Versículo para hoy:
viernes, 10 de mayo de 2019
10 de mayo – ARMADOS CON VALOR SANTO
Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los
demonios se nos sujetan en tu nombre. Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del
cielo como un rayo. He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y
nada os dañará. Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino
regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. Lucas 10:17-20
(R.V.1960).
En presencia del
hombre, Satanás es grande, fuerte y astuto, pero en presencia del Cristo de
Dios, él se reduce en completa intrascendencia. Él sabe que no puede resistir
siquiera una palabra de los labios de Cristo ni una mirada de sus ojos, así que
dice: «¿Por qué te entrometes, Jesús, Hijo del Dios Altísimo?» (Marcos 5:7). La
pregunta es como si Satanás le suplicara a Cristo que no expusiera su poder,
que no lo tocara sino que lo dejara en paz, como si fuera demasiado
insignificante para que lo notaran. Así son las artimañas de Satanás, él
lloriquea como un perro azotado y se agacha a los pies del gran Maestro y mira
a su rostro y le pide que lo deje solo porque él conoce bien el poder del Hijo
de Dios. Sí, el nombre de Jesús tiene un poder maravilloso sobre todas las
huestes del infierno; así que no nos desconcertemos ni desmayemos ante todos
los ejércitos de Satanás, por contrario, debemos luchar con valor santo, contra
todos los poderes del mal, porque seremos más que vencedores sobre estos por
medio de nuestro Señor Jesucristo.
A través de la Biblia en un año: 2
Corintios 4-6
9 de mayo – GRACIA COMPLETA Y GRATUITA
Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen.
Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el
Justo. 1 Juan 2:1.
El apóstol Juan nos
presenta un testimonio muy claro y enfático de la doctrina del perdón completo
y gratuito del pecado. Él declara que la sangre de Jesucristo, el amado Hijo de
Dios, nos limpia de todo pecado y que si algún hombre peca, tenemos un abogado.
Es evidente que no teme cometer alguna travesura al declarar esta verdad tan
ampliamente. Por el contrario, él hace esta afirmación con la idea de promover
la santidad de sus «queridos hijos». El objetivo de esta valiente declaración
sobre el amor del Padre para con sus hijos pecadores es «para que no pequen».
Esta es una respuesta triunfante a esa objeción terriblemente incierta que tan
a menudo incita a los adversarios del evangelio contra las doctrinas de la
gracia gratuita: que estas llevan a los hombres al libertinaje. No parece que
el apóstol Juan pensara de esta manera porque para que estos «queridos hijos»
no pecaran, él en realidad les declara la misma doctrina que nuestros
adversarios llaman licenciosa. Aquellos hombres que creen que predicar la
gracia de Dios completa, honesta y claramente, llevará a los hombres al pecado,
no saben lo que dicen ni lo que afirman. Los hombres no tienen un argumento
para pecar ni en la naturaleza ni en la gracia de la bondad de Dios.
A través de la Biblia en un año: 2
Corintios 1-3
8 de mayo – NUESTRO SERVICIO RAZONABLE
Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno alegar que tiene fe, si no
tiene obras? ¿Acaso podrá salvarlo esa fe? Supongamos que un hermano o una
hermana no tienen con qué vestirse y carecen del alimento diario, y uno de
ustedes les dice: “Que les vaya bien; abríguense y coman hasta saciarse”, pero
no les da lo necesario para el cuerpo. ¿De qué servirá eso? Así también la fe
por sí sola, si no tiene obras, está muerta. Santiago 2:14-17.
Hay algunos que parecen
estar dispuestos a aceptar a Cristo como su Salvador que no lo recibirían como
Señor. Ellos no lo dirían así claramente, pero como las acciones dicen más que
las palabras, eso es lo que prácticamente dicen sus acciones. Qué triste es que
algunos hablen de su fe en Cristo y no obstante, ¡sus obras no dan pruebas de
su fe! Algunos hasta hablan como si entendieran lo que queremos decir con el
pacto de la gracia, sin embargo, no hay ninguna buena evidencia de la gracia en
sus vidas sino que abunda una prueba muy clara del pecado (no de la gracia). No
puedo concebir que sea posible que alguien reciba a Cristo como Salvador y, no
obstante, no lo reciba como Señor. Uno de los primeros instintos de un alma
redimida es caer a los pies del Salvador y con gratitud y adoración clamar:
«Bendito Maestro, reconozco que, al comprarme con tu sangre preciosa, soy tuyo,
solo tuyo, completamente, para siempre. Señor, ¿qué quieres que haga?» Un
hombre que realmente ha sido salvado por gracia no necesita que se le diga que
está bajo obligación solemne de servir a Cristo, la nueva vida que hay dentro
de él se lo dice. En lugar de considerarlo una carga, gustosamente se rinde en
alma, cuerpo y espíritu al Señor que lo ha redimido, y considera que este es su
servicio razonable.
A través de la Biblia en un año: Jueces
18-21
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