Versículo para hoy:

sábado, 1 de junio de 2024

GUARDANDO EL CORAZÓN - JOHN FLAVEL

3- TIEMPOS QUE REQUIEREN UN CUIDADO ESPECIAL DEL CORAZÓN

3.    EL TIEMPO EN EL QUE HAY PROBLEMAS EN LA IGLESIA

EN QUINTO LUGAR, creamos que, sin importar cuán profundo sea hundida la Iglesia bajo las aguas de la adversidad, indudablemente se levantará de nuevo. No temamos, porque tan seguro como que Cristo resucitó al tercer día, sin importar el sello y la vigilancia que había sobre Él, con la misma seguridad Sión se levantará de todos sus problemas y levantará su victoriosa cabeza sobre todos sus enemigos.

No hay motivo para temer la ruina de la gente que crece en sus pérdidas y se multiplica al ser disminuida. No nos apresuremos a enterrar a la iglesia antes de que esté muerta; quedémonos quietos hasta que Cristo la haya probado, antes de darla por perdida. La zarza puede estar en llamas, pero nunca será consumida, y eso es así por la buena voluntad del que habita en ella.

EN SEXTO LUGAR, recordemos los ejemplos del cuidado y ternura de Dios con su pueblo en dificultades pasadas. Por más de dieciocho siglos la Iglesia Cristiana ha estado en aflicción, y a pesar de eso no ha sido consumida. Muchas oleadas de persecución han pasado por ella, pero no se ha ahogado. Muchas artimañas se han forjado en contra de ella, pero hasta ahora ninguna ha prosperado. No es la primera vez que los Amanes y Ahitofeles han planeado su ruina; que Herodes haya extendido su mano para afligirla, pero aun así ha sido preservada, apoyada y librada de todos sus problemas.

¿Acaso no es tan querida para Dios como siempre? ¿No es capaz Él de salvarla como lo hizo antiguamente? Aunque no sepamos de dónde vendrá la salvación, "sabe el Señor librar de tentación a los piadosos" (2 Pedro 2:9).

EN SÉPTIMO LUGAR, si no podemos tener consuelo en ninguna de estas consideraciones, intentemos sacar algunos bienes de nuestros problemas en sí mismos.

Seguramente este problema que tenemos es buena evidencia de nuestra integridad. La unión es la base de la simpatía: Si no tuviésemos las riquezas en el barco de la Iglesia, no temblaríamos al verlo peligrar. En esta disposición espiritual podemos permitirnos este consuelo: que si somos sensibles a los problemas de Sión, Jesucristo es mucho más sensible y está mucho más solícito de lo que podamos estar nosotros, y mirará de manera favorable a aquellos que se lamentan por ello.