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domingo, 4 de agosto de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816 - 1900)

 

INTRODUCCIÓN

Los veinte capítulos que contienen los dos tomos de esta obra, son una humilde contribución a una causa que está generando mucho interés en la actualidad. Me refiero a la causa de la santidad bíblica. Es una causa a la que todo el que ama a Cristo y anhela extender su reino en el mundo, debiera ayudar. Todos pueden hacer algo y yo quiero aportar mi granito de arena.

El lector encontrará poco que sea directamente controversial en estos capítulos. He tenido cuidado de no mencionar maestros modernos ni libros modernos. Me he contentado con dar el resultado de mi propio estudio de la Biblia, mis propias meditaciones personales, mis propias oraciones pidiendo iluminación y mi propia lectura de los escritos de teólogos del pasado. Si en algo estoy equivocado, espero saberlo antes de partir de este mundo. Todos vemos en parte y tenemos un tesoro en vasijas de barro. Confío en que estoy dispuesto a aprender.

La necesidad de una vida santa

Durante muchos años he tenido una profunda convicción de que los cristianos modernos no le dan suficiente importancia a la santidad práctica ni a la consagración total del yo a Dios. La política, o las controversias, o el espíritu partidista [contenciones antagónicas], o la mundanalidad, han socavado el centro mismo de la piedad viva en demasiados de nosotros. El tema de una consagración personal ha quedado relegado al olvido. Las normas para vivir la vida son dolorosamente bajas en muchos entornos. La importancia enorme de "que en todo adornen la doctrina de Dios" (Tito 2:10) y de que la hagamos bella y hermosa por nuestros hábitos y temperamentos, ha sido demasiado ignorada. Las gentes del mundo, a veces se quejan con razón, de que las personas supuestamente "cristianas", no son tan afables, desinteresadas y gentiles como otros que no profesan ninguna religión. No obstante, la santificación, entendida correctamente, y armonizando con la Palabra, es tan importante como la justificación. La sana doctrina protestante y evangélica es inútil si no va acompañada de una vida santa. Es peor que inútil; es sumamente perjudicial. Es despreciada por hombres observadores y sagaces del mundo como algo irreal y vacío, y produce desprecio por la fe cristiana. Estoy firmemente convencido de que queremos un avivamiento total en relación con la santidad bíblica y estoy profundamente agradecido de que se le está dando atención al tema.

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