(a) Un elemento esencial en el crecimiento en la gracia es la diligencia en usar los medios de gracia privados. Con esto quiero decir los medios que el hombre debe usar él mismo a solas, y que nadie puede usar en su lugar. Incluyo bajo este encabezamiento la oración en privado, la lectura de las Escrituras en privado y la meditación y auto examen en privado. El que no se esfuerza por ocuparse de estas tres cosas no puede esperar crecimiento. Estas son las raíces del verdadero cristianismo. ¡Equivocarse en esto, es equivocarse en todo! Aquí está la razón por la cual parece que muchos cristianos nunca progresan. Son descuidados y negligentes en lo que respecta a sus oraciones en privado. Leen muy poco su Biblia y con muy poco entusiasmo. No se dan tiempo para analizarse y reflexionar en silencio acerca del estado de sus almas.
Es inútil tratar de ignorar que la época en que vivimos está llena de peligros específicos. Es una época de gran actividad, mucho apuro, afán y entusiasmo en la religión. Muchos, indiscutiblemente "muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará" (Dn. 12:4). Muchos aceptan de buena gana ir a reuniones públicas, escuchar sermones o cualquier otra cosa que apele a las "sensaciones". Pocos parecen recordar la necesidad absoluta de tomarse el tiempo para hacer lo que dijo el salmista: "Meditad en vuestro corazón" (Sal. 4:4). Pero sin esto rara vez hay prosperidad espiritual profunda. Sospecho que los cristianos ingleses de hace doscientos años leían mucho más sus Biblias y estaban con más frecuencia a solas con Dios, que lo que están los actuales. ¡Recordemos este punto! La religión en privado tiene que recibir nuestra mayor atención si queremos que nuestra alma crezca.
(b) Otro elemento esencial para crecer en la gracia es el cuidado en usar los medios públicos de la gracia. Por esto, me refiero a los medios que uno tiene a mano como miembro de la iglesia visible de Cristo. Bajo este encabezamiento incluyo las ordenanzas del culto regular del domingo, la unión del pueblo de Dios en oración y alabanza, la predicación de la Palabra y la celebración de la Cena del Señor. Creo firmemente que el modo como se usan estos medios públicos de gracia habla mucho de la prosperidad o falta de ella en el alma del creyente. Es fácil usarlos de una manera fría e indiferente. Su misma familiaridad tiende a que les restemos importancia. El retorno regular de la misma voz, el mismo tipo de palabras y las mismas ceremonias tienden a adormecernos, endurecernos y hacernos insensibles.
Esta es una trampa en la que caen demasiados hombres que profesan ser cristianos. Si queremos crecer tenemos que mantenernos en guardia en cuanto a esto. Este es un asunto que a menudo contrista al Espíritu y perjudica en gran manera a los santos. Procuremos elevar las oraciones antiguas, cantar los himnos de antaño, ponernos de rodillas ante el altar, escuchar la predicación de las antiguas verdades con la misma frescura y las mismas ansias que cuando por primera vez creímos. Es señal de mala salud cuando alguien pierde el apetito, y es señal de declinación espiritual cuando perdemos nuestro apetito por los medios de gracia. Sea lo que sea que haga en cuanto a los medios públicos, hágalo siempre "según [sus] fuerzas" (Ec. 9:10). ¡Esta es la manera de crecer!