"Pero por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios... santificación", 1 Corintios 1:30
El lado de la vida. El misterio de la santificación es que las cualidades perfectas de Jesucristo me son
dadas como un regalo, no de manera gradual, sino instantánea, cuando, por la fe, comprendo que Él se
hizo para nosotros santificación. La santificación es la forma en que su santidad se vuelve mía y se refleja
en mi vida. Nada más ni nada menos.
El secreto más maravilloso de una vida santa no consiste en imitar a Jesús, sino en permitir que sus
cualidades perfectas se manifiesten en mí. La santificación es "Cristo en vosotros", Colosenses 1:27. Es
su maravillosa vida que se me imparte por fe y como un don soberano de la gracia divina. ¿Estoy
dispuesto a que Dios haga tan real la santificación en mi vida como lo es en su Palabra?
Por la santificación Jesucristo me hace partícipe de sus cualidades de santidad. Es cuando los dones de su
paciencia, amor, santidad, fe, pureza y piedad se manifiestan en y a través de cada alma santificada. La
santificación no es tomar de Jesús el poder para ser santo, sino la santidad que se manifestó en Él y
entonces Él la manifiesta en mí. La santificación es una participación, no una imitación. Imitar es algo
totalmente distinto. Como Jesucristo es la perfección de todo, el misterio de la santificación consiste en
que todas las cualidades perfectas de Jesús están a mi disposición. En consecuencia, de manera lenta, pero
segura empezamos a vivir una vida de orden, sanidad y santidad inefables, "guardados por el poder de
Dios", 1 Pedro 1:5.
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