Versículo para hoy:
jueves, 15 de agosto de 2019
15 de agosto – AQUÍ NO
Si el mundo los aborrece, tengan presente que antes que a
ustedes, me aborreció a mí. Si fueran del mundo, el mundo los querría como a
los suyos. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre
el mundo. Por eso el mundo los aborrece. Juan 15:18-19.
Sería inútil tratar de
enseñarle astronomía a un caballo como también es una necedad de la misma clase
enseñarle las experiencias espirituales a un hombre inconverso. Pudiera pararme
a predicar de mi Señor hasta la medianoche ante un grupo de hombres inconversos
que al escuchar lo que tengo que decir, dirán: «Pudiera ser cierto». Pero ellos
no son capaces de discernirlo pues es algo que va más allá del aprecio de los
sentidos. Así es la vida espiritual. Amado, puedes reinar sobre el pecado, pero
el pecador no te ve como un rey. Puedes oficiar como sacerdote ante Dios, pero
el hombre impío no percibe tu sacerdocio ni tu adoración. No esperes que lo
haga; perderás tu tiempo si tratas de enseñarle estos misterios, excepto si
entra por la misma puerta por la que tú mismo entraste.
¿Qué hizo el mundo con
Jesucristo enseguida que lo vio? ¿Colocarlo en el trono e inclinarse para
adorar su absoluta perfección? No, no lo hicieron así: «Despreciado y rechazado
por los hombres, varón de dolores, hecho para el sufrimiento» (Isaías 53:3). Su
lugar estaba fuera del campamento, llevar la cruz fue su ocupación, no un solo
día, sino todos los días. Así debes esperar que sea la suerte de la parte de tu
vida que es espiritual y que los hombres verán; en cuanto vean que es una vida
espiritual la tratarán como trataron al Salvador. La despreciarán.
A través de la Biblia en un año: Salmos 1-4
14 de agosto – LAS JOYAS EN SU CORONA
En resumidas cuentas, ¿cuál es nuestra esperanza, alegría o
motivo de orgullo delante de nuestro Señor Jesús para cuando él venga? ¿Quién
más sino ustedes? Sí, ustedes son nuestro orgullo y alegría. 1 Tesalonicenses 2:19-20.
Los tesalonicenses
estaban hundidos en el pecado, y este pobre fabricante de tiendas vino y les
habló de Jesús y de su evangelio. Creyeron a su testimonio y esa creencia
cambió las vidas de los que lo escucharon y los hizo santos, y al ser renovados
se convirtieron en santos perfectos, y allí los encontramos, y Cristo se
glorificó en ellos. ¿No sería algo delicioso que en la eternidad pudieras
contemplar que aquella tarde cuando fuiste a tu clase en la Escuela Dominical
y, con un poco de miedo de no poder decir mucho, hablaste de Jesucristo con
lágrimas en los ojos y una preciosa niña creyó en su poderoso nombre gracias a
tu testimonio? En los años que vendrán esa niña estará entre los que brillan
para la gloria de Cristo por siempre. O quizá visites un asilo y les hables a
algunos de los pobres vagabundos que están allí, o a alguna mujer que haya
pecado, acerca de la historia del amor de tu Señor que derramó su sangre, y uno
de esos corazones rotos entienda la preciosa palabra y venga a Jesús, y
entonces el carácter celestial comenzará a formarse en él, y habrás asegurado
otra joya para la diadema del Redentor. Pienso que admirarás su corona todavía
más porque al ver algunos brillantes que resplandecen en ella, dirás: «Bendito
sea su Nombre para siempre, pues me ayudó a sumergirme en el mar y buscar esa
perla preciosa para él», y ahora adorna su sagrada corona. ¡Ahora, todos
ustedes, hagan lo mismo!
A través de la Biblia en un año: Hebreos 12-13
Suscribirse a:
Entradas (Atom)