Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara
a ustedes por medio de nosotros. 2 Corintios 5:20.
Amado, tú que conoces
al Señor, te imploro que te acerques. Estás callado, has
renovado tu fuerza; ahora disfruta el acceso con valentía. La condición para
interceder por otros no es estar alejados de Dios sino muy cerca a él. Hasta
Abraham se acercó cuando imploró por Sodoma y Gomorra. Recordemos cuán cerca
estamos realmente. Hemos sido lavados de todo pecado en la preciosa sangre de
Jesús, en este momento estamos cubiertos de pies a cabeza con la justicia
inmaculada de Emmanuel, Dios con nosotros. El
Amado nos acepta, sí, en este momento somos uno con Cristo y miembros de
su cuerpo. ¿Cómo podríamos estar más cerca? ¿Cuán cerca está Cristo de Dios?
¡Así de cerca estamos nosotros! Entonces, acércate en tus súplicas personales,
porque estás cerca a tu Representante del pacto. El Señor Jesús ha llevado a la
humanidad en unión con la naturaleza divina y ahora entre Dios y el hombre
existe una relación especial y sin paralelo que el universo no puede igualar.
Acérquense entonces, hijos de Dios, acérquense porque están cerca. Párense en
el lugar que su condición de hijos les da, ahí donde su Representante está
parado a vuestro favor.
A través de la Biblia en un año: Números
33-36