Versículo para hoy:

jueves, 23 de mayo de 2024

GUARDANDO EL CORAZÓN - JOHN FLAVEL

 

3- TIEMPOS QUE REQUIEREN UN CUIDADO ESPECIAL DEL CORAZÓN

2.    EL TIEMPO DE ADVERSIDAD

En segundo lugar, aunque Dios se ha reservado la libertad de afligir a su pueblo, ha atado sus manos con la promesa de que nunca se apartará su misericordia de ellos (Isaías 54:10).

¿Somos capaces de contemplar esta porción de las Escrituras con un espíritu resentido y descontento? "Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; pero mi misericordia no se apartará de él" (2 Samuel 7:14-15). ¡Oh corazón, corazón orgulloso! ¿Haces bien en estar descontento cuando Dios te ha dado el árbol completo, lleno de ramas de consuelo creciendo en él, solo porque permite que el viento sople y haga caer unas pocas hojas?

Los cristianos tienen dos tipos de beneficios, los beneficios del trono y los del reposapiés. Beneficios movibles e inamovibles. Si Dios ha asegurado unos, nunca dejemos que el corazón se preocupe por la pérdida de los otros. Si hubiese apartado su amor, o sacado nuestras almas del pacto, ciertamente tendríamos motivos para estar entristecidos. Pero no lo ha hecho, ni puede hacerlo.

En tercer lugar, recordar que es nuestro propio Padre el que ordena las aflicciones, es algo de gran eficacia para guardar el corazón de hundirse en medio de ellas. Ninguna criatura mueve su mano o lengua contra nosotros sin su permiso.

Si la copa es amarga, pero es la copa que el Padre nos ha dado, ¿cómo podemos sospechar que lo que contiene es veneno? No seamos necios, pongamos el caso en nuestro propio corazón: ¿podríamos darle a un hijo algo que lo destruyese? ¡No! Antes nos haríamos daño a nosotros mismos que hacerles daño a ellos.  "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos... " ¡Cuánto más Dios!

La simple consideración de su naturaleza como Dios de amor, compasión y tiernas misericordias, o de su relación con nosotros como padre, esposo y amigo debería ser suficiente seguridad incluso si Él no nos hubiese dado palabra para tranquilizarnos en estos casos. Sin embargo, también tenemos su palabra, a través del profeta Jeremías: "no os haré mal". Estamos demasiado cerca de su corazón para que Él nos dañe, y nada le entristece más que nuestras sospechas infundadas e indignas acerca de sus planes. ¿No se entristecería un médico fiel y de corazón amoroso, cuando después de haber estudiado el caso de su paciente, y haber preparado las más excelentes medicinas para salvar su vida, lo escuchase decir: "¡Oh, me ha descompuesto! ¡Me ha envenenado!", simplemente porque le produce dolor la operación? Oh, ¿cuándo tendremos un corazón inocente?