jueves, 7 de noviembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)


Al considerar este tema, hay tres cosas que quiero presentar y establecer:

I. La realidad del crecimiento religioso. El "crecimiento en la gracia" es algo que realmente existe.

II. Las señales del crecimiento religioso. Hay señales por las cuales se puede ver el "crecimiento en la gracia".

III. Los medios que determinan el crecimiento religioso. Estos son medios que tienen que usar aquellos que anhelan experimentar "crecimiento en la gracia".

No sé quién es usted, en qué manos cayó este escrito. Pero sea quien sea quiero que le dé toda su atención a su contenido. Créame, el tema no es solo un asunto de especulación y controversia. Si en la religión hay temas eminentemente prácticos, este es uno de ellos. Está estrecha e inseparablemente conectado con todo el tema de la "santificación". El crecimiento es una señal principal de los verdaderos santos. La salud y prosperidad espiritual, la felicidad y paz espiritual de cada cristiano sincero y santo, están estrechamente ligados con el tema del crecimiento espiritual.

I. La realidad del crecimiento en la gracia

El primer punto que me propongo establecer es este: El crecimiento en la gracia es algo que realmente existe.

El que algún cristiano niegue esta proposición es a primera vista extraño y lamentable. Pero conviene recordar que la comprensión del hombre ha caído tanto como su voluntad. Los desacuerdos sobre doctrinas son a menudo nada más que desacuerdos sobre el significado de palabras. Espero que así sea en este caso. Estoy consciente de que cuando hablo de "crecimiento en la gracia" y defiendo mi postura, habrá quienes estén en desacuerdo conmigo y hablen del mismo tema pero con un significado muy distinto. Por lo tanto, despejaré el camino explicando lo que quiero significar.

Definición de "crecer en la gracia"

(a) Cuando hablo de "crecer en la gracia", no quiero decir de ninguna manera que el interés del creyente en Cristo pueda crecer. No quiero decir que pueda crecer en su certeza, aceptación de Dios ni seguridad. No quiero decir que pueda ser más justificado, más perdonado, que esté en más paz con Dios que en el primer momento cuando creyó. Mantengo firmemente que la justificación del creyente es una obra terminada, perfecta y completa; y que aun el santo más débil, aunque quizás no lo sepa o perciba, ha sido justificado tan completamente como el más fuerte. Creo firmemente que nuestra elección, llamado y posición en Cristo no incluye grados, incrementos ni reducciones. Si alguien se imagina que al decir "crecer en gracia" quiero significar crecer en justificación está totalmente equivocado en cuanto al punto es estoy considerando. Iría a la hoguera, con la ayuda de Dios, por defender la verdad gloriosa de que en la cuestión de la justificación ante Dios todos los creyentes están "completos en él" (Col. 2:10). Desde el momento que cree, nada puede quitársele a su justificación ni tampoco se le puede agregar.

(b) Cuando hablo de "crecer en la gracia" solo me refiero al grado, tamaño, fuerza, vigor y poder de las gracias que el Espíritu Santo planta en el corazón del creyente. Sostengo que cada una de esas gracias incluye crecimiento, progreso e incremento. Mantengo que arrepentimiento, fe, esperanza, amor, humildad, celo, valentía y cosas parecidas, pueden ser pequeñas o grandes, fuertes o débiles, vigorosas o endebles y pueden variar mucho en una misma persona en diferentes períodos de su vida. Cuando hablo de que alguien "crezca en la gracia", quiero decir sencillamente esto: Que su sentido del pecado se está profundizando, su fe fortaleciendo, su esperanza haciendo más brillante, su amor más extenso, su espiritualidad más marcada. Siente más el poder de la piedad en su propio corazón. Manifiesta más de ella en su vida. Va de fuerza en fuerza, de fe en fe y de gracia en gracia. Dejo que otros describan esta condición con las palabras que prefieran. En cuanto a mí, creo que la mejor definición de esta condición del hombre es esta: Está "creciendo en la gracia".

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