"...El amigo del esposo...", Juan 3:29
La bondad y la pureza nunca deberían llamar la atención hacia ellas mismas, sino que simplemente deben
ser imanes que lleven a las personas hacia Jesucristo. Si mi santidad no las está atrayendo hacia Él, no es
una santidad de tipo correcto; es únicamente una influencia que despierta emociones indebidas y deseos
malignos en la gente y desvía del destino correcto. Una "preciosura" de santo puede convertirse en un
obstáculo, si en lugar de presentar al Señor sólo presenta lo que Cristo ha hecho por él. Y dejará esta
impresión en los demás: "¡Qué gran persona es ese hombre!" No es un verdadero amigo del Esposo. Yo
soy el que crece todo el tiempo, no Jesús.
Para mantener esta amistad y fidelidad al Esposo, necesitamos cuidar nuestra relación moral y vital con Él
por encima de todo lo demás, incluso de la obediencia. Como a veces no hay nada que obedecer, nuestra
única tarea es mantener la comunión vital con Jesucristo y cuidar de que nada interfiera con ella. Tan sólo
ocasionalmente es un asunto de obediencia. Cuando surge una crisis debemos descubrir cual es la
voluntad de Dios. Sin embargo, la mayor parte de nuestra vida no es de obediencia consciente sino de
mantenimiento de esa relación como amigos del Esposo. El trabajo cristiano podría ser un medio por el
cual desviamos la atención de un alma en Jesucristo. En lugar de ser amigos del Esposo, podemos
convertirnos en "divinas providencias" y posiblemente trabajar en contra de Él mientras empleamos sus
armas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario