miércoles, 23 de octubre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

 

5. El costo

"¿Quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se
sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo
que necesita para acabarla?" Lucas 14:28

Este versículo es de gran importancia. Son pocas las personas que no se sienten obligadas a preguntarse a menudo: "¿Cuánto cuesta?"

Al comprar una propiedad, construir un edificio, amueblar los cuartos, trazar planes, cambiar de casa, educar a los hijos, es sabio y prudente anticipar su costo. Muchos se ahorrarían gran dolor y sufrimiento si se acordaran de hacerse la pregunta: "¿Cuánto cuesta?"

Y hay una cuestión donde tiene especial importancia "calcular cuánto cuesta". Esa cuestión es la salvación de nuestras almas. ¿Qué cuesta ser un verdadero cristiano? ¿Qué cuesta ser realmente un hombre santo? Esta, al fin y a cabo, es la gran pregunta. Por no darle ninguna consideración a esto, miles de personas, después de que parece que han empezado bien, se vuelven del camino al cielo y se pierden para siempre en el infierno. Compartiré algunas palabras que pueden arrojar luz sobre el asunto.

I. Mostraré, en primer lugar, lo que cuesta ser un verdadero cristiano.

II. En segundo lugar, explicaré por qué es tan importante calcular el costo.

III. Por último, daré algunas pautas que pueden ayudar a calcular el costo correctamente.

Vivimos en tiempos extraños. Los sucesos van pasando con singular rapidez. Nunca sabemos lo que nos depara un nuevo día; ¡mucho menos sabemos lo que puede suceder dentro de un año! Vivimos en una época en la que hay mucha religiosidad. Centenares de cristianos activos en todas partes están expresando un anhelo por más santidad y una vida espiritual más elevada. No obstante, es más común ver a la gente recibir la Palabra con gozo y después de dos otres años apartarse y volver a sus pecados. No consideraron "lo que cuesta" ser realmente un creyente congruente y un cristiano santo. Sin duda, estos son tiempos cuando deberíamos sentarnos con frecuencia a "calcular el costo" y considerar el estado de nuestras almas. Tiene que importarnos lo que somos. Si anhelamos ser realmente santos, es buena señal. Podemos dar gracias a Dios por poner ese anhelo en nuestros corazones. Pero aun así, hay que calcular el costo. No hay duda de que el camino de Cristo a la vida eterna, lleva a la felicidad. Pero es una necedad ignorar el hecho de que el camino de Cristo es angosto y que la cruz viene antes que la corona.

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