Versículo para hoy:
viernes, 30 de noviembre de 2018
NOVIEMBRE 30
“Y Jehová es el que va delante de ti; Él será contigo, no te dejará ni te
desamparará; no temas ni te intimides”. Deuteronomio 31:8.
En vista de una obra
grande, o de una lucha grande, aquí tenemos un versículo que debiera ayudarnos
a ajustar nuestra armadura. Si Jehová va delante de nosotros, tiene que ser
seguro seguirle. ¿Quién puede oponerse a nuestro progreso si el mismo Señor
está en la vanguardia? ¡Venid, hermanos soldados, avancemos con rapidez! ¿Por
qué tardamos en salir a la victoria?
El Señor no está tan
solamente delante de nosotros; está con nosotros. Arriba, debajo, alrededor y
dentro está el Omnipotente, el Omnipresente. En todo tiempo, aun hasta la
eternidad, estará con nosotros, así como ha estado hasta ahora. ¡Cómo debiera
esto esforzar nuestro brazo! ¡Levantaos intrépidamente, soldados de la cruz,
porque Jehová de los ejércitos es con nosotros!
Puesto que está delante
de nosotros y con nosotros, nunca dejará de ayudarnos. Él no se puede faltar a
sí mismo, y no nos faltará. Él nos seguirá ayudando según nuestra necesidad,
hasta el fin. Como no nos dejará, tampoco nos desamparará. Él siempre tendrá
poder para darnos fuerzas y socorro hasta que los días de lucha hayan
terminado.
No temamos ni nos
intimidemos; porque Jehová de los ejércitos irá con nosotros a la batalla,
recibirá el choque de la lucha y nos dará la victoria.
NOVIEMBRE 29
“El que creyere, no se apresure”. Isaías 28:16.
Se apresurará a guardar
los mandamientos del Señor; pero no se apresurará en ningún sentido impaciente
o impropio.
No se apresurará a huir,
porque no será vencido por el temor que causa pánico. Cuando otros estén
huyendo de acá para allá como si hubieran perdido el juicio, el creyente estará
quieto, tranquilo y circunspecto, y así podrá obrar con sabiduría en la hora de
la prueba.
No se apresurará en sus
esperanzas deseando lo bueno ahora y en el acto, sino que esperará hasta que
Dios quiera. Algunos tienen una prisa impaciente de ver el pájaro en la
mano, porque piensan que la promesa del
Señor es como buitre volando, y que no la alcanzarán. Los creyentes saben
esperar.
No se apresurará a
sumergirse en el mal o en hechos dudosos. La incredulidad tiene que estar
haciendo algo, y así obra su propia ruina; pero la fe no tiene más prisa de la
que puede dar buen éxito, y así no tiene que volver tristemente por el camino
que siguió imprudentemente.
¿Qué hago yo? ¿Estoy
creyendo, y por lo tanto guardando el paso del creyente, que es andar con Dios?
¡Paz, espíritu agitado! ¡Descansa en el Señor y espera en Él! ¡Alma, mira que
así lo hagas inmediatamente!
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