Versículo para hoy:

martes, 1 de octubre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

 

Aplicaciones prácticas

Ahora quiero dar algunas palabras a manera de aplicación.

(1) Para empezar, quiero preguntarles a cada uno que lee estas páginas: ¿Es usted santo? Escuche, le ruego, la pregunta que ahora le hago. ¿Sabe usted algo de la santidad de la que he estado hablando?

No le pregunto si asiste a su iglesia regularmente, si ha sido bautizado y participado de la Cena del Señor, ni si se denomina cristiano. Le pregunto algo que es mucho más que esto: ¿Es usted santo o no lo es?

No le pregunto si aprueba usted de la santidad en otros, si le gusta leer acerca de la vida de personas santas, hablar de cosas santas, si tiene libros santos sobre la mesa ni tampoco si piensa ser santo y espera serlo algún día. Lo que le pregunto es más: ¿Es usted santo hoy mismo o no lo es?

¿Y por qué lo pregunto tan directamente e insisto tanto? Lo hago porque la Biblia dice: "Seguid la paz... y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor". Está escrito, no es una invención mía, no es mi opinión personal; es la Palabra de Dios: "Seguid la paz... y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor" (He. 12:14).

¡Ay, qué palabras tan escrutadoras e inquietantes son éstas! ¡Qué pensamientos cruzan por mi mente mientras las escribo! Observo el mundo y veo a la mayor parte de sus habitantes en la impiedad. Observo a los que profesan ser cristianos y veo que la gran mayoría no tienen nada de cristianos aparte del nombre. Me vuelvo a la Biblia y oigo decir al Espíritu: "Seguid la paz... y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor".

Es un texto que debiera obligarnos a considerar nuestros caminos y escudriñar nuestros corazones. Realmente debiera generar en nosotros pensamientos muy serios e impulsarnos a orar.

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