"Poned toda diligencia en añadir... al afecto fraternal, amor", 2 Pedro 1:5,7
Para la mayoría de nosotros, el amor es algo indefinido. Cuando hablamos acerca de él no sabemos lo que
queremos decir. El amor es la preferencia suprema de una persona por otra. Y, espiritualmente, Jesús
exige que esa máxima preferencia sea por Él (ver Lucas 14:26) Cuando el amor de Dios es derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo, es fácil colocar a Jesús en el primer lugar. Pero luego debemos
practicar el desarrollo de esas verdades que se mencionan en 2 Pedro. Lo primero que Dios hace es
extirpar completamente de mi vida las pretensiones y fingimientos, el orgullo y la vanidad. El Espíritu
Santo revela que Dios me ama, no porque yo sea digno de su amor, sino porque esa es su naturaleza.
Ahora Él me ordena manifestar el mismo amor hacia los demás: "Que os améis unos a otros, como yo os
he amado", Juan 15:12. Nos dice: "Te rodearé de muchísimas personas a quienes no puedes respetar y, sin
embargo, debes manifestarles mi amor así como yo te lo he manifestado a ti”. Sin embargo, no lo vas a
alcanzar sólo empinándote. Se necesita un mayor esfuerzo. Algunos de nosotros hemos hecho el intento,
pero pronto nos hemos sentido cansados y frustrados.
"El Señor... es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca", 2 Pedro 3:9. Debo ver en
mi interior para darme cuenta de cómo me ha tratado Él. La comprensión de que Dios me ha amado
hasta el extremo de todo límite me obligará a salir al mundo para amar de la misma forma. El amor que
Dios me tiene es inagotable y yo debo amar a los demás a partir del fundamento de su amor por mí. El
crecimiento en la gracia se detiene en el momento en que me enojo. Y me puedo disgustar porque debo
vivir con una persona inusualmente difícil. Sin embargo, ¡sólo pensemos en lo desagradables que
nosotros hemos sido con Dios!
¿Estoy preparado para identificarme tanto con el Señor Jesús que su vida y su dulzura salgan todo el
tiempo a borbotones a través de mí? Ni el amor natural ni el divino van a durar a menos que los
cultivemos. El amor es espontáneo, pero debemos mantenerlo por medio de la disciplina.
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