(c) Un concepto correcto es el mejor antídoto contra ese tipo de cristianismo sensual, ceremonial y formal, que nos ha arrasado como una inundación durante los últimos veinticinco años, llevándose a muchos a su paso. Comprendo que este sistema de religión tiene mucho de atractivo para cierta mentalidad, siempre y cuando la conciencia no esté totalmente iluminada. Me resulta difícil creer que cuando esa parte maravillosa de nuestro ser llamada conciencia está realmente despierta y viva, un cristianismo ceremonial sensual nos satisfaga plenamente. A un niñito se le puede tranquilizar y entretener fácilmente con juguetitos y sonajeros mientras no tenga hambre; pero en cuanto lo siente, sabemos que comer es lo único que los satisfará. Sucede lo mismo con el alma. Música, flores, velas, incienso, estandartes, procesiones, vestiduras hermosas, confesionarios, y ceremonias de carácter similar a las católicas romanas hechas por el hombre, lo satisfarán bajo ciertas condiciones. Pero una vez que "despierta y se levanta de entre los muertos", no se contentará con estas cosas. Le parecerán simples frivolidades y una pérdida de tiempo. Pero en cuanto ve su pecado, tiene que ver a su Salvador. Se siente atacado por una enfermedad mortal y nada lo satisfará, sino el gran Médico. Tiene hambre y sed, y no puede conformarse con menos que el pan de vida. Puedo parecer audaz al decir esto; pero afirmo, sin temor a equivocarme, que cuatro de cada cinco católicos romanos del último cuarto de siglo, no hubieran existido si se les hubiera enseñado más fehacientemente y con más amor, la naturaleza del pecado y lo vil y pecaminoso que es.
Versículo para hoy:
viernes, 23 de agosto de 2024
SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)
(b) Tener un concepto bíblico del pecado es una de las mejores maneras de evaluar la teología extravagantemente amplia y liberal que está en boga en nuestros días. La tendencia del pensamiento moderno es rechazar los credos y toda clase de límites en la religión. Se cree que es muy bueno y sabio no condenar ninguna opinión y declarar que todos los maestros inteligentes y serios, son dignos de confianza, no importa lo heterogéneas y mutuamente destructivas que puedan ser sus opiniones. ¡Todo en verdad es cierto, nada es falso! ¡Todos tienen razón y nadie está equivocado! ¡Es muy probable que todos sean salvos y nadie se perderá! La expiación y sustitución de Cristo, la personalidad del diablo, los elementos milagrosos en las Escrituras, la realidad y eternidad del futuro castigo, todas estas poderosas piedras fundamentales se tiran indiferentemente por la borda como lastre, a fin de alivianar el barco del cristianismo y hacer posible que se mantenga al paso de la ciencia moderna. Si tomamos una postura firme en defensa de estas grandes verdades ¡nos llaman cerrados, anticuados y fósiles teológicos! Citamos un texto y nos dicen que no toda verdad está confinada a las páginas de un antiguo libro judío y que una búsqueda libre ha descubierto muchas cosas desde que el libro se terminó de escribir.
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