Versículo para hoy:
viernes, 17 de abril de 2020
17 de abril - La carga del demonio - Ray Stedman
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Este es uno de los versículos más
asombrosos en la Biblia. Los padres de la iglesia primitiva lo llamaron
el Protevangelium, que significa “la primera predicación del
evangelio”. Es la promesa más clara de la venida del Redentor. Hay varias
características insólitas acerca de este notable versículo que revelan la
mano divina.
Para empezar, anuncia que existirá
una enemistad interminable entre dos clases de la humanidad. Aquí tenemos el
principio de dos divisiones de la humanidad en la que la Biblia divide a la
raza. Su primera manifestación es la enemistad entre Eva y la
serpiente. “Pondré enemistad entre ti y la mujer”, dice Dios. Esto es
comprensible. Podemos ver por qué Eva detestaría a aquel que la había
traicionado por medio de sus mentiras y, como efecto de la caída, que se
volvería más evidente en su propia vida, haciendo que aborreciese
continuamente a aquel que, de una manera tan lista y despiadada, había hecho
que ella fuese por el mal camino. Por otro lado, el enemigo la odiaría sin
duda porque ella era el objeto del amor de Dios y Su mano de protección
estaba alrededor de ella. Pero además, no se trataba sencillamente de una
enemistad entre la mujer y el demonio, sino entre su simiente y la simiente
de la mujer.
De la única manera que se puede
explicar esta profecía es que tiene su cumplimiento en el nacimiento virginal
del Señor Jesús. Este concepto de la simiente de la mujer es único. Es la
simiente del hombre la que es la línea de descendencia, y todas las
genealogías de la Biblia siguen la línea de descendencia por medio del
hombre.
Esto es algo que continúa
actualmente en la mayoría de las sociedades. Incluso hoy en día las familias
normalmente llevan el nombre del hombre. Cuando una pareja se casa,
normalmente es la mujer la que deja de usar su apellido para adoptar el del
marido. Pero aquí se nos dice de una manera muy distintiva que el que debe
herir la cabeza de la serpiente es la simiente de la mujer. Pero en toda la
historia humana solamente hay uno que puede hacer que se cumpla esta
condición, y es Jesús.
De manera que la simiente es
Cristo. He aquí la más asombrosa profecía, que mira a través de los siglos al
día en que Jesús nacería de María: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, y
entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza”. El
cumplimiento de esta promesa, la simiente de la mujer, sería un hombre,
nacido de mujer.
Los que recibieron esta palabra del
Antiguo Testamento no pudieron entender lo que esto significaba, pero ahora
sabemos que se refiere al nacimiento humilde que tuvo lugar en Belén, a los
años de silencio en Nazaret, a la oscuridad en Getsemaní, a la oposición de
Jerusalén, al odio de Judas, de Pilato y de Caifás, a la sangre y la muerte
en la cruz; todo esto representa herir en el talón. Entonces la serpiente fue
herida en la cabeza por la gloria de la resurrección. Toda esta promesa se
cumple claramente en Jesucristo.
Padre, me doy cuenta de la manera
en que Tú has estado llevando a cabo Tu maravilloso plan de la redención
desde el principio. Gracias, Señor, porque conozco a Aquel cuyo talón fue
herido, pero que resucitó con victoria.
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Aplicación a la vida
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¿Cómo explica la Biblia la interminable
enemistad entre las dos divisiones de la humanidad? ¿Ha germinado la Simiente
que nos ha sido dada y que crece en nuestro interior dando fruto?
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