viernes, 15 de noviembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

III. Los medios para crecer en la gracia

Lo tercero y último que me propongo a considerar es esto: Los medios que deben usar los que anhelan crecer en la gracia. Nunca olvidemos las palabras de Santiago: "Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces" (Stg.1:17). Esto, sin duda, es cierto en cuanto al crecimiento en la gracia así como lo es en cuanto a todo lo demás. Es un "don de Dios". Pero aun así siempre hemos de recordar que Dios se complace en obrar con los medios. Dios ha ordenado los medios al igual que su finalidad. El que quiere crecer en la gracia tiene que usar los medios para lograr crecimiento7.

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7"La experiencia le enseña a cada cristiano que cuanto más estricta, estrecha y constantemente camina con Dios, más fuerte se hace en el cumplimiento de sus deberes. Los hábitos infundidos mejoran con el ejercicio. El fuego del altar de los sacrificios descendía inicialmente del cielo para hacer arder la leña, pero luego se mantenía vivo por el cuidado y labor de los sacerdotes. Así, los hábitos de gracia espiritual son infundidos inicialmente por Dios, pero tienen que ser avivados por influencias cotidianas que provienen de Él. Pero también nuestros esfuerzos, ejercitándonos en la piedad, dependiendo del Señor mantienen vivo ese fuego santo. Entre más se ejercita el cristiano, más fuerte será". -Collinges sobre la providencia, 1678.

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Me temo que este es un punto demasiado olvidado por muchos creyentes. Muchos admiran el crecimiento de la gracia en otros, y desearían ser como ellos. Pero parece que suponen que los que crecen lo hacen por algún don o favor de Dios, y que ese don no les ha sido dado a ellos así que tienen que contentarse tal como están. Esto es una fantasía contra la cual testificaré con todas mis fuerzas. Quiero que se entienda claramente que el crecimiento en la gracia está conectado estrechamente con los usos al alcance de todo creyente y que, por lo general, las almas que crecen lo hacen porque se valen de estos medios.

Pido especial atención de mis lectores mientras trato de presentar en orden los medios para lograr crecer en la gracia. Desechen para siempre la idea vana de que si un creyente no crece en la gracia no es por su culpa. Determine que el creyente, el hombre avivado por el Espíritu no es meramente una criatura muerta, sino un ser con capacidades y responsabilidades enormes. Grabe en su corazón las palabras de Salomón: "El alma del perezoso desea, y nada alcanza; Mas el alma de los diligentes será prosperada" (Pr. 13:4).

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