CÓMO DIOS OBRA PROVIDENCIALMENTE EN NUESTRAS
VIDAS
Capítulo 2-parte 1
La providencia en
nuestro nacimiento
David alabó las
obras maravillosas de Dios cuando pensó en la manera en que Dios le formó y
conoció cada detalle de su pequeño cuerpo, aún antes de que naciera.
(Sal.139:13-16) Pero el cuerpo es solo el exterior de la persona. Dios también
hizo a los seres humanos con la capacidad de amar y pensar, y en este sentido y
otros, somos hechos a la semejanza de Dios. Fíjese qué tan bien ha obrado la
providencia en los primeros días de su vida en este mundo, le ha conducido a
través de muchos peligros, hasta llegar al lugar que Dios se propuso para
usted.
La providencia en
el tiempo y el lugar de nuestro nacimiento
Dios ordenó el
tiempo y el lugar donde usted nació. No todos los países son igualmente
placenteros para vivir y aquellos que viven en un lugar donde Dios es adorado
verdaderamente y las buenas noticias de salvación por su Hijo Jesucristo son
anunciadas abiertamente, han sido favorecidos en forma especial por la
providencia.
La bondad de la
providencia se ve en aquellos cuyos padres fueron creyentes. Sus oraciones, sus
enseñanzas y su ejemplo les estimularon a buscar el conocimiento de Dios y la
vida eterna. Pero aún en aquellos cuyos padres no fueron creyentes, se ve la
providencia especial manifestada en darles el deseo de conocer a Dios cuando
todos en su derredor no tuvieron tal deseo y se opusieron a Dios y a sus
caminos.
La providencia en
nuestro nuevo nacimiento
La providencia se
ve más claramente en la forma en que Dios hace volver a los hombres y mujeres
de su forma de pensar, y les da un conocimiento real de Él mismo. Este es el
mayor beneficio que uno jamás pudiera recibir de la providencia; y le gustará
pensar y hablar sobre ello. La experiencia de Jacob en Bethel fue siempre muy
dulce en sus pensamientos. (Gen.28:10-22) Otros creyentes también han tenido su
“Bethel”, su lugar donde Dios impresionó profundamente sus corazones, el cual
nunca olvidarán.
La extraña y
maravillosa manera en que la providencia obra trayendo personas al conocimiento
de Dios se ve en muchos ejemplos de la Biblia. Una niña que fue llevada en
cautiverio de la tierra de Israel fue dada como sierva a la esposa de Naamán
quien era capitán del ejército del rey de Siria. Esta muchacha habló a su ama
del poder de Dios manifestado por medio del profeta Eliseo, y así Naamán fue
curado de su lepra. (2 Rey. 5:3)
Cristo tuvo que
pasar por Samaria y al mediodía descansó en el pozo de Jacob. Un gran número de
buenas providencias resultaron de ese acontecimiento “ordinario”. Primero la
mujer samaritana fue convertida y después muchas otras personas de aquella
ciudad. (Jn.4:4-42)
Felipe se acercó al
carro del eunuco justo en el momento cuando estaba preparado para recibir la
primera luz del conocimiento de Cristo, pues se encontraba leyendo el libro del
profeta Isaías. (Hech. 8:26-35) Desde los tiempos antiguos la providencia ha
usado muchas y distintas maneras para llevar a los hombres a Cristo.
Una página de un
buen libro que fue utilizada para envolver una compra del mercado fue el medio
usado para convertir a un predicador en Gales. La lectura de un buen libro a
menudo ha sido el medio para traer a personas a Cristo. En ocasiones los
predicadores estimulados por un motivo u otro han cambiado su sermón a última
hora, y algunos de sus oyentes han sido traídos al conocimiento del Salvador.
Algunos carceleros han sido convertidos por medio de las palabras de hombres
buenos encarcelados, como por ejemplo el carcelero de Filipos en los tiempos de
Pablo. (Hechos 16:25-31)
Hombres malvados
han asistido a escuchar a un predicador con el fin de burlarse y causar
problemas, pero Dios intervino convenciéndoles de sus pecados y conduciéndolos
a buscar el perdón. Conocí a un joven que vino a Inglaterra en un barco
procedente de los Estados Unidos. El joven trató de suicidarse y estaba muy
cerca de morir. Lo vi en la mañana, después de su intento de quitarse la vida y
le hablé de la necesidad de arrepentirse y creer en Cristo para recibir la vida
eterna. El joven invocó a Dios pidiéndole que obrara este cambio en su alma. Me
fui sin la esperanza de volver a verlo en este mundo, pero lo encontré aún vivo
por la tarde. Me dijo que el Señor le había ayudado a arrepentirse de sus
pecados, pero que algo le mantenía todavía inquieto. Me preguntó si sería
eficaz la sangre de Cristo para él puesto que al intentar suicidarse había
derramado su propia sangre. Le contesté que Cristo derramó su sangre aún por
algunos de los que con manos inicuas derramaron la sangre de Cristo, algo peor
de lo que él había hecho. Entonces me dijo, “Iré a Cristo para que haga conmigo
lo que quiera”. La siguiente mañana, ante la sorpresa de todos, estuvo bastante
mejor y más tarde se recuperó completamente. Por fin regresó a los Estados
Unidos y un amigo me escribió que Dios había realizado una obra grande en él.
¡Cuán extraños son los caminos de la providencia al guiar a los hombres a Cristo!
Tal como la
providencia ordena extrañamente los eventos cuando despierta las almas, así
también esta obra continúa hasta que las almas son completamente salvadas. Yo
recuerdo la historia de un hombre que fue convertido de su mala manera de vivir
y de sus malas compañías. Pero pasado algún tiempo fue tentado a regresar al
camino del mal. La providencia le condujo a ver su condición, trayendo a su
mente el Proverbio 1:24-26. Estaba muy inquieto pensando que su pecado no
podría ser perdonado. Pero Dios le enseñó en la Escritura Lucas 17:4 y esto le
produjo una paz firme en su mente y en su corazón. Había una buena mujer que
sentía que Dios le había dejado. Poco después se encontró en un estado de
desesperación tan profunda que rehusaba todo consuelo. Un día un ministro del
evangelio fue a verla. Ella tomó un vaso de la mesa y dijo: “Estoy tan segura
de ser condenada, como es seguro que este vaso se quebrará al dejarlo caer.”
Ella arrojó el vaso hacia el suelo con toda su fuerza, pero ante la sorpresa de
ambos, el vaso no se quebró. El ministro le mostró que esto era la obra de la
providencia y desde ese entonces su estado mental se mejoró grandemente.
Ahora, ¿Está usted tan agradecido como debería de estarlo por esto, el favor más grande de todos, es a saber su nuevo nacimiento? Hay muchas clases de misericordias dadas a los hombres por la mano de la providencia, pero ninguna como ésta. Piense cómo la providencia tenía un propósito para su bienestar eterno cuando usted ni siquiera lo entendía. Los pensamientos de Dios no son los nuestros, pero como el cielo es más alto que la tierra, así sus caminos son más altos que los nuestros, y sus pensamientos más altos que los nuestros. (Isa.55:8-9) Zaqueo no tenía ninguna idea de lo que le pasaría cuando subió al árbol para ver pasar a Cristo por el camino. Cuán cariñoso fue el propósito que Cristo tenía para él. Cristo fue a la casa de Zaqueo convirtiéndose no solo en su invitado, sino también en su Salvador. (Luc.19:2-10) Cuán poco pensó usted en el propósito de la providencia cuando usted acudió por una razón u otra a escuchar la predicación de la palabra de Dios. Esto le trajo a usted el mensaje de la salvación. Muchas cosas buenas llegan a los hombres por la mano de la providencia, pero no hay nada que se compare con este bien espiritual (el nuevo nacimiento). Este bien especial procede del amor especial de Dios y es concedido solo a los escogidos de Dios. (1 Tes.1:4-5) Así la salvación fue hecha absolutamente segura. Mientras que usted ve hacia atrás al tiempo cuando fue escogido por Dios antes de la fundación del mundo, también puede ver hacia adelante cuando su salvación será completa. Este bien espiritual es eterno; todavía quedará aun cuando padre, madre, familia, posesiones, salud y la misma vida se hayan ido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario