sábado, 14 de septiembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

Aplicación práctica 

Sólo me queda concluir este tema con algunas palabras claras de aplicación. Hemos presentado la naturaleza y las señales visibles de la santificación. ¿Qué reflexiones prácticas debiera generar todo este tema?

(1) Despertemos todos a la realidad del estado peligroso de muchos cristianos. "Seguid... la santidad, sin la cual nadie verá al Señor" (He. 12:14). Entonces, ¡qué cantidad enorme hay de seguidores de una supuesta religión que es totalmente inútil! ¡Qué proporción inmensa de gente que asiste a la iglesia se encuentra en el camino ancho que lleva a la destrucción! ¡Pensarlo es terrible, aplastante y abrumador! ¡Oh, que los predicadores y maestros abrieran sus ojos y tuvieran conciencia de la condición de las almas a su alrededor! ¡Oh, que se pudiera convencer a los hombres que "huyan de la ira que vendrá"! Si las almas no santificadas pueden ser salvas e ir al cielo, la Biblia no dice la verdad. ¡Pero la Biblia es veraz y no puede mentir! ¡Imaginemos cómo será el final!

(2) Asegurémonos de nuestra propia condición y no descansemos hasta sentir y saber que nosotros mismos estamos siendo "santificados". ¿Cuáles son nuestros gustos, nuestras decisiones, preferencias e inclinaciones? Esta es la gran pregunta de prueba. Poco importa lo que queremos, lo que esperamos y lo que anhelemos antes de morir. ¿Dónde estamos ahora? ¿Qué estamos haciendo? ¿Estamos creciendo en santidad o no? Si no, la culpa es nuestra.

(3) Si queremos ser santificados, nuestro camino es claro y sencillo: Tenemos que comenzar con Cristo. Tenemos que acudir a él como pecadores, sin ninguna discusión, sino sólo con nuestra necesidad y entregarle nuestra alma por fe para obtener paz y reconciliación con Dios. Tenemos que ponernos en sus manos, como en las manos de un buen médico, y clamar a él pidiendo misericordia y gracia. No necesitamos presentarnos con una recomendación. El primer paso hacia la santificación, como hacia la justificación, es acudir a Cristo con fe. Tenemos que vivir primero y luego obrar.

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