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En estos versículos, de manera
breve, se encuentra la afirmación de Pablo acerca del misterio que se
encuentra en el corazón mismo de la vida. Consiste en esta gran verdad:
cuando vienen a Cristo, tanto los judíos como los gentiles son coherederos,
miembros juntamente de un cuerpo y copartícipes de la promesa. En estos tres
términos tenemos las respuestas a las grandes luchas en las que nosotros los
humanos nos vemos involucrados en la actualidad.
“Coherederos” tiene que ver con
posesiones. Pablo se está refiriendo a todo el problema de los humanos y su
universo así como el motivo por el que no podemos resolver nuestros enigmas
ecológicos. La antigua creación que ha existido desde el principio de los
tiempos se ve sometida a una ley inquebrantable, a la que Pablo llama “la
esclavitud de corrupción” en Romanos 8:21. Todo se está deteriorando y ese es
el motivo por el que resulta imposible hallar la solución a los actuales
problemas ecológicos. Pero Pablo dice que en Cristo se ha hallado la
respuesta. Dios está empezando una nueva creación, una que vive bajo un
principio completamente diferente y no está sometida a esta ley.
En el aspecto de la ejecución o
cumplimiento, esto es cierto ya. ¿Por qué no podemos llevarnos bien los unos
con los otros? ¿Por qué se producen tantas roturas todavía en el ámbito de la
familia? Porque cuando seguimos viviendo aún en la antigua creación, esas
cosas son inevitables, pero en el aspecto del Espíritu la solución ya ha sucedido.
Cuando empezamos a “caminar en el Espíritu”, podemos amar y perdonar,
ayudándonos los unos a los otros.
Esta es la explicación de Pablo
acerca del gran misterio. Lo asombroso de ello es que usted puede disfrutarlo
ahora mismo. Es la única esperanza que jamás tendrá usted que vivir de acuerdo
con la gloria de Dios diseñada para el pueblo que Él creó en el principio.
Explicado en estos términos, esto significa que a la actual “civilización”
secular en la que vivimos se la puede comparar con un capullo, que se está
aferrando sin vida a la rama de la historia. Uno de estos días ese capullo se
abrirá en la primavera del mundo, y de él saldrá un nuevo ser, un ser que
está siendo actualmente creado dentro del capullo.
Ya no puede usted esperar un
momento más a despertar a esta verdad; ya ha comenzado. Este es el gran
misterio. Usted puede o bien formar parte de la nueva creación o continuar
formando parte de la antigua, pero no puede hacer las dos cosas al mismo
tiempo. Puede usted vivir su vida como miembro de la nueva creación, en medio
de la antigua, pero no formando ya parte de ella, sino siendo ya “extranjeros
ni forasteros”, dice el apóstol. “En lugar de ello, sepárate y sé libre en
Jesucristo”.
Gracias, Señor, por esta nueva
creación de la que formo parte por medio de la fe en Cristo Jesús. Ayúdame a
vivir como coheredero de la promesa.
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Aplicación a la vida
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¿Cómo podemos tratar los problemas
ecológicos de hoy? ¿Qué ramificaciones producirán nuestros esfuerzos? ¿Cuál
es el gran misterio que se encuentra en el centro mismo de toda la vida?
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