9. EL TIEMPO DE LA TENTACIÓN
EN SEGUNDO LUGAR, el secreto con el que podemos cometer el pecado es utilizado por Satanás para inducirnos a cometerlo.
El tentador insinúa que ese desliz nunca nos traerá vergüenza entre los hombres, porque nadie lo sabrá. Pero pensemos en ello. ¿Acaso Dios no nos contempla? ¿No está su divina presencia en todas partes? ¿Qué más da si podemos ocultar el pecado al mundo, cuando no podemos esconderlo de Dios? Ninguna oscuridad ni sombra de muerte puede ocultarnos de su inspección.
Además ¿acaso no tenemos respeto de nosotros mismos? ¿Acaso podemos hacer aquello que no nos atreveríamos a mostrar a otros? ¿Acaso no es la conciencia como tener un millón de testigos? Incluso un incrédulo pudo decir: "Cuando eres tentado a cometer pecado, témete a ti mismo más que a cualquier otro testigo".
EN TERCER LUGAR, a veces la tentación se ve reforzada por la perspectiva de una ventaja mundana.
Una voz nos dice: "¿Por qué tendrías que ser tan bueno y escrupuloso? Concédete un poco de libertad, y así podrás mejorar tu situación; ahora es tu momento". Esta tentación es peligrosa y debe ser resistida prontamente.
Ceder ante tal tentación producirá más daño a nuestra alma que cualquier bien temporal que podamos obtener. Y ¿qué nos aprovechará ganar el mundo entero si perdemos nuestra alma? ¿Qué cosa puede compararse con nuestro interés espiritual? ¿O qué puede compensarnos del menor de los daños a estos intereses?