domingo, 3 de noviembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

 

(g) Cuente y compare, en último lugar, el número de los que se apartan del pecado y el mundo y sirven a Cristo, y el número de los que dejan a Cristo y vuelven al mundo. De los primeros encontrará miles y de los segundos ninguno. Cada año hay multitudes de personas que dejan el camino ancho y toman el angosto. Nadie que realmente toma el camino angosto se cansa de él y vuelve al camino ancho. A menudo se ven pisadas en el camino hacia abajo que dan media vuelta. Las pisadas en el camino al cielo siempre van hacia adelante. Está escrito: "El camino de los impíos es como la oscuridad... el camino de los transgresores es duro" (Pr. 4:19; 13:15). Pero también está escrito: "Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto" (Pr. 4:18).

Sumas como estas, sin duda, a menudo se hacen incorrectamente. Sé muy bien que muchos siempre están "vacilando entre dos opiniones". No pueden determinar si vale la pena servir a Cristo. Las pérdidas y las ganancias, las ventajas y desventajas, los sufrimientos y los gozos, las ayudas y los obstáculos les parecen tan similares que no se pueden decidir a favor de Dios. No pueden hacer correctamente esta gran suma. No pueden hacerla tan clara como debiera ser. No cuentan bien.

Pero, ¿en qué radican sus errores? En la falta de fe. Para llegar a una conclusión acertada acerca de sus almas necesitan tener algo de aquel poderoso principio que San Pablo describe en el capítulo 11 de su Epístola a los Hebreos. Intentaré mostrar cómo funciona este principio en la gran tarea de "calcular el costo".

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