Pero mientras mantenían a Pedro en la cárcel, la iglesia oraba
constante y fervientemente a Dios por él. Hechos 12:5.
Dios le ha concedido a
la iglesia misericordias indecibles como respuesta a la intercesión, porque él
se complace en bendecir a su pueblo en el propiciatorio. La iglesia de Dios
nunca ha ganado una victoria que no sea respuesta a la oración. Toda su
historia es para la alabanza de un Dios que escucha la oración. Ven entonces,
si antes nos fue tan bien, y si Dios nos invita ahora, sí, si él se deleita en
nuestras peticiones, no seamos descuidados y, por el contrario, aumentemos
nuestras peticiones delante de él.
Insto encarecidamente a
mis hermanos en Cristo a altercar así con el Señor: «Señor, tu verdad no
prospera en la tierra, sin embargo, tú has dicho: “Mi palabra no regresará a mí
vacía”. Señor, cada día eres blasfemado y, no obstante, tú has dicho que toda
carne verá tu gloria. Señor, han puesto ídolos, incluso en esta tierra, donde
quemaron a tus mártires, están levantando otra vez las imágenes esculpidas.
Señor, derrúmbalas por amor a tu nombre, por tu honor te lo imploramos, hazlo.
¿No escuchas el triunfo del enemigo? Dicen que el evangelio está desgastado.
Nos dicen que somos reliquias de una raza anticuada, que el progreso moderno ha
barrido la fe. ¿Permitirás que así sea, buen Señor? ¿Será el evangelio considerado
como un almanaque atrasado y pondrán ellos nuevos evangelios en su lugar? Las
almas se pierden. ¡Oh, Dios de misericordia! ¡El infierno se llena, oh Dios de
compasión infinita! Jesús solo ve que pocos llegan ante él y se lavan en su
preciosa sangre. ¡El tiempo vuela y cada año aumenta el número de los perdidos!
¿Cuánto tiempo, oh Dios, cuánto tiempo? ¿Por qué tardas?» De esta manera,
presenta tu caso ante el Señor y él te prestará oído.
A través de la Biblia en un año: Hechos
1-3
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