Versículo para hoy:

viernes, 7 de junio de 2024

GUARDANDO EL CORAZÓN - JOHN FLAVEL

 
3- TIEMPOS QUE REQUIEREN UN CUIDADO ESPECIAL DEL CORAZÓN

4.    EL TIEMPO DE PELIGRO Y DISTRACCIÓN PÚBLICA

EN SÉPTIMO LUGAR, podemos calmar nuestro tembloroso corazón registrando y pensando en nuestras pasadas experiencias, en las que Dios fue fiel y cuidó de nosotros en los problemas del pasado. Esas experiencias son alimento para nuestra fe en el desierto.

Mediante esto David guardó su corazón en tiempos de peligro, y también Pablo el suyo. Cuando alguien le dijo que sus enemigos acechaban para quitarle la vida, un santo contestó: "Si Dios no cuidase de mí, ¿Cómo habría escapado hasta ahora?" Podemos rogar a Dios sobre las experiencias pasadas pidiéndole las nuevas, porque pedir a Dios que nos libre de nuevo es como pedir que nos perdone otra vez.

Notemos cómo Moisés le ruega a Dios sobre esa base: "Perdona ahora la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, y como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí" (Números 14:19). Él no dice como otros hombres: "Señor, esta es su primera falta, nunca te han molestado antes para que los perdones", sino "Señor, ya que los has perdonado tan a menudo, te pido que los perdones una vez más". Del mismo modo, ante nuevas dificultades el creyente puede decir: "Señor, a menudo has escuchado, ayudado y salvado. En años pasados lo has hecho, por tanto ayúdame otra vez, porque en ti hay abundante redención y tu brazo no se ha acortado".

EN OCTAVO LUGAR, encontremos satisfacción en el hecho de que estamos en el camino del deber, y eso nos dará un coraje santo en tiempos de peligro. "¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien?" (1 Pedro 3:13). O si alguien intenta dañarnos, sigamos el consejo de Pedro "encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien" (1 Pedro 4:19).

Considerar esto, es lo que hizo que el espíritu de Lutero se elevase por sobre todo temor. Él dijo: "En la causa de Dios, siempre soy, y seré fuerte. En ello asumo este título 'no me inclinaré ante nadie'". Una buena causa hará que el espíritu de un hombre se levante. Escuchemos el dicho de un incrédulo para vergüenza de los cristianos: Cuando el emperador Vespasiano ordenó a Fluidus Priseus que no fuese al senado, o que si fuera, no hablara nada excepto lo que él le dijese, el senador respondió noblemente que "era un senador, y lo adecuado es que estuviese en el senado, y que estando allí, se exigía que diese su consejo, y que hablaría libremente aquello que su conciencia le dictara". Al amenazarle el emperador con que entonces moriría, él contestó: "¿Acaso le dije alguna vez que fuese inmortal? Haga lo que desee, y yo haré lo que es debido. Está en su poder matarme injustamente, y en mi poder, el morir con constancia".

La justicia es una coraza: que tiemble aquel a quien el peligro lo encuentre fuera de la senda del deber.