106:3) Aunque la providencia les alimentó en una manera sorprendente en el desierto, ellos no le dieron a Dios la alabanza que Él merecía. (Num.11:6) David se esforzaba con toda su fuerza para agradecer y bendecir a Dios por todas sus misericordias para con él. “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.” (Sal. 103:1-2) No es tanto las bendiciones que la providencia nos da como la bondad y la benignidad de Dios en dárnoslas, lo que ocupa a la persona agradecida en su alabanza. Como David dice: “Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán.” (Sal.63:3) Dar vida y preservarla son actos preciosos de la providencia; pero la gracia que le motiva a Dios a hacer todo esto es mucho mejor que las dádivas mismas. Recibimos misericordias cada día y ellas son una gran razón para estar agradecidos. “Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios.” (Sal.68:19) La ternura de la misericordia divina es manifestada en su providencia. “Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen.” (Sal.103:13) Sus profundas emociones al consolar a su pueblo son como las de la madre para con su bebé. (Isa.49:15) Entonces, postrarnos ante sus pies maravillados por la manera tierna en que Él se humilla al colocarse a un nivel tan bajo en sus tratos con nosotros, es una cosa de grande gozo para nosotros.

El cuidado en observar la providencia divina hará que Cristo sea cada vez más precioso a nuestras almas

Es por medio de Cristo que todas las misericordias divinas fluyen hacia nosotros y que toda la alabanza de nosotros regresa a Dios. Todas las cosas son nuestras porque nosotros le pertenecemos a Él. (1 Cor. 3:21-23)

1. Todas las bendiciones que poseemos, tanto en esta vida como las misericordias espirituales y eternas, nos han sido compradas por la sangre de Cristo. Por su muerte Cristo nos restaura todas las cosas que el pecado nos había robado. “Con Cristo” Dios nos da libremente todas las cosas: la salvación misma, y todas las cosas necesarias para llevarnos a ella. (Rom.8:32) Cualquier bien que recibimos de la mano de la providencia tenemos que decir que nos viene por medio de la muerte de Cristo.

2. Porque estamos unidos con Cristo todo lo que recibimos de la providencia nos es hecho una bendición. Cuando estamos en Cristo, tenemos más de lo que perdimos en la caída de Adán.

3. Los ángeles son empleados en el reino de la providencia, pero es Cristo quien les ordena. Quienquiera que sea el medio para hacerle cualquier bien, es el Señor Jesucristo quien da el mandato para que esto sea hecho. El cuidado de Cristo por los creyentes en Damasco detuvo a Saulo de destruirlos. (Hech. 9)

4. Como Cristo nos abrió la puerta de la misericordia muriendo por nuestros pecados, así Él mantiene la puerta abierta intercediendo siempre en la presencia de Dios por nosotros. (Apo.5:6, Heb.9:24) Si esto no fuera cierto, cada pecado que cometemos pondría fin a las misericordias que tenemos. Pero, “Si alguno hubiera pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo. Y Él es la propiciación por nuestros pecados.” (1Jn.2:1-2)

5. Las respuestas a todas sus oraciones les son obtenidas por Jesucristo. Su nombre hace que sea imposible que el Padre les niegue cualquier cosa que le pidan conforme a su voluntad. (Jn.15:16) ¡Considere cuánta es su deuda con su querido Señor Jesucristo por este grande y glorioso privilegio!

6. El Pacto de la Gracia asegura todas las bendiciones que usted disfruta, tanto su
pan de cada día (Sal.111:5), como todas las demás misericordias espirituales. Este pacto es el nuevo testamento comprado por su sangre. (1 Cor.11:25) Entonces, usted debe agradecer al Señor Jesucristo por cada cosa buena que recibe de ese pacto.

lunes, 29 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA – JOHN FLAVEL

CAPÍTULO 5: EL PLACER Y EL BENEFICIO QUE SE OBTIENEN DE CONTEMPLAR LO QUE DIOS HACE EN LA PROVIDENCIA

-Parte 2-

Estudiar lo que Dios hace en la providencia corregirá la incredulidad natural de nuestros corazones

Hay una incredulidad natural en los mejores corazones, la cual es incrementada cuando pensamos equivocadamente acerca de las obras de la providencia. Somos tentados a decir igual que el salmista: “He aquí estos impíos, sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas.” (Sal.73:12) Pero si somos cuidadosos en observar la manera en que Dios castiga a los hombres malvados, algunos de ellos en este mundo y todos ellos en el mundo venidero, nuestra fe será confirmada plenamente. Aquellas providencias las cuales muestran la sabiduría, el poder, el amor y la fidelidad de Dios en preservar y librar a su pueblo de todos sus peligros, temores y dificultades, son muy claras. El Señor se manifiesta a su pueblo por medio de estas cosas. (Sal.94:1) Piense en sus propias experiencias y pregúntese ¿Quién suplió todas sus necesidades en los tiempos difíciles? ¿Acaso no fue el Señor? “Ha dado alimento a los que le temen; para siempre se acordará de su pacto.” (Sal.111:5) ¿Cómo es que usted ha sobrevivido a través de tantos peligros, enfermedades y accidentes? No hay duda alguna de que Dios estaba presente en todas estas cosas y solo por su cuidado usted ha sido preservado. La mano de Dios también se ve claramente en las respuestas a sus oraciones. “Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores. Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias.” (Sal.34:4 y 6) ¿No ha descubierto la mano de Dios guiando y dirigiendo sus caminos a fin de que bendiciones que usted nunca se imaginó le han sido otorgadas? Su pueblo le es muy querido a Dios, y Él hace todas las cosas a favor de ellos. (Sal.57:2)

Llevar un registro de lo que la providencia ha hecho será un apoyo real en los tiempos difíciles en el futuro.

Es mucho más fácil para la fe viajar por un camino muy conocido que trazar un camino nuevo donde no puede ver ni un paso adelante. El acto de la fe cuando por primera vez confiamos en Cristo fue el más difícil. Todos los actos subsecuentes de la fe son hechos más fáciles por nuestras primeras experiencias. Cuando llegamos a un tiempo de problemas nuevos, es de gran ayuda poder decir: “Esta no es la primera vez que he estado en estas profundidades, y he salido con bien antes.” Cuando los discípulos no tuvieron pan, Cristo les tuvo que recordar de los milagros que el hizo anteriormente. (Mat.16:8-11) Les llamó hombres de “poca fe” porque deberían haber confiado en Dios después de haber sido testigos de su poder en el pasado. Hay dos maneras en que mostramos nuestra incredulidad:

1-     Dudamos del poder de Dios.

2-     Dudamos de su voluntad para ayudarnos.

El pueblo de Israel pensó que algunas cosas le serían imposibles a Dios. ¿Podrá poner mesa en el desierto? ¿Podrá dar también pan? ¿Dispondrá carne para su pueblo? (Sal.78:19-20) Porque nosotros no vemos la forma en que el alivio vendrá, pensamos que no podemos esperar nada. Pero todos estos razonamientos de la incredulidad son vencidos si solo pensamos en nuestras anteriores experiencias. Dios nos ha ayudado, entonces puede ayudarnos ahora. Tiene el mismo poder y la misma capacidad que siempre ha tenido. 

La incredulidad también cuestiona si Dios será misericordioso ahora aunque lo ha sido en el pasado. David y Pablo razonaron relacionando lo que Dios había hecho antes a lo que haría ahora. (1 Sam. 17:36; 2 Cor.1:10) ¿Cuál cuestionamiento puede haber ahora, después de tantas y continuas pruebas en el pasado de la bondad de Dios?

La incredulidad pudiera decir: ¿Cómo puede una criatura tan mala y pecaminosa como yo, esperar que Dios haga tal o cual cosa para mí? Usted puede contestar: La misericordia de Dios me apareció primero, cuando era peor de lo que soy ahora; por lo tanto, aún esperaré que su bondad continúe conmigo, aunque no la merezca. “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.” (Rom.5:10)

domingo, 28 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA – JOHN FLAVEL

CAPÍTULO 5: EL PLACER Y EL BENEFICIO QUE SE OBTIENEN DE CONTEMPLAR LO QUE DIOS HACE EN LA PROVIDENCIA

-Parte 1-

Ahora debo poner frente a ustedes el gran placer de andar con Dios y de fijarse diariamente en sus providencias.

Por este medio usted puede disfrutar un íntimo compañerismo con Dios día tras día.

El Salmo 104 es una meditación sobre las obras de la providencia. El salmista dice: “Dulce será mi meditación en Él.” (vers.34) 

La comunión se compone de dos cosas:

        • Primero: Dios dándose a conocer a nuestra alma. 
        • Segundo: Nuestra alma respondiendo a Dios. 

El efecto de esta comunión se manifiesta en cuatro maneras:

1. Tal como con Jacob y los demás santos de los tiempos antiguos, llegamos a sentir que no merecemos la más mínima de las misericordias y la verdad que Dios nos ha mostrado. Somos llevados a decir: “Menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo.” (Gen.32:10)

2. Nuestro amor para con Dios se incrementa cuando recordamos sus misericordias. Cada hombre ama las misericordias de Dios, pero un santo, ama al Dios de las misericordias.

3. La comunión con Dios que es producida al meditar en sus providencias, hace que el alma mantenga una continua vigilancia para no pecar en contra de Dios.

4. La comunión, hace que sea fácil obedecer y servir al Señor. David y Josafat encontraron que esto es cierto. (Sal.116:12; 2 Crón.17:5-6)

Entonces, usted puede ver la maravillosa comunión que el alma puede tener con Dios estudiando sus providencias. ¡Oh que usted anduviera en esta manera con Él! Cuando tales efectos como estos son producidos en su corazón, el Señor dirá: “¡Los favores con los cuales a usted le he beneficiado, han sido bien otorgados!” Dios se regocijará de hacerle bien para siempre.

Una gran parte del placer en la vida cristiana proviene de considerar lo que Dios hace en la providencia

“Grandes son las obras de Jehová, buscadas de todos los que las quieren.” (Sal.111:2) (La Biblia Revisión 1977 traduce la última frase como: “Dignas de meditarse por cuantos en ellas se complacen.”)

1. Vea cómo los diferentes aspectos del carácter de Dios trabajan juntos en la providencia. A veces puede parecer que se oponen entre sí, pero por fin siempre se encuentran. “La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron.” (Sal.85:10) Estas palabras se refieren al regreso de Israel de la cautividad babilónica. La verdad y la justicia de Dios en la promesa hecha setenta años antes parecían muy lejos de la experiencia de misericordia y paz, la cual Israel encontró cuando salió de la cautividad. La promesa hecha tantos años antes y su cumplimiento setenta años después son descritas como dos amigas que ahora sonríen y se besan al encontrarse después de una larga ausencia. Cada vez que las promesas de Dios y los eventos que fueron prometidos se encuentran entre sí, son abrazados gozosamente por el pueblo creyente.

2. Frecuentemente al mirar las obras de la providencia, usted puede ver sus propias oraciones y esperanzas creciendo nuevamente como si se levantaran de los muertos. Dios retarda la respuesta a nuestras oraciones y nosotros decimos: “Perecieron mis fuerzas y mi esperanza en Jehová.” (Lam.3:18) Pero ¡Cuán llenos de consuelo somos, cuando esas oraciones son contestadas, cuando habíamos perdido toda esperanza de recibir respuesta alguna a ellas! Las vidas de Job, Jacob y David muestran cómo es que a veces habían perdido toda esperanza de vida, pero después de la extraña e inesperada obra de la providencia, vivieron para ver recuperados su esperanza y su consuelo, como “si se hubieran levantado de los muertos”.

3. Cuán grandes bendiciones nos ha traído la providencia de aquellas cosas, las cuales pensamos que nos conducirían a la ruina o la miseria. José no se imaginaba que su venta como esclavo en Egipto resultaría en su beneficio; y sin embargo vivió para ver un propósito bueno en ello. (Gen.45:5) Cuántas veces hemos sido obligados a decir igual como David: “Bueno es haber sido afligido.” (Sal.119:71) Al principio, nuestra reacción ante los problemas es de suspiros y lágrimas; más tarde los vemos con gozo y bendecimos a Dios por ellos.

4. Cuán inmenso es el consuelo para una persona que ve nada más que mal en sí mismo, comprobar al mismo tiempo en cuánta estima le tiene Dios. Mientras que la providencia le cuida, esa persona ve que la bondad y la misericordia divinas le siguen todos los días de su vida. (Sal.23:6) Otros hombres buscan el bien y éste se aleja de ellos. Pero la bondad y la misericordia siguen al pueblo de Dios y ellos no pueden impedirlo, aunque a veces pecan y se desvían del camino recto. Ciertamente, el pueblo de Dios son su tesoro y “no apartará de los justos sus ojos”. (Job 36:7)

5. En la muerte comenzamos una vida de alabanza y agradecimiento, y entramos al mismo trabajo feliz y eterno de los ángeles. No tengo duda de que las providencias en las cuales estuvimos involucrados en este mundo serán una parte del himno que entonaremos en el cielo. Entonces afinemos nuestras lenguas y corazones mientras estamos aquí, meditando diariamente en lo que Dios ha sido para nosotros y lo que ha hecho por nosotros. 

viernes, 26 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA – JOHN FLAVEL

CAPÍTULO 4: CÓMO DEBEMOS PENSAR ACERCA DE LAS PROVIDENCIAS ESPECIALES DE DIOS – Parte 2

4 - Despierte su corazón a fin de poder contemplar y comprender los diferentes caminos de las diversas providencias de Dios. (Ecle.7:14)

Hay dos tipos de consuelo, el natural y el espiritual

Hay un tiempo cuando los creyentes deberían gozarse de ambos (Est.9:22), y hay otro cuando el consuelo natural no puede disfrutarse. (Sal.137:2) 

Pero no hay ningún tiempo cuando el consuelo espiritual y el gozo divino deberían dejar de experimentarse. (1 Tes.5:16 y Fil.4:4) 

Aún en las peores angustias que sobrevienen al creyente, deberíamos hacernos las siguientes preguntas:

1. ¿Por qué deberían tales angustias hacernos olvidar nuestro consuelo en Dios, cuando son solo pasajeras y nuestra felicidad en Dios es eterna?

2. ¿Por qué deberíamos estar tristes mientras que nuestro Dios está con nosotros en nuestros problemas? La promesa “Con él estaré Yo en la angustia” (Sal. 91:15) debería apoyarnos en todas nuestras cargas.

3. ¿Por qué deberíamos estar tristes los que somos creyentes, mientras podemos estar seguros de que ningún acto de la providencia, no importa cuán malo parezca ser, es señal de que Dios nos aborrezca? El corazón de Dios está lleno de amor para con sus hijos, aún y cuando la faz de la providencia esté frunciéndonos el ceño.

4. ¿Por qué deberíamos estar deprimidos cuando estamos seguros de que aún por medio de estas providencias tristes Dios nos quiere hacer bien? (Rom. 8:28)

5. ¿Por qué no deberíamos pensar en nuestro gozo en Dios si el tiempo está cerca cuando nuestras tristezas se desvanecerán y ya no sufriremos más? “Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos.” (Apo. 7:17)

Entonces, si usted quiere conservar su gozo y su consuelo en toda circunstancia, tenga cuidado de no amar demasiado las cosas de este mundo. Piense en la segunda venida del Señor, y las cosas terrenales le parecerán insignificantes. Ponga su corazón en las cosas que son eternas, y no corra el riesgo de perder el gozo de la comunión con Dios por causa de algún gozo de carácter terrenal. Aunque tengamos más o menos de las cosas de este mundo, debemos de aprender a estar contentos. (Fil. 4:11-12) 

Pido a aquellos que no son creyentes, que consideren seriamente estos asuntos. Las Escrituras dicen que el infierno es el destino eterno de los impíos. El hecho de que usted continúe aún con vida le muestra la grandeza de la paciencia y la longanimidad divinas. Usted no tiene derecho a ninguna misericordia y no obstante, la misericordia prolonga su vida. La predicación del Evangelio por el cual pudiera escapar del castigo del infierno ¿no significa nada para usted? ¿Qué dirían aquellos que en la actualidad están perdidos eternamente, si pudieran regresar a la posición en que usted está ahora? 

Volviendo nuevamente al pueblo del Señor, le pido que considere las misericordias espirituales y las bendiciones que usted recibe del Señor Jesucristo. Una sola de estas misericordias es suficiente para endulzar todos sus problemas en este mundo. “Bendito el Dios y Padre del Señor nuestro Jesucristo, el cual nos bendijo con toda bendición espiritual en lugares celestiales en Cristo.” (Ef.1:3) Considere lo que su pecado merece realmente de Dios y lo que fue necesario para limpiarlo de él. Su pecado merece la ruina eterna y sin embargo, usted disfruta muchísimas misericordias. Las aflicciones que le sobrevienen en la providencia divina son necesarias para sujetar el pecado que aún permanece en usted. Aún así ¿no encuentra usted que todavía posee un corazón orgulloso? Considere qué tan cerca del cielo está usted. Tenga un poco de paciencia y pronto todo será tan bueno como su corazón desea; “Porque ahora nos está más cerca nuestra salvación que cuando creímos.” (Rom.13:11)

5 - Si la providencia retrasa cualquier bendición por la cual usted ha orado y esperado, no se canse de rogar a Dios

Siempre queremos las cosas de inmediato. Pero las providencias tristes todavía no han tenido el efecto deseado sobre nuestro corazón. Entre más que esperemos, más dulce será cuando llegue la respuesta. “Se dirá en aquel día; he aquí este es nuestro Dios, le hemos esperado y nos salvará: Este es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación.” (Isa.25:9) El niño necio corta y come la manzana verde. Pero cuando el fruto está maduro, cae por sí mismo y es más placentero comerlo. 

Frecuentemente, las bendiciones están más cerca cuando las esperanzas del pueblo de Dios están casi perdidas. La liberación del pueblo de Dios de manos de Egipto y Babilonia, sucedieron así. (Ex.2:23 y Ez.37:11) En nuestro propio caso particular, quizás las bendiciones hayan sido atrasadas porque no estábamos aptos para recibirlas. De todos modos, nunca las merecemos. Las bendiciones siempre son el fruto de la pura gracia divina. Por lo tanto, siempre tenemos buenas razones para esperarlas con paciencia y con un corazón agradecido.

6 - No cuestione o juzgue los caminos de la providencia

Hay cosas difíciles de entender tanto en la Palabra como en la providencia de Dios. No debemos usar la sabiduría y el razonamiento terrenales al considerar la obra de Dios. 

El salmista intentó interpretar atrevidamente los caminos de la providencia y entonces dijo: “Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí.” (Sal.73:16) 
Job fue culpable de lo mismo. (Job 42:3) Entiendo que no hay nada en la Palabra o en las obras de Dios que se oponga al sano razonamiento, pero hay algunas cosas las cuales están por encima del razonamiento humano. 
Por ejemplo, el razonamiento humano no puede ver cómo es que puede venir un bien del mal, y somos tentados a desconfiar de la providencia. Por lo tanto tenga cuidado de no depender tanto de sus propios razonamientos y entendimiento. 
Nada parece más natural que juzgar las cosas por las normas humanas, pero no hay nada más peligroso.

miércoles, 24 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA – JOHN FLAVEL

 

CAPÍTULO 4: CÓMO DEBEMOS PENSAR ACERCA DE LAS PROVIDENCIAS ESPECIALES DE DIOS – Parte 1

1- Piense profunda y largamente tanto como pueda, acerca de las providencias de Dios.

El salmista dijo: “Me acordaré de las obras de Jehová; Sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas. Meditaré en tus obras, y hablaré de tus hechos.” (Sal.77:11-12) Mientras recuerde desde el principio hasta ahora lo que Dios ha sido para usted y lo que ha hecho por usted, su corazón se ablandará antes de que pueda llegar al final de su pensamiento. De no ser así su corazón está endurecido. No hay otra historia tan placentera en todo el mundo como la historia de su vida.

Siga viendo la manera en que Dios le ha guiado hasta que lo entienda mejor. El siervo de Elías siguió mirando al cielo hasta que vio la pequeña nube que pronto cubrió todo el panorama. Así, a primera vista puede que usted no vea gran cosa en algunas providencias, pero después de mirar “siete veces”, verá que su gloria se incrementa cada vez más. Hay que considerar muchas cosas antes de juzgar el valor de un solo acto de la providencia divina. Reflexione -por ejemplo- en el tiempo en que ocurre el evento, la naturaleza personal de un acontecimiento particular, la manera en que un acto de misericordia conduce a otro y además, los medios improbables usados por la providencia. Sobre todas las cosas, debemos pensar acerca del propósito de la providencia, en todo lo que acontece en nuestras vidas. “Y sabemos que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien, es a saber, a los que conforme al propósito son llamados.” (Romanos 8:28)

Finalmente, la providencia está estrechamente relacionada con la oración. Cuando Dios nos guía a pedirle algo en oración y nos contesta, es como si la providencia estuviera guiada por nuestras oraciones.

2- Piense en cómo la Palabra de Dios es cumplida por la providencia

Josué pudo decir al pueblo de Israel: “No se ha perdido una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros...” (Josué 23:14) Esta es la verdad respecto a todo el pueblo de Dios. Si estamos inquietos acerca de lo que nos está pasado, deberíamos ver lo que la Palabra de Dios dice sobre estas cosas, y muy pronto nuestras mentes encontrarían descanso. El salmista encontró esta misma verdad cuando fue al santuario de Dios y escribió: “Comprendí la postrimería de ellos.” (Salmo 73:17)

Es para nuestro propio beneficio apegarnos a las reglas y normas de la Escritura. Cuando lo hacemos, los eventos de la providencia nos muestran en donde nos desviamos. Igual como cuando David pecó tan horriblemente y la providencia divina le mostró su error. (2 Sam.12:11,12) La Palabra de Dios nos dice que es mejor confiar en Dios que confiar en el hombre. Efectivamente, la Escritura maldice a cualquiera que pone su confianza en el hombre y no en Dios. (Salmo 118:8; Jeremías 17:5) ¡Cuán grandes son las promesas divinas de que la providencia cuidará a los piadosos! Nos dicen que no hay ningún hombre que haya dejado su casa o sus posesiones por causa del Evangelio, que perdiera cosa alguna. (Marcos 10:29,30) El apóstol Pablo es un ejemplo de uno que dejó todo para seguir a Cristo. Pablo habla de sí mismo como: “no teniendo nada, mas poseyéndolo todo”. (2 Cor. 6:10) Desde aquel entonces hasta el día de hoy, muchos millares han encontrado que al obedecer y confiar en las promesas de Dios han sido suplidos con más de lo que tenían antes.

La Palabra de Dios declara que en cualquier condición en que se encuentren los creyentes, Dios nunca les desamparará ni los dejará. (Hebreos 13:5) Estará con ellos aún en la angustia. (Salmo 91:15) Pregúntese a sí mismo: ¿Dios me ha dejado bajo la presión de mis cargas? Puede que se haya sentido como David cuando dijo: “Al fin seré muerto algún día por la mano de Saúl...” (1 Samuel 27:1) Pero igual como él, usted ha sido librado de sus problemas y las promesas de Dios se han cumplido al pie de la letra. Leemos que la Palabra de Dios es el único apoyo y alivio en el día oscuro de la aflicción (Salmo 119:50,92) y que para este propósito fue escrita la Palabra. (Rom.15:4) ¿No ha sido confirmada esta verdad por miles de experiencias? Si la providencia le ha mostrado tales promesas y le ha asegurado que el Señor le ama, entonces ¡el peso de sus cargas es menos que antes! También la providencia confirma la Palabra que dice que la única manera de incrementar nuestras posesiones es por medio de dar alegremente a otros como al Señor. (Proverbios 11:24,25; 19:17)  La mejor manera para gozar de la paz y la tranquilidad mental consiste de obedecer la Palabra escrita y encomendarnos en todo lo que le concierne al Señor. (Salmo 37:5-7; Proverbios 16:3) No estoy diciendo que los creyentes nunca estarán afligidos. Tampoco afirmo que Dios siempre castiga cada pecado de inmediato. (Si lo hiciera así, ¿Quién podría mantenerse? Salmo 130:3) Pero lo que afirmo es esto: Cuando Dios disciplina a sus hijos lo hace en su misericordia. Por medio de tales providencias, tanto las amenazas como las promesas de la Palabra de Dios son cumplidas.

3- Asegúrese de ver a Dios como Aquel que causa y dirige todos los eventos de la providencia

Dios es “el Padre de misericordia y el Dios de toda consolación.” (2 Cor.1:3) Y “vuestro padre celestial sabe que de todas esas cosas habéis menester.” (Mat.6:32) Usted solo tiene que decirle lo que necesita para estar libre de la ansiedad. (Fil.4:6) Observe la sabiduría de la libre gracia de Dios, la cual es el medio a través del cual las misericordias divinas le llegan. Todas ellas le llegan por medio de la sangre de Cristo y del pacto de la gracia. (1 Cor.3:22-23)

Nunca olvide que Dios es soberano. Dios es un ser mucho más grande que usted, el Todopoderoso quien hace según le place. (Sal. 115:3) Hace unos cuantos años usted ni siquiera existía. Cuando a Él le plació traerle a usted al mundo, usted no tuvo nada que ver en cuanto al lugar o la condición en la cual habría de nacer. 

Debemos ver también a Dios en las providencias tristes. Vea la gracia y la bondad de Dios en todos los acontecimientos tristes. Aún en los momentos más oscuros podemos ver dos clases de la bondades de Dios: 

  • Primero: misericordia en no acabar con el mundo.
  • Segundo: misericordia en preservar a su pueblo para el mundo venidero. Entonces vea la sabiduría de Dios en todas sus aflicciones. La duración y la cantidad del sufrimiento son tales que no lo dejan a usted desamparado. Vea estas cosas y hágase la pregunta que Dios hizo a Jonás: “¿Te enojas tanto por la calabacera?” (Jon. 4:9) La fidelidad del Señor significa que no fallará en disciplinar cuando fuera necesario, ni desamparará a su pueblo mientras que la aplica. (1 Ped. 1:6 y 2 Cor.4:9) 
¿No puede ver usted más en Dios, que en cualquier persona o cosa que hubiera perdido? Él es la Roca de la eternidad, “El mismo ayer, hoy y por los siglos.” (Heb.13:8) Podría ser que dos o tres días hayan efectuado un cambio triste en sus circunstancias; pero Dios es todavía el mismo de siempre, el tiempo no hace ningún cambio en Él. “Se seca la hierba, se marchita la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.” (Isa. 40:8)

martes, 23 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA - John Flavel

CAPÍTULO 3: POR QUÉ DEBEMOS PENSAR PROFUNDAMENTE ACERCA DE LA PROVIDENCIA ESPECIAL DE DIOS

Habiendo visto cómo Dios cuida a su pueblo mediante una providencia especial, ahora encontramos que Él nos manda pensar seriamente acerca de sus hechos, especialmente en tiempos difíciles. 

Hacerlo fortalecerá nuestra fe. (Mat.6:28) No hacerlo desagradaría a Dios. (Sal.28:4-5)

 Si uno no se fija correctamente en la providencia de Dios, ninguna alabanza podría ser dada a Dios por ello. En el Salmo 107 nos habla del cuidado providencial de Dios para con su pueblo en tiempos de problemas (vers.4-7); o presos por sus pecados (vers.10-14); enfermos a causa de sus transgresiones (vers.17-20); marineros en medio de tormentoso mar (vers.23-30); hombres hambrientos en la sequía (vers.33-40). Los hombres son llamados a alabar a Dios por su providencia en cada uno de estos casos. En el versículo 43 el salmista dice: “¿Quién es sabio y guardará estas cosas y entenderá las misericordias de Jehová?”

Por la observación de estos hechos nuestra fe será fortalecida. David fue animado por los hechos de la providencia en el pasado para seguir adelante a más victorias en el futuro. “Jehová que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, Él también me librará de las manos de este filisteo.” (1 Sam.17:37) Pablo habla en la misma manera: “Dios... El cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará de tan grande muerte.” (2 Cor.1:10) Los discípulos fueron regañados por Cristo porque no recordaron ni entendieron los milagros de alimentación a las multitudes con unos cuantos peces y panes. (Mat.16:9-10)

lunes, 22 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA - John Flavel

CÓMO DIOS OBRA PROVIDENCIALMENTE EN NUESTRAS VIDAS
Capítulo 2
- parte 3

La providencia nos guarda del mal

La providencia nos guarda de los feroces ataques que Satanás hace a nuestras almas. Dios ha prometido que “Dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” (1 Cor.10:13) En un mundo de pecado, la providencia de Dios detiene el mal de la pecaminosa naturaleza humana a fin de que no se desborde como una enorme inundación. Cuando los hombres de Sodoma estaban llenos de malos deseos afuera de la casa de Lot, fueron repentinamente cegados e impedidos por la providencia. (Gen. 19:11) Abigail fue movida a salir para recibir a David justo a tiempo para detenerlo de matar a su esposo Nabal y a sus hombres. (1 Sam.25:34) Cuando el rey bueno Josafat quería hacer amistad con el rey malo Ocozías, Dios le detuvo de hacerlo destruyendo sus naves. (2 Cron.20:35-37)

Piense seriamente por un momento. Su naturaleza pecaminosa lo ha arrastrado hacia el pecado y sin embargo la providencia le ha guardado de caer. Como el apóstol lo dice: “Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.” (Stg.1:14) Se encontraron a sí mismos como plumas en el viento de la tentación. Igual como el salmista, casi se deslizaron sus pies; por poco resbalaron sus pasos. (Sal.73:2) Cuán triste habría sido si el Señor no le hubiera rescatado tan misericordiosamente de tantas tentaciones. Le digo que son innumerables las misericordias de Dios que usted ha experimentado en tales actos de Su providencia. Entonces, sea agradecido y no piense que el hecho de haber escapado del pecado ha sido por accidente ni tampoco debido a su propia sabiduría y vigilancia. “Conservaos en el amor de Dios.” (Jud. 21) “Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón.” (Prov. 4:23)

La providencia nos guarda de la enfermedad y el peligro

Hay muchos peligros rondándonos en este mundo. En 2 Corintios 11:23-27, el apóstol Pablo nos dice cuántas veces estuvo en peligro y cercano a la muerte. La providencia nos mantiene vivos, aunque a menudo estemos enfermos. El ojo es una pequeña parte del cuerpo, pero hay muchas enfermedades que lo pueden afectar. No obstante el Creador nos ha dado varias defensas naturales, incluyendo el párpado para protegerlo. David oró: “Guárdame como la niña de tus ojos.” (Sal.17:8)

Muchas personas que viajan en alta mar han visto las obras maravillosas de la providencia. El salmista habló de ellas en el Salmo 107:23-30. Aquellos que han pasado muchos años como marineros han estado en medio de grandes peligros y cercanos a la eternidad todos los días. Tienen motivos para alabar al Señor por su bondad y sus maravillosas obras para con los hombres.

La historia nos da innumerables ejemplos de vidas preservadas por la misericordia de Dios y creo que la mayoría de nosotros podríamos hablar de tales providencias en nuestra propia experiencia. Considere lo que usted debe a la providencia por haberle protegido hasta el día de hoy. Piense en cómo todas las partes de su cuerpo han sido cariñosamente protegidas de los daños, aun cuando fueron usados antes de su conversión para cumplir propósitos pecaminosos. ¡Cuán grandes han sido la misericordia y la paciencia divina para con ustedes!

¿Por qué ha obrado la providencia este tierno cuidado hacia usted? Con el fin de que usted usara su cuerpo en el servicio de Dios. Si usted es un creyente, su cuerpo es una parte de lo que Cristo compró; actualmente está bajo el cuidado de los ángeles y participará de la gloria y de la felicidad del mundo venidero. (1 Cor. 6:20; Heb.1:14; Fil. 3:21) Por lo tanto ¡Cuán razonable es que nuestros cuerpos sean usados y aun gozosamente desgastados en el servicio de Dios!

La providencia de Dios nos ayuda a ser más santos

Se le dijo al pueblo de Dios que ellos deberían estar “muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.” (Rom. 6:11) El Espíritu Santo quien vive en nosotros nos ha dado el deseo de mortificar el pecado en nuestros cuerpos, y nos ayuda para hacerlo. La sabiduría de Dios por medio de la providencia obra con el Espíritu para producir el mismo efecto.

Pablo se quejaba de “la ley del pecado que está en mis miembros” (Rom. 7:23), y cada creyente descubre tristemente que cada día es así. Pero el Espíritu en el creyente resiste estas tendencias pecaminosas desde dentro y la providencia obstaculiza nuestro camino por fuera para guardarnos del pecado. (Oseas 2:6 y 2 Cor.12:7) A menudo Dios deja que caigamos en problemas tales como la enfermedad o alguna otra cosa a fin de que veamos y sintamos el poder del pecado que mora en nosotros y seamos traídos nuevamente a Él. El salmista dijo: “Antes que fuera yo afligido, descarriado andaba; mas ahora guardo tu palabra.” (Sal.119:67) Algunas veces los afectos del pueblo de Dios son puestos en las cosas buenas de este mundo. El corazón de Ezequías fue puesto en sus tesoros y después de mostrarlos orgullosamente a los hombres de Babilonia, el profeta Isaías le dijo que pronto se perderían. (Isa.39) El buen rey David amaba a su hermoso pero necio hijo Absalón con un amor demasiado grande. Dios usó la repentina y cruel muerte de Absalón para mostrarle a David su error. (2 Samuel capítulos 15-19)

El pecado que todavía permanece en nosotros se manifiesta como orgullo. Cuando somos honrados, el orgullo de nuestros corazones crece de tal manera que un buen hombre ha dicho: “El que me alaba, me hiere.” También nuestros corazones pecaminosos nos dan grandes esperanzas de felicidad y contentamiento en las cosas de este mundo. Igual como Job decimos: “En mi nido moriré, y como arena multiplicaré mis días.” (Job 29:18) Cuán pronto tales esperanzas llegan a su fin repentinamente por la acción de la providencia divina. Los mejores hombres dependen de las cosas que les son dadas para su confort en lugar de depender de Dios mismo. Así los hijos de Israel dependieron de Egipto pero Dios hizo que Egipto les fallara y los hiriera. (Eze.29:6-8) A veces Dios permite que un miembro querido de nuestra familia muera. En esta manera, Dios vuelve el amor de nuestros corazones para que descansen solamente en Él.

Entonces, para concluir este capítulo les pido que consideren con asombro los sorprendentes tratos de Dios para con nosotros. Mis pensamientos sobre este punto son resumidos por David en el Salmo 144:3 “Oh Jehová, ¿Qué es el hombre para que en él pienses, o el hijo del hombre para que lo estimes?” Salomón pensó de la grandeza de Dios y dijo: “Los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerlo.” (2 Cron.2:6) El profeta Isaías declaró que: “Las naciones le son como la gota de agua que cae en el cubo, como menudo polvo en las balanzas le son estimadas... como nada son todas las naciones delante de Él.” (Isa.40:15 y 17) Cada hombre es tan pecaminoso y tan indigno, aún en su mejor condición, que su vida es un show vano y sus años son como nada ante los ojos de Dios.

¡Cuán maravilloso es, que este gran Dios piense en nosotros y obre a favor de nosotros en todas sus providencias! No nos necesita sino que es completamente feliz en Sí Mismo sin nosotros. No le podemos añadir nada. Él nos escogió gratuitamente por su gracia y su amor eterno, para ser su querido pueblo. Si David pudo decir en el Salmo 8:3-4: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos; la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?” Cuánto más podemos decir nosotros: “cuando consideramos a Su Hijo, a Su Único Hijo amado, Quién es grande y bueno más allá de nuestros mejores pensamientos, Señor, ¿Qué es el hombre, para que tal Cristo muriera por él?”

Sus misericordias son “nuevas cada mañana”. (vea Sal.145:9 y Lam.3:23). La providencia es como una fuente de la cual fluyen todas las bondades de Dios, en relación con las cosas de esta vida y la vida venidera, en forma pública y privada, en eventos ordinarios y extraordinarios, demasiado numerosos para contarlos. En todo lo que sucede a los creyentes, los ángeles nos están cuidando. (Heb.1:14)

sábado, 20 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA - John Flavel

 
CÓMO DIOS OBRA PROVIDENCIALMENTE EN NUESTRAS VIDAS

Capítulo 2 - parte 2

La providencia obra en nuestra vocación en esta vida

La providencia tiene su mirada puesta en nuestro bienestar, tanto en este mundo como en el mundo por venir. Vivir en la flojera no es vivir honestamente, como la Escritura claramente dice en 1 Tes.4:11-12. No es una misericordia pequeña poseer un trabajo honesto y lícito. En ocasiones Dios llama a hombres para su servicio mientras están laborando en su vocación ordinaria. Amós y David eran pastores cuando Dios le hizo a uno profeta y al otro rey. (Amós 7:14-15 y Sal. 78:70 y 71) Pedro y Andrés eran pescadores cuando Cristo les llamó para ser “pescadores de hombres”. (Mat. 4:18-19)

Algunas personas se quejan de que su trabajo es demasiado difícil y que les quita mucho tiempo. Yo contesto que la sabiduría de la providencia vio de antemano que este sería el empleo más adecuado y correcto en el cual usted pudiera servir a Dios. Si tuviera más descanso y tranquilidad, podría tener más tentaciones y quizás su salud no sería tan buena. “Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia.” (Ecle.5:12) Si tiene deseos espirituales, usted puede disfrutar de la presencia de Dios aún en su trabajo y tendrá un tiempo libre durante el día cuando pueda orar y pensar en su Palabra.

Si usted es creyente, Dios le ha prometido que nunca le dejará. (Heb. 13:5) La providencia ha ordenado aquella posición en este mundo, que es lo mejor para su bien eterno. Se nos manda estar contentos con lo que tenemos, aunque pueda ser que no tengamos más que la ropa y la comida necesaria. (1 Tim. 6:8)

El mandamiento dado a Adán en Génesis 3:19 es también para nosotros hoy en día. Debemos trabajar con todas nuestras fuerzas, en cualquier cosa que hagamos. Debemos tener cuidado de no descuidar nuestra relación con Dios por el deseo de enriquecernos. “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas.” (1 Tim. 6:9) Es Dios quien da el poder para obtener las riquezas. (Deut.8:18) No acepte ningún trabajo sobre el cual no pueda orar y pedir la bendición de Dios. (Sal.37:4-5) Esté satisfecho con la posición y el trabajo en los cuales la providencia lo ha colocado. La providencia es más sabia que usted y ha planeado todas las cosas para su bienestar eterno. Usted puede estar seguro de ello.

La providencia en nuestra vida familiar

La providencia desempeña un papel especial en encontrar a nuestra pareja, y posteriormente en concedernos hijos. Esto se ve claramente en el caso de Abraham buscando una esposa para Isaac (Gen.24); en el don del niño Samuel concedido a Ana (1 Sam.1:20); en el nacimiento de Juan el bautista, hijo de Zacarías y Elizabeth. (Luc.1:13-14) Hay mucho de la providencia que se manifiesta al proveernos una pareja adecuada resultando en un matrimonio tranquilo y feliz. Esto es especialmente destacado cuando uno de los dos es el medio para traer el bienestar espiritual y eterno al otro. “Porque ¿Qué sabes tú, oh mujer, si quizás harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizás harás salva a tu mujer?” (1 Cor. 7:16) Cuando la pareja es creyente, cuán maravillosa fue la providencia que los condujo a una relación tan cercana, el uno con el otro en la tierra, y a la esperanza de la salvación eterna en el cielo.

Gran número de hombres y mujeres no pueden disfrutar de estas buenas cosas. Si estas bendiciones le han sido concedidas a usted, no deje de agradecer a Dios y de vivir una vida que le alabe a Él. El Señor espera recibir la alabanza cuando usted tenga confort. Pronto la muerte desintegrará la familia; entonces, viva de tal manera que el día de la separación sea dulce.

Beneficios providenciales para nuestras familias

Usted sabe de las promesas de Dios para con su pueblo: “Los leoncillos necesitan y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová, no tendrán falta de ningún bien.” (Sal.34:10) Seguramente “Ha dado alimento a los que le temen; para siempre se acordará de su pacto.” (Sal.111:5). Las misericordias de Dios “nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.”(Lam.3:23) Jacob le llamó “El Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día.” (Gen. 48:15)

Le pido que se fije en el camino de la providencia para con usted desde el primer día hasta ahora para que pueda ver cuán bueno ha sido Dios para usted. A veces Dios bendice secretamente un poco y hace que sea suficiente para nosotros y nuestras familias. Así ocurrió con Elías el profeta. (1 Rey.17:8-16) Muchas otras personas en tiempos más recientes han encontrado que Dios les manda dinero o comida justo cuando más lo necesitan. La sabiduría de la providencia se manifiesta al suplir nuestras verdaderas necesidades, y no otorgándonos cada cosa que deseamos. “Mi Dios pues suplirá todo lo que os falta.” (Fil.4:19) La sabiduría de la providencia se ve también por la forma en que estas necesidades son suplidas. No se nos dan al instante todas las cosas que necesitamos. Tenemos que orar y creer a fin de que la bondad de Dios sea manifiesta más claramente cuando estas necesidades son suplidas.

Déjeme pedirle nuevamente que no se olvide del cuidado y la ternura de la providencia, las cuales usted ha experimentado en tantas y distintas maneras. ¡No desconfíe de la providencia para el futuro! Esto es lo que los hijos de Israel hicieron. Ellos dijeron: “He aquí ha herido la peña, y brotaron aguas, y torrentes inundaron la tierra; ¿Podrá dar también pan? ¿Dispondrá carne para su pueblo?” (Sal.78:20) ¡Cuánta incredulidad aún después de haber visto el poder de Dios obrando a favor de ellos en tantas maravillosas maneras! Entonces, esté contento con la posición en la cual la providencia le ha colocado. Y si sobrevienen problemas, ore a Dios en su tiempo de necesidad y Él no lo olvidará. (Isa.41:17 y Fil.4:6) Las aves del cielo no saben dónde encontrarán su próximo alimento, pero Dios provee para ellas. (Mat.6:26) Recuerde su relación con Cristo y sus promesas para usted, y estará satisfecho con lo que tiene.

jueves, 18 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA - John Flavel

 

CÓMO DIOS OBRA PROVIDENCIALMENTE EN NUESTRAS VIDAS

Capítulo 2-parte 1

La providencia en nuestro nacimiento

David alabó las obras maravillosas de Dios cuando pensó en la manera en que Dios le formó y conoció cada detalle de su pequeño cuerpo, aún antes de que naciera. (Sal.139:13-16) Pero el cuerpo es solo el exterior de la persona. Dios también hizo a los seres humanos con la capacidad de amar y pensar, y en este sentido y otros, somos hechos a la semejanza de Dios. Fíjese qué tan bien ha obrado la providencia en los primeros días de su vida en este mundo, le ha conducido a través de muchos peligros, hasta llegar al lugar que Dios se propuso para usted.

La providencia en el tiempo y el lugar de nuestro nacimiento

Dios ordenó el tiempo y el lugar donde usted nació. No todos los países son igualmente placenteros para vivir y aquellos que viven en un lugar donde Dios es adorado verdaderamente y las buenas noticias de salvación por su Hijo Jesucristo son anunciadas abiertamente, han sido favorecidos en forma especial por la providencia.

La bondad de la providencia se ve en aquellos cuyos padres fueron creyentes. Sus oraciones, sus enseñanzas y su ejemplo les estimularon a buscar el conocimiento de Dios y la vida eterna. Pero aún en aquellos cuyos padres no fueron creyentes, se ve la providencia especial manifestada en darles el deseo de conocer a Dios cuando todos en su derredor no tuvieron tal deseo y se opusieron a Dios y a sus caminos.

La providencia en nuestro nuevo nacimiento

La providencia se ve más claramente en la forma en que Dios hace volver a los hombres y mujeres de su forma de pensar, y les da un conocimiento real de Él mismo. Este es el mayor beneficio que uno jamás pudiera recibir de la providencia; y le gustará pensar y hablar sobre ello. La experiencia de Jacob en Bethel fue siempre muy dulce en sus pensamientos. (Gen.28:10-22) Otros creyentes también han tenido su “Bethel”, su lugar donde Dios impresionó profundamente sus corazones, el cual nunca olvidarán.

La extraña y maravillosa manera en que la providencia obra trayendo personas al conocimiento de Dios se ve en muchos ejemplos de la Biblia. Una niña que fue llevada en cautiverio de la tierra de Israel fue dada como sierva a la esposa de Naamán quien era capitán del ejército del rey de Siria. Esta muchacha habló a su ama del poder de Dios manifestado por medio del profeta Eliseo, y así Naamán fue curado de su lepra. (2 Rey. 5:3)

Cristo tuvo que pasar por Samaria y al mediodía descansó en el pozo de Jacob. Un gran número de buenas providencias resultaron de ese acontecimiento “ordinario”. Primero la mujer samaritana fue convertida y después muchas otras personas de aquella ciudad. (Jn.4:4-42)

Felipe se acercó al carro del eunuco justo en el momento cuando estaba preparado para recibir la primera luz del conocimiento de Cristo, pues se encontraba leyendo el libro del profeta Isaías. (Hech. 8:26-35) Desde los tiempos antiguos la providencia ha usado muchas y distintas maneras para llevar a los hombres a Cristo.

Una página de un buen libro que fue utilizada para envolver una compra del mercado fue el medio usado para convertir a un predicador en Gales. La lectura de un buen libro a menudo ha sido el medio para traer a personas a Cristo. En ocasiones los predicadores estimulados por un motivo u otro han cambiado su sermón a última hora, y algunos de sus oyentes han sido traídos al conocimiento del Salvador. Algunos carceleros han sido convertidos por medio de las palabras de hombres buenos encarcelados, como por ejemplo el carcelero de Filipos en los tiempos de Pablo. (Hechos 16:25-31)

Hombres malvados han asistido a escuchar a un predicador con el fin de burlarse y causar problemas, pero Dios intervino convenciéndoles de sus pecados y conduciéndolos a buscar el perdón. Conocí a un joven que vino a Inglaterra en un barco procedente de los Estados Unidos. El joven trató de suicidarse y estaba muy cerca de morir. Lo vi en la mañana, después de su intento de quitarse la vida y le hablé de la necesidad de arrepentirse y creer en Cristo para recibir la vida eterna. El joven invocó a Dios pidiéndole que obrara este cambio en su alma. Me fui sin la esperanza de volver a verlo en este mundo, pero lo encontré aún vivo por la tarde. Me dijo que el Señor le había ayudado a arrepentirse de sus pecados, pero que algo le mantenía todavía inquieto. Me preguntó si sería eficaz la sangre de Cristo para él puesto que al intentar suicidarse había derramado su propia sangre. Le contesté que Cristo derramó su sangre aún por algunos de los que con manos inicuas derramaron la sangre de Cristo, algo peor de lo que él había hecho. Entonces me dijo, “Iré a Cristo para que haga conmigo lo que quiera”. La siguiente mañana, ante la sorpresa de todos, estuvo bastante mejor y más tarde se recuperó completamente. Por fin regresó a los Estados Unidos y un amigo me escribió que Dios había realizado una obra grande en él. ¡Cuán extraños son los caminos de la providencia al guiar a los hombres a Cristo!

Tal como la providencia ordena extrañamente los eventos cuando despierta las almas, así también esta obra continúa hasta que las almas son completamente salvadas. Yo recuerdo la historia de un hombre que fue convertido de su mala manera de vivir y de sus malas compañías. Pero pasado algún tiempo fue tentado a regresar al camino del mal. La providencia le condujo a ver su condición, trayendo a su mente el Proverbio 1:24-26. Estaba muy inquieto pensando que su pecado no podría ser perdonado. Pero Dios le enseñó en la Escritura Lucas 17:4 y esto le produjo una paz firme en su mente y en su corazón. Había una buena mujer que sentía que Dios le había dejado. Poco después se encontró en un estado de desesperación tan profunda que rehusaba todo consuelo. Un día un ministro del evangelio fue a verla. Ella tomó un vaso de la mesa y dijo: “Estoy tan segura de ser condenada, como es seguro que este vaso se quebrará al dejarlo caer.” Ella arrojó el vaso hacia el suelo con toda su fuerza, pero ante la sorpresa de ambos, el vaso no se quebró. El ministro le mostró que esto era la obra de la providencia y desde ese entonces su estado mental se mejoró grandemente.

Ahora, ¿Está usted tan agradecido como debería de estarlo por esto, el favor más grande de todos, es a saber su nuevo nacimiento? Hay muchas clases de misericordias dadas a los hombres por la mano de la providencia, pero ninguna como ésta. Piense cómo la providencia tenía un propósito para su bienestar eterno cuando usted ni siquiera lo entendía. Los pensamientos de Dios no son los nuestros, pero como el cielo es más alto que la tierra, así sus caminos son más altos que los nuestros, y sus pensamientos más altos que los nuestros. (Isa.55:8-9) Zaqueo no tenía ninguna idea de lo que le pasaría cuando subió al árbol para ver pasar a Cristo por el camino. Cuán cariñoso fue el propósito que Cristo tenía para él. Cristo fue a la casa de Zaqueo convirtiéndose no solo en su invitado, sino también en su Salvador. (Luc.19:2-10) Cuán poco pensó usted en el propósito de la providencia cuando usted acudió por una razón u otra a escuchar la predicación de la palabra de Dios. Esto le trajo a usted el mensaje de la salvación. Muchas cosas buenas llegan a los hombres por la mano de la providencia, pero no hay nada que se compare con este bien espiritual (el nuevo nacimiento). Este bien especial procede del amor especial de Dios y es concedido solo a los escogidos de Dios. (1 Tes.1:4-5) Así la salvación fue hecha absolutamente segura. Mientras que usted ve hacia atrás al tiempo cuando fue escogido por Dios antes de la fundación del mundo, también puede ver hacia adelante cuando su salvación será completa. Este bien espiritual es eterno; todavía quedará aun cuando padre, madre, familia, posesiones, salud y la misma vida se hayan ido.

miércoles, 17 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA - John Flavel

 

EL CUIDADO ESPECIAL DE DIOS PARA SU PUEBLO

CAPITULO 1 - parte 3

Si todas estas cosas son meros accidentes ¿Cómo es que concuerdan tan exactamente con las Escrituras en todos los detalles?

¿Suspende Dios milagrosamente el poder de las causas naturales? Esto no es ningún accidente, sino que es conforme a la Palabra: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en tú.” (Isa.43:2) ¿Obran las causas naturales para el beneficio del pueblo de Dios? Esto está de acuerdo con la Escritura: “Todo es vuestro... y vosotros de Cristo.” (1 Cor.3:21-23)

Cuando la providencia guarda a los hombres buenos de caer en el mal, o detiene a los malos de hacer el mal, la verdad y la certeza de las siguientes escrituras quedan verdaderamente manifiestas: “el hombre no es el señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.” (Jer.10:23) “El corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos.” (Prov.16:9)

Cuando las cosas malas que los hombres han hecho, se vuelven en su contra, entonces se manifiesta la verdad del Salmo 9:16 “En la obra de sus manos fue enlazado el malo.” Ciro, cabeza del imperio persa, dejó libre al pueblo de Dios porque la Escritura decía que debía hacerlo, aunque fue en contra de sus propios intereses (Isa.45:13). Toda la gente en el mundo siempre cumple los propósitos de Dios, aún cuando no quieran hacerlo.

Si todas estas cosas suceden por casualidad, ¿Cómo es que ocurren exactamente en el tiempo oportuno?

El Antiguo Testamento está lleno de ejemplos de tales sucesos. A Agar le fue dicho del pozo de agua cuando pensaba que su hijo Ismael iba a morir de sed. (Gen.21:16 y 19) El ángel llamó a Abraham y le mostró un carnero para el holocausto justamente cuando estaba a punto de matar a su hijo Isaac. (Gen.22:10-14) Al rey Saúl le fue dicho: “los filisteos han hecho una invasión al país” justamente cuando estaba a punto de prender a David y matarlo. (1 Sam.23:27) 

Noticias de un ataque de otra dirección provocaron al ejército asirio su retiro de Jerusalén, justamente cuando se aprestaban a avanzar contra la ciudad. (Isa.37:7-8) Cuando el complot de Amán contra los judíos estaba listo para ponerse en acción, “aquella noche se le fue el sueño al rey.” (Est.6:1) Muchas cosas similares que ocurrieron al pueblo de Dios en años posteriores, pudieran ser citadas como más evidencias, de la manera muy exacta en que la providencia obró a favor de ellos.

Si estas cosas son meramente accidentales, entonces ¿Cómo es que suceden en relación con las oraciones de los creyentes quienes saben que han recibido respuestas muy claras a las peticiones particulares que han hecho? (1 Jn.5:15)

El siervo de Abraham oró por encontrar una esposa para Isaac. Su oración fue contestada exactamente en conformidad con las palabras que él usó. (Gen.24:14 y 46) Los hijos de Israel clamaron al Señor cuando faraón y los egipcios los perseguían, y el mar Rojo se dividió enfrente de ellos. (Ex. 14:10) El rey Asa se enfrentó con un numeroso ejército mucho más grande que el suyo y clamó al Señor su Dios. Él dijo: “Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas. Ayúdanos, Oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos y en tu nombre venimos contra este ejército.” (2 Crón.14:11) Cuando Pedro fue encarcelado, la Iglesia oró de día y de noche por él. Vea cómo sus oraciones fueron contestadas en Hechos 12:1-12.

¿Quién puede decir que las providencias de Dios no enseñan que Él es un Dios que escucha y contesta las oraciones? “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con Él.” (2 Crón.16:9).

martes, 16 de abril de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA - John Flavel 1677 en Inglaterra

 

EL CUIDADO ESPECIAL DE DIOS PARA SU PUEBLO

CAPITULO 1- parte 2

 Si todas las cosas son gobernadas por causas naturales ¿Cómo es que los hombres fueron convertidos del mal camino en el cual corrían a toda velocidad?

Pablo iba camino a Damasco para matar a los creyentes cuando de repente fue tumbado por una luz del cielo. Fue convertido de su mal propósito y posteriormente hecho apóstol de Jesucristo (Hech.9:1-18). Más tarde, los judíos planeaban matarlo cuando fuera llevado prisionero de Cesarea a Jerusalén. El gobernante Festo (aunque no sabía del complot) decidió juzgar a Pablo en Cesarea y no en Jerusalén, así deshizo sus planes (Hech. 25:1-4).

Agustín, un líder en el cristianismo de la iglesia primitiva, se dirigía a cierto pueblo para enseñar y un guía le acompañaba para mostrarle el camino. El guía se perdió y sin embargo, llegaron sanos y seguros a su destino por otro camino. Después descubrieron que habían escapado de la muerte a manos de sus enemigos quienes los esperaban en el camino normal. ¿Quién puede dejar de ver el dedo de Dios en estas cosas?

Si no hay una providencia dominante ordenando todas las cosas para el bien de su pueblo, ¿Cómo es que el bien o mal que se les hace en este mundo es retornado a quienes traen el bien o el mal sobre ellos?

Cuando faraón ordenó matar a todos los niños recién nacidos de Israel, las parteras de ellos rehusaron obedecer su mandato. Por esto, Dios las trató bien a ellas (Ex.1:21). Rahab ocultó a los espías enviados a Jericó, y fue salvada cuando toda la gente de la ciudad fue destruida (Jos.6:25). La mujer sunamita fue bondadosa con el profeta Eliseo proporcionándole un cuarto para su hospedaje y Dios la bendijo con un hijo. (2 Rey.4:9-17).

Publio, el principal de la isla de Malta, dio hospedaje a Pablo después del naufragio y el Señor de inmediato le devolvió el pago sanando a su padre de una enfermedad. (Hech.28:7-8) En la misma manera, los males hechos contra el pueblo de Dios han sido devueltos a sus enemigos.

Como ya hemos visto, fue el propósito de faraón destruir a los hijos inocentes del pueblo de Israel. Dios le pagó su mal, matando a todos los primogénitos de Egipto en una sola noche. (Ex.12:29) Amán hizo una gran horca para colgar a Mardoqueo, pero Dios ordenó que Amán y sus diez hijos fueran colgados en ella. (Est.7:10) Ahitofel hizo un complot contra el rey David y dio su consejo para derrocar a David. Este mismo consejo provocó su propia ruina. (2 Sam.17:23).

Después de que el cruel emperador Maximus ordenó la completa abolición de la religión cristiana, fue echado a la cama por una terrible enfermedad como Herodes en los días de los apóstoles (Hech. 12:23).

Algunas veces el pago del mal ha sido muy exacto. Cuando Nabot fue muerto, a Acab le fue dicho: “En el mismo lugar donde lamieron los perros la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, la tuya misma.” Y eso fue exactamente lo que pasó. (1 Rey.21:19 y 22:38) Entonces, Las Escrituras son hechas buenas por la providencia. “El que cava foso caerá en El; y al que revuelve la piedra, sobre él le volverá.” (Prov. 26:27) “Con la misma medida que medís, os volverán a medir.” (Mat. 7:2)