Cuando leemos en los Evangelios las circunstancias que rodearon la muerte de nuestro Señor Jesucristo, salta a la vista la intensidad de sus sufrimientos, tanto físicos como emocionales. El Señor había sido literalmente masacrado por los soldados romanos antes de llegar a la cruz.
Y no podemos minimizar el enorme sufrimiento emocional y mental que debe haber sido para Él percibir la maldad humana en toda su crudeza y su fealdad.
Pero aunque Cristo era 100% humano como tú y como yo, y sus terminaciones nerviosas funcionaban como la tuya y la mía, su dolor más intenso le sobrevino de la fuente más inesperada. Continuar leyendo...
Fuente: © Por Sugel Michelén. Todo pensamiento cautivo
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