Versículo para hoy:
jueves, 31 de octubre de 2019
LA REFORMA Y EL HOMBRE - Francis A. Schaeffer
Lo que la Reforma nos dice, pues, a nosotros hoy es que Dios ha hablado y su Palabra se halla registrada en las Escrituras. Y Dios por medio de esta Palabra suya nos ha dicho algo tanto de lo que está "arriba" como en relación a lo de "abajo". Dios habló en una auténtica revelación que de sí mismo hizo concerniente a las "cosas celestiales", y habló también en una verdadera revelación acerca de la naturaleza, es decir: el cosmos y el hombre. Por consiguiente, la Biblia ofrece una solución al problema que atormentó a Leonardo da Vinci; la única solución. Los cristianos de la Reforma hallaron esta solución y tuvieron una auténtica unidad de conocimiento. Simplemente, ¡se ahorraron el problema del Renacimiento; el problema de la naturaleza y la gracia! Ellos poseyeron una verdadera unidad, no porque fueran más inteligentes, sino porque buscaron esta unidad en lo que Dios había revelado en ambas áreas del conocimiento. En contraste con el humanismo que había sido soltado por Tomás de Aquino, y por la forma católico-romana del mismo, no hubo para la Reforma ninguna porción autónoma.
No significa esto que no hubiera libertad para el arte o la ciencia. Ocurrió precisamente todo lo contrario; porque los reformados se encontraron con la posibilidad de verdadera libertad dentro de las formas de la revelación. Aunque el arte y la ciencia tengan libertad, no son actividades autónomas: el artista y el cintífico se hallan también bajo la revelación de las Escrituras. Como vamos a comprobar, cuando el arte o la ciencia han intentado ser realizaciones autónomas, se ha manifestado un cierto principio, siempre, que lleva en sí el germen de la destrucción: la naturaleza "se come" a la gracia y el arte y la ciencia pronto comienzan a ser cosas sin sentido, vacías de significado auténtico.
La Reforma tuvo consecuencias extraordinarias e hizo posible la cultura que muchos de nosotros amamos: aunque nuestra generación quiera ahora echarla por la borda. La Reforma nos confronta con un Adán que, para usar una expresión contemporánea, era un hombre no programado: no una simple pieza de algún sistema de computadores. Una de las cosas que caracterizan al hombre del siglo XX es que no tiene discernimiento para darse cuenta de esto, dado que se halla empapado por un concepto de determinismo. Pero la postura bíblica resulta clara: es imposible explicar el ser humano como totalmente condicionado y determinado, y esta postura es la que vindicó el concepto de la dignidad del hombre. La gente hoy intenta aferrarse a la dignidad humana, pero no sabe cómo, porque ha perdido la verdad de que el hombre es hecho a imagen de Dios. El hombre que describe la Biblia, el hombre que presentó la Reforma, es el Adán que, pese a sus pecados, es un ser humano no programado, un hombre con significado inmerso en una historia con significado, un hombre, en suma, que puede cambiar la historia.
En el pensamiento reformado tenemos, pues, un hombre que es alguien. Mas, al mismo tiempo, se trata de un hombre que se ha rebelado: y se ha rebelado realmente; no es la suya una "contestación" para "hacer teatro". Ahora bien, por cuanto es un ser no programado y se ha rebelado realmente, tiene verdadera responsabilidad moral. Es éticamente culpable. Y de ahí que los reformadores comprendieran algo más. Tenían una comprensión bíblica de la obra de Cristo. Entendieron que Jesucristo murió en la cruz como sustituto y como propiciación para salvar a los hombres de su culpa verdadera. Hemos de comprenderlo bien: tan pronto como comenzamos a minimizar el concepto bíblico de la culpa moral auténtica, bien sea mediante contemporizaciones psicológicas, o teológicas o de cualquier otra clase, nuestras opiniones sobre la obra de Jesús no serán ya más bíblicas. Cristo murió por un hombre que tenía verdadera culpa moral, por cuanto había hecho una elección real y verdadera.
Fragmento tomado del libro HUYENDO DE LA RAZÓN de Francis A. Schaeffer
31 de octubre – COMIENZA Y TERMINA CON CRISTO
En lo que atañe a la ley, esta intervino para que aumentara la
transgresión. Pero allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, a fin de
que, así como reinó el pecado en la muerte, reine también la gracia que nos
trae justificación y vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor. Romanos 5:20-21.
Cada día me doy cuenta
que lo más saludable para mi alma es tratar de caminar siempre en santidad,
pero para hacer esto, primero tengo que venir a Jesucristo como un pecador. Voy
a tratar de ser perfecto, voy a luchar por tener todas las virtudes y abandonar
todas las falsedades pero, al permanecer ante Dios, mi mayor felicidad es
sentarme en aquel lugar donde conocí a Jesús por primera vez, en la roca de su
salvación, que no tiene nada que ver con mi propia justicia, sino con la suya.
Depende de esto: la manera más feliz de vivir es hacerlo como un pobre pecador
que es nada en sí mismo y tiene a Jesucristo como el todo en todo. Puedes
alcanzar un alto grado de santificación, hacer progresos extraordinarios en la
gracia, desarrollar todas las virtudes que quieras; pero ruego con fervor que
nunca pongas esto en el lugar que solo Cristo debe ocupar. Si has comenzado en
Cristo, termina en él. Si has comenzado en la carne y continúas en la carne,
sabemos cuáles serán los nefastos resultados. Pero si has empezado con Cristo
como tu Alfa, deja que él sea tu Omega. Mi oración es que cuando alcances
ciertas virtudes, nunca pienses que estás en un lugar más elevado, porque no es
así, sino que te están encaminando a tu propia ruina.
A través de la Biblia en un año: Isaías 64-66
miércoles, 30 de octubre de 2019
30 de octubre – UNA ELECCIÓN REDENTORA
Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, llamado para que,
mediante la fe, los elegidos de Dios lleguen a conocer la verdadera religión.
Tito 1:1.
En las Escrituras hay
una doctrina que proviene del Padre en particular. Es la doctrina de la
elección. El Padre nos ha elegido para que seamos su pueblo. En las Escrituras,
por todas partes, esto se señala como la obra de la primera persona de la
bendita Trinidad: elegir para sí mismo un pueblo que viva para alabar su
gloria. Ahora bien, hay muchos que quieren entender esta doctrina. He conocido
a muchos inconversos que quieren entenderla. Con frecuencia recibo cartas de
personas que no la comprenden. Dicen que sentirían paz si lograran entender esa
doctrina. Pero si esta noche hay algunos de ellos aquí, les hablaré. Tú no
puedes entender la elección, no puedes llegar al Padre por un camino recto
desde donde estás. Solo lee la señal: «Nadie llega al Padre sino por mí
(Jesús)» (Juan 14:6). Entonces, si quieres entender la elección, comienza con
la redención. Nunca entenderás la elección eterna si no comienzas en la cruz.
Empieza con esto: «en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo,
no tomándole en cuenta sus pecados» (2 Corintios 5:19).
Sería algo raro que
nuestros hijos insistieran en ir a la universidad antes de ir al colegio. Sería
algo extraño si un hombre tomara su Biblia y comenzara a leerla de atrás hacia
delante y leyera primero el Apocalipsis, y si todos los hombres pronunciaran la
oración del Señor comenzando por el «Amén» y así siguieran hasta llegar al
«Padre Nuestro». Sin embargo, algunos insisten en esto. Les fascina el misterio
de la soberanía y la elección y se sienten obligados a comenzar por ello. No
existe otro camino a la elección que no sea la redención.
A través de la Biblia en un año: Isaías 61-63
martes, 29 de octubre de 2019
29 de octubre – UN PARIENTE CERCANO
«¡Que el Señor lo bendiga!» exclamó Noemí delante de su nuera.
«El Señor no ha dejado de mostrar su fiel amor hacia los vivos y los muertos.
Ese hombre es nuestro pariente cercano; es uno de los parientes que nos pueden
redimir». Rut 2:20.
Tenemos la tentación de
considerar la humanidad de nuestro Señor como algo muy diferente a nuestra
propia humanidad; estamos prestos a espiritualizarla y no pensar en él como
hueso de mis huesos y carne de mi carne. Todo esto es un grave error, podemos
pensar que estamos honrando a Cristo al tener tal concepción, pero Cristo nunca
se siente honrado con algo que no sea verdad. Él fue un hombre, un verdadero
hombre, un hombre de nuestra misma raza, el Hijo del Hombre. Es cierto que fue
un hombre representativo, el segundo Adán: «Ya que ellos son de carne y hueso,
él también compartió esa naturaleza» (Hebreos 2:14).
Ahora bien, esa
participación en nuestra naturaleza lo acerca a nosotros. En su naturaleza como
hombre, aunque también era Dios, fue, de acuerdo a la ley hebrea, nuestro
pariente, nuestro pariente cercano. Ahora, según la ley, si se perdía una
herencia, el pariente más cercano tenía derecho a redimirla. Nuestro Señor
Jesucristo ejerció su derecho legal y, al vernos vendidos como esclavos y
privados de nuestra herencia, vino para redimirnos, tanto a nosotros como a
todas nuestras posesiones perdidas. Es una gran bendición tener un pariente
como ese. La circunstancia de mayor gracia en la vida de Rut fue dirigirse a
los campos de Booz y descubrir que él era su pariente cercano. Y nosotros que
hemos espigado en los campos de la misericordia alabamos al Señor porque su
Hijo único es nuestro pariente cercano, nuestro hermano, nacido para la
adversidad.
A través de la Biblia en un año: Isaías 57-60
lunes, 28 de octubre de 2019
28 de octubre - ¿UN SIERVO LEAL O UN ENEMIGO?
Luego miré, y oí la voz de muchos ángeles que estaban alrededor
del trono, de los seres vivientes y de los ancianos. El número de ellos era
millares de millares y millones de millones. Cantaban con todas sus fuerzas:
«¡Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el poder, la riqueza
y la sabiduría, la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza!» Apocalipsis 5:11-12.
De nada sirve que un
hombre diga, refiriéndose a un monarca: «Siento un gran respeto por el monarca
en cuanto a su carácter en particular. No haría nada para dañarlo, hasta podría
tenerle respeto. Pero como rey nunca le rendiré homenaje, nunca lo obedeceré.
De hecho, haré todo lo que pueda para quitar la corona de su cabeza». ¿Pudiera
el rey considerar a esa persona como otra cosa que no fuera su enemigo? Sería
en vano que el hombre dijera: «En privado puedo ser tu amigo». El rey diría:
«Oh, pero yo estimo mi corona tanto como mi vida». Así mismo el Señor Jesús no
puede separar su derecho a la corona de su deidad. Él, «siendo por naturaleza
Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse» (Filipenses 2:6), y es llamado «Dios sobre todas las cosas. ¡Alabado sea por siempre!»
(Romanos 9:5). Aquel que caminó sobre las olas del mar de Galilea, cuya voz
hizo a la muerte soltar su presa, aquel que abrió las puertas del paraíso para
que entrara el ladrón moribundo, dice ser igual al Padre Eterno, y así como él
es «Dios sobre todas las cosas»; por tanto, es en vano que digas que respetas
su carácter como hombre si no lo aceptas en su deidad. A menos que lo aceptes
en su carácter oficial como Salvador de los pecadores, serás contado entre sus
enemigos.
A través de la Biblia en un año: Isaías 53-56
domingo, 27 de octubre de 2019
27 de octubre – UNA FRAGANCIA SANTA
Sin embargo, gracias a Dios que en Cristo siempre nos lleva
triunfantes y, por medio de nosotros, esparce por todas partes la fragancia de
su conocimiento. Porque para Dios nosotros somos el aroma de Cristo entre los
que se salvan y entre los que se pierden. Para estos somos olor de muerte que
los lleva a la muerte; para aquellos, olor de vida que los lleva a la vida. 2 Corintios 2:14-16.
El Señor Jesús mantiene
una íntima comunión con aquellos que lo conocen y ejerce una poderosa influencia
sobre ellos. Él es bendito, y produce bendición. Para quienes lo aman,
Jesucristo se convierte en el sabor de vida que los lleva a la vida. Para
aquellos que son rebeldes y lo desprecian una y otra vez, se convierte en sabor
de muerte que los lleva a la muerte. Nuestro Salvador, entonces, ejerce una
influencia sobre todos aquellos que entran en comunión e intimidad con él. Si
comparo dicha naturaleza humana con el barro, la tengo que comparar con el
barro perfumado, que esparce su perfume por todas partes. No puedes escuchar
hablar de Jesús sin recibir o rechazar una bendición. Repito, él se convierte
en una bendición para todos aquellos que lo rodean o, por el contrario, si se
rechaza esa bendición, ocasiona un sentimiento de culpa en aquellos que lo
rechazan. Él puede ser, o bien la roca sobre la que fundamos nuestra esperanza
y nuestra fe, o la piedra de tropiezo que hace caer a los que tropiezan en su
Palabra, al ser desobedientes.
A través de la Biblia en un año: Isaías 49-52
sábado, 26 de octubre de 2019
26 de octubre – EL AMOR Y LA DISCIPLINA
En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han
tenido que resistir hasta derramar su sangre. Y ya han olvidado por completo
las palabras de aliento que como a hijos se les dirige: «Hijo mío, no tomes a
la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda, porque el
Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo. Lo que
soportan es para su disciplina, pues Dios los está tratando como a hijos. ¿Qué
hijo hay a quien el padre no disciplina?» Hebreos 12:4-7.
El amor y la misericordia
de Dios hacia sus hijos es constante; cuando estos se desvían, él lamenta toda
su culpa y su pecado. Entonces toma la vara en su mano y, a veces, los hace
llorar con amargura debido al dolor que el castigo provoca. Aplica la vara a
sus mismas almas y el hierro a sus espíritus, los hace llorar y gemir y
suspirar, pero todo lo que hace es en su misericordia, porque está decidido a
salvarlos. No permitirá que vayan sin castigo, porque tiene misericordia de su
necedad y su pecado. Y nota también que el propio castigo es un acto de
misericordia, no hay un latigazo más de los que deben ser, ni un golpe más de
los que están determinados, ni una gota de amargura más allá de las que son, y
dicha gota nunca es demasiado amarga; la aflicción tiene su medida y es balanceada
y sopesada, todo ocurre como debe ser, nunca más de lo que es necesario.
A través de la Biblia en un año: Isaías 45-48
viernes, 25 de octubre de 2019
25 de octubre – NO ES LO QUE PARECE
Cuando traté de comprender todo esto, me resultó una carga
insoportable, hasta que entré en el santuario de Dios; allí comprendí cuál será
el destino de los malvados. Salmo 73:16-17.
Hay tiempos cuando
parece que los malvados logran todo lo que se proponen. Esta tierra no es el
reino de la justicia final, todavía no estamos compareciendo ante el trono del
juicio de Dios. Dios permite que por el momento algunas cosas estén confusas.
Aquellos que más lo estiman con frecuencia son los menos estimados por los
hombres, y aquellos que no lo tienen en cuenta parecen acaparar todos los
tesoros del mundo hasta que se les saltan los ojos de gordura y tienen más de
lo que cualquier corazón pudiera desear. Que ningún hijo de Dios se asombre de
esto.
También es cierto que
los malvados triunfan y los servidores de la iniquidad se deleitan en los
mejores lugares de esta tierra. Los justos no tienen que asombrarse de estar
sufriendo ahora pues este ha sido el destino del pueblo de Dios en todas las
épocas, y ha habido tiempos en la historia de la humanidad cuando parece que
Dios está sordo ante los lamentos de su pueblo que sufre. En dichos tiempos
también se ha comprobado el poder de la Palabra de Dios. Cuando tu barca
atraviesa un mar en calma, la Palabra de Dios puede llegar a convertirse en
letra muerta para ti, pero cuando las olas son enormes y amenazan con ahogarte,
y te hundes cada vez más y temes que las profundidades te traguen, entonces
comienzas a poner a prueba las promesas de Dios y a comprobar el poder de la
Palabra de Dios. Cuando su dulzura inexplicable cautiva tu corazón, entonces
puedes reconocer que la Palabra de Dios te ha enseñado. Te das cuenta que
«dichoso es aquel a quien tú, Señor, corriges; aquel a quien instruyes en tu
ley» (Salmo 94:12).
A través de la Biblia en un año: Isaías 41-44
jueves, 24 de octubre de 2019
24 de octubre – PROTECCIÓN DIVINA
¿No son todos los ángeles espíritus dedicados al servicio
divino, enviados para ayudar a los que han de heredar la salvación? Hebreos 1:14.
¡Cuán seguros y felices
nos deberíamos sentir al saber que Dios ha encargado a los ángeles para que nos
cuiden! Mi querida hermana, no te pongas tan nerviosa la próxima vez que haya
una pequeña tormenta, o incluso una gran tormenta. No tengas miedo, mi querido
amigo, cuando la enfermedad visite tu hogar.
¡Cuán santos debiéramos
ser al tener seres tan santos velando por nosotros! Si los ángeles están
siempre a tu alrededor, ten en cuenta cómo te comportas. ¿Habrías hablado como
lo hiciste cuando entraste por esa puerta si hubieras visto un ángel de pie a
tu lado, escuchando lo que decías? Oh, no, actúas con mucho decoro cuando hay
alguien cerca a quien respetas. ¡Con cuánta frecuencia controlas tu lengua
afilada cuando te puede escuchar un cristiano o una cristiana a quien estimas
mucho! ¡Cuántas cosas haces que no harías delante de alguien a quien amas! Ya
sea que estemos solos o acompañados, evitemos pecar, porque los ángeles siempre
nos están mirando, y el ángel del Señor también nos mira. Que por su gracia nos
mantenga en su santo camino y, si permanecemos en él, nos libraremos de toda
maldad mientras estemos aquí, y al final veremos su rostro con gran alegría y
viviremos con él para siempre.
A través de la Biblia en un año: Isaías 37-40
miércoles, 23 de octubre de 2019
23 de octubre – NUESTRO MÁS QUERIDO AMIGO
Pero cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro
Salvador, él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su
misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la
renovación por el Espíritu Santo, el cual fue derramado abundantemente sobre
nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Así lo hizo para que,
justificados por su gracia, llegáramos a ser herederos que abrigan la esperanza
de recibir la vida eterna. Tito 3:4-7.
¡Oh, cuánto le debemos
al Espíritu Santo! Hablo con ustedes que lo conocen. Fue el Espíritu Santo el
que te despertó de tu letargo, el que te convenció de pecado, el que te consoló
y ¡en qué dulce forma todavía te consuela el Divino Consolador! Sin embargo, lo
resistimos y lo entristecimos. ¿No recuerdas, en tu juventud, cómo traicionaste
tus convicciones, cómo acallaste tu conciencia para que no te reprendiera? Ese
Espíritu bendito, a quien disgustamos y rechazamos, pudiera haberse ido y
habernos abandonado para no luchar más con nosotros; pero nos amó tanto que
vino e hizo su morada en nosotros, y ahora habita en nosotros. Se rebajó dentro
de la pequeña celda de nuestro pobre corazón para encontrar un templo y hacerlo
su habitación para siempre. Ay, alma mía, ¿cómo pudiste entristecerlo alguna
vez? ¿Cómo pudiste haber resistido al mejor y más tierno de los amigos?
A través de la Biblia en un año: Isaías 33-36
martes, 22 de octubre de 2019
22 de octubre – NOSOTROS ESTUVIMOS ALLÍ
Por eso, de la manera que recibieron a Cristo Jesús como Señor,
vivan ahora en él, arraigados y edificados en él, confirmados en la fe como se
les enseñó, y llenos de gratitud. Colosenses 2:6-7.
El delito más grande
que se ha cometido contra el cielo fue el de asesinar la deidad, cuando los
hombres clavaron en la cruz al Hijo de Dios y lo mataron como si fuera un
criminal. ¿Dónde están los miserables que cometieron tan horrible hecho? Aquí
están, no voy a decir que están delante de nosotros porque cada uno de nosotros
lleva uno adentro. ¿Cómo puedo entonces hablarles yo a ustedes? Bueno, quizás
es mejor así porque entonces, desde lo más profundo de mi corazón, les puedo
rogar que permanezcamos al pie de la cruz y contemos las gotas de sangre y
digamos: «Estas gotas han lavado mi pecado, sin embargo, yo ayudé a
derramarlas. Esas manos, esos pies, me salvaron, sin embargo, yo los clavé
allí. Ese costado abierto es el refugio de mi espíritu culpable, sin embargo,
mi pecado provocó ese horrible hueco. Fue mi pecado el que mató a mi Salvador».
¡Oh, pecado, tres veces maldito, fuera de aquí! ¡Fuera de aquí! Vengamos con
gozo solemne, con dolor bendito, y sentémonos debajo de la cruz para ver lo que
ha hecho el pecado y, sin embargo, notemos también cómo aquel que murió en la
cruz del Calvario borró ese mismo pecado.
A través de la Biblia en un año: Isaías 29-32
lunes, 21 de octubre de 2019
21 de octubre – ODIA TU PECADO
Y ahora, queridos hijos, permanezcamos en él para que, cuando se
manifieste, podamos presentarnos ante él confiadamente, seguros de no ser
avergonzados en su venida. 1 Juan 2:28.
Cuando la ley de Dios nos
dice: «No harás», está colocando una señal de peligro que nos advierte acerca
de los lugares peligrosos. Y cuando dice: «Esto harás», está señalándonos el
camino mejor y más seguro. No hay nada en la ley de Dios que te prive de la
felicidad; solo te prohíbe lo que te causará dolor. Sabemos que es así y por
eso nos detenemos e inclinamos nuestro rostro y lamentamos haber sido tan
tontos como para cometer esa transgresión, tan malvados en nuestra obstinación
suicida como para hacer aquello que Dios odia y que tanto nos daña.
Recuerden que les estoy
hablando a aquellos de ustedes que son salvos, a aquellos cuyos pecados han
sido perdonados. En lo profundo de mi corazón puedo escuchar al resto decir:
«¿No nos dejarás unirnos contigo en el arrepentimiento para también ser
perdonados?» Bendito seas, sí, sí, Dios te ayudará a unirte a nosotros y si lo
haces, también encontrarás el perdón porque ¡el perdón viene por el
arrepentimiento!
Amados, mientras más
amen a su Señor, más odiarán el pecado. Si con frecuencia te sientas a su mesa
y metes tu mano en su plato, si reclinas tu cabeza en su pecho así como Juan,
si eres favorecido con la hermandad del Bienamado, sé que a menudo encontrarás
lugares de reposo donde podrás derramar tus lágrimas de amargo arrepentimiento
por haber pecado contra un Salvador como Jesús.
A través de la Biblia en un año: Isaías 25-28
domingo, 20 de octubre de 2019
20 de octubre – PASADO, PRESENTE Y FUTURO
«Vienen días» afirma el Señor, «en los cuales el que ara
alcanzará al segador y el que pisa las uvas, al sembrador». Amós 9:13.
Cuando las personas
escuchan lo que Dios hizo en el pasado, una de las cosas que dicen es: «Ah,
pero eso fue hace mucho tiempo». Piensan que los tiempos han cambiado desde
entonces. Otros entre ustedes dicen: «Bueno, considero esas cosas grandes
prodigios, milagros. No podemos esperar que sucedan todos los días». Esa es la
razón por la cual no las vemos en la actualidad. Si hubiéramos aprendido a
esperarlas, sin duda las obtendríamos, pero las colocaríamos en un estante,
como si fueran cosas fuera de nuestro estilo de religión moderado, como
curiosidades de la historia de las Escrituras. Creemos que esas cosas, aunque
ciertas, son prodigios de la Providencia, no podemos imaginarlas como parte del
trabajo ordinario de su poder maravilloso. Les ruego, hermanos, que desechen
esa idea, que la saquen de su mente. Todo lo que Dios ha hecho en su propósito
de convertir a los pecadores debe considerarse como un precedente, porque «La
mano del Señor no es corta para salvar, ni es sordo su oído para oír» (Isaías 59:1). ¿Ha cambiado Dios? ¿Acaso no es él un Dios inmutable, el mismo ayer, hoy
y siempre? ¿No es eso un argumento más que suficiente para pensar que lo que
Dios hizo en algún momento lo puede volver a hacer? Incluso, creo que debo ir
un poco más allá y decir que lo que una vez hizo es una profecía de lo que hará
otra vez, que se repetirán las poderosas obras que ha llevado a cabo en los
tiempos pasados, y otra vez se cantará en Sión la canción del Señor, y una vez
más será glorificado.
A través de la Biblia en un año: Isaías 21-24
sábado, 19 de octubre de 2019
19 de octubre – TEN FE EN DIOS
Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza
de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Hebreos 11:1-2.
Siempre que Dios ha hecho
una obra poderosa, la ha hecho mediante el uso de un instrumento
insignificante. Para derrotar a Goliat utilizó al pequeño David, cuando no era
más que un jovencito. Cuando Dios mató a Sísara, fue mediante una mujer que usó
un martillo y un clavo. Dios ha llevado a cabo sus más grandes obras utilizando
los instrumentos más insignificantes: este es un hecho que se repite en todas
las obras de Dios. Pedro, un pescador que estuvo presente en Pentecostés.
Lutero, un humilde monje que protagonizó el movimiento de la Reforma.
Whitefield, un mesero de una taberna en Gloucester en los tiempos del
avivamiento del siglo diecinueve, y así será hasta el final de los tiempos.
Dios no utiliza las carrozas y los caballos de Faraón sino que trabaja por
medio de la vara de Moisés; no muestra sus maravillas en el torbellino y la
tempestad, sino que lo hace mediante el silbido apacible, para que toda la
gloria y el honor sean suyos.
¿No nos anima eso a ti
y a mí? ¿Por qué no puede Dios emplearnos para llevar a cabo su obra poderosa
en este lugar? Además, en todas estas historias de las obras poderosas de Dios
en los tiempos pasados hemos notado que siempre que Dios hizo algo grande, fue
por medio de alguien que tenía una gran fe. Los hombres que tienen una fe
grande hacen grandes cosas. Fue la fe de Elías la que derrotó a los profetas de
Baal. Lo mismo sucedió con Whitefield; él creyó y esperó que Dios hiciera
grandes cosas. Cuando se dirigió al púlpito, creyó que Dios iba a bendecir a su
pueblo, y Dios lo hizo. Una fe pequeña puede hacer pequeñas cosas, pero una fe
grande recibirá gran honor.
A través de la Biblia en un año: Isaías 17-20
viernes, 18 de octubre de 2019
Suscribirse a:
Entradas (Atom)