martes, 31 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

(16) "Algunos sienten temor de que no tienen fe en absoluto, porque no tienen el más alto grado de fe, que es la plena seguridad, o porque quieren la comodidad que otros han alcanzado, incluso gozo inefable y glorioso. Pero para quitar esta piedra del camino, hay que recordar que hay varios grados de fe. Es posible que usted tenga fe, aunque no en el más alto grado, ni con gozo en el Espíritu. Es más bien un punto acerca de la fe que la fe misma. De hecho, es más bien una vida basada en los sentidos que una vida por fe; como cuando alguien toma licor constantemente. Se requiere una fe más fuerte para vivir sin el consuelo de Dios, que cuando Dios brilla en nuestro espíritu con abundante alegría". -Matthew Lawrence, Predicador en Ipswich, hablando de la fe, 1657.

(17) "Si alguien por allí ha pensado que la esencia de la fe es una convicción especial y plena del perdón de nuestros pecados, que ese alguien responda por lo que cree. Nuestros teólogos en este país, por lo general, tienen otra opinión. El Obispo Devemant, el Obispo Prideaug y otros, han demostrado la enorme diferencia entre creencia y seguridad, y todos consideran a la seguridad, hija o fruto y consecuencia de la fe. Y el que fuera el erudito Arrowsmith, nos dice que, rara vez, Dios otorga seguridad a los creyentes hasta que hayan crecido en la gracia porque, dice él, que hay la misma diferencia entre la fe de posición y la de garantía, al igual que entre la razón y el aprendizaje. La razón es la base del aprendizaje; así que, como no puede haber aprendizaje si falta la razón (como en el caso de las bestias), de igual manera, no puede haber ninguna garantía si no hay fe de adhesión.

Entonces, como el razonamiento bien utilizado en el estudio de las artes y las ciencias produce aprendizaje, de igual manera, la fe bien utilizada en su objeto correcto y por sus frutos correctos produce seguridad. Además, así como por negligencia, inasistencia o alguna enfermedad, se puede perder lo aprendido, el razonamiento permanece; por la tentación o negligencia espiritual es posible perder la seguridad, mientras que la fe salvadora permanece. Por último, como todos los hombres tienen raciocinio, pero no todos son letrados, así también todas las personas regeneradas tienen fe para cumplir con el método evangélico de la salvación, pero no todos los creyentes verdaderos tienen seguridad". -Sermón por A. Fairclough, Adjunto de Immanuel College, Cambridge, en los Morning Exercises (Matinales), predicado en Southwark, 1660.

(18) "Tenemos que hacer una distinción entre la debilidad y la nulidad en la fe. Una fe débil es auténtica. La caña cascada es débil, pero no por eso Cristo la quebrará. Aunque su fe sea débil, no se desanime. Una fe débil puede recibir a un cristo fuerte, una mano débil puede atar fuertemente los lazos del matrimonio al igual que una fuerte, un ojo débil puede divisar una serpiente peligrosa. La promesa no fue hecha a la fe fuerte, sino a la fe auténtica. La promesa no dice: «Todo aquel que tenga una fe gigantesca que puede mover montañas, que puede cerrar la boca de los leones, será salvo», sino: «Todo aquel que cree, será salvo» aunque su fe sea poca. El agua del Espíritu puede ser derramada sobre usted en santificación, aunque no el óleo del gozo en la seguridad. Puede haber fe de adherencia, pero no evidencia; puede haber vida en la raíz donde no hay fruto en las ramas, y fe en el corazón donde no hay fruto de seguridad". -A Body of Divinity (Un cuerpo de divinidad), por Thomas Watson, ex Ministro de St. Stephen's Walbrook, Londres 1660.

(19) "Muchos de los hijos amados de Dios pueden permanecer mucho tiempo inseguros de su condición presente y eterna, no sabiendo qué pensar acerca de si serán condenados o salvos. Hay creyentes de varias edades en la Iglesia de Dios: Padres, jóvenes, niños e infantes. Como en la mayoría de las familias, hay más infantes y niños que adultos, de igual modo, en la Iglesia de Dios hay más cristianos débiles que dudan, que los fuertes que han madurado hasta saberse totalmente seguros. El infante puede nacer, pero no saberlo; de la misma manera un hombre puede nacer de nuevo y no estar seguro de ello. Hacemos una diferencia entre fe salvadora, como tal, y una convicción total del corazón. Algunos que han de ser salvos pueden no estar seguros de que serán salvos, porque la promesa es de la gracia de la salvación, no la evidencia de ella; es sólo de la fe y no de que la fe será fuerte. Pueden estar seguros de los cielos y, sin embargo, no estar seguros del cielo". -Sermón por Thomas Doolittle, de Pembroke Hall, Cambridge, y a veces rector de St. Alphege, Londres en Morning Exercises (Matinales), en Cripplegate, 1661.

(20) "¿Es necesario para ser justificado estar seguro de que mis pecados han sido perdonados y que, efectivamente, he sido justificado? No, no hay un acto de fe que justifique, sino que es un efecto y fruto que sigue a la justificación. Una cosa es que la salvación de un hombre sea segura, otra que esté seguro de que es segura. Es como un hombre que ha caído en un río, está a punto de ahogarse al ser llevado por la corriente y divisa la rama de un árbol caída sobre el río, de la cual se agarra y se aferra con todas sus fuerzas para que lo salve; sin ver otra posibilidad de salir con bien, le confía a ella su vida. Este hombre, en cuanto se ha tomado de esta rama, está a salvo, aunque no se ha librado de su ansiedad, temor y terror hasta haber reaccionado y ver que está fuera de peligro. Es entonces que está seguro de estar a salvo; pero estaba a salvo antes de estar seguro. Sucede lo mismo con el creyente. La fe es ver a Cristo como el único medio para salvarse y extender la mano con todo el corazón para tomarse de él. Dios habló e hizo la promesa de que por medio de su Hijo justificaría al hombre. Por eso es necesario decir: Creo que Cristo es mi único Salvador y entrego mi alma a él para ser salvo por su mediación. En cuanto el alma puede hacer esto, Dios le imputa la justicia de su Hijo y es, de hecho, justificado en el tribunal del cielo, aunque en el presente, todavía no se haya aquietado y pacificado en el tribunal de su conciencia. Esto sucede después, algunos antes y otros más tarde, por los frutos y efectos de la justificación". -Body of Divinity (Falta traducción), del arzobispo Usher, 1670.

lunes, 30 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

(11) "Hay algunos que son creyentes auténticos y aun así son débiles en la fe. De hecho, reciben a Cristo y su gracia, pero lo hacen con una mano temblorosa; tienen, como dicen los teólogos, la fe de adhesión; se pegarán a Cristo, como suyos, pero les falta la fe de la evidencia, no se ven como suyos. Son creyentes, pero de poca fe; confían que Cristo no los echará fuera, pero no están seguros de que los aceptará". -Sips of Sweetness, or Consolation for Weak Believers (Sorbos de dulzura o consuelo para creyentes débiles), por John Durant, predicador en la Catedral de Canterbury, 1649.

(12) "Sé que usted dice que Jesucristo vino al mundo para salvar los pecadores y «para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Jn. 3:15). No puedo saber más que eso; que teniendo un sentido de mi propia condición pecaminosa, me entrego en alguna medida a mi Salvador y me apropio de su redención totalmente suficiente. Pero, ¡ay, mis percepciones de él son tan débiles que no pueden darle un consuelo firme a mi alma! Sea valiente, hijo mío. Si es que usted confía en ser justificado y salvo por el poder del acto mismo de su fe, tiene razón para estar desanimado porque tiene conciencia de lo débil que es. Pro si la verdad y eficacia de esta feliz obra es en el objeto del cual usted se apropió, a saber los méritos y las misericordias infinitas de Dios el Salvador, que no pueden ser anuladas por ser usted débil, tiene razón para animarse y esperar alegremente su salvación. Comprenda que su causa es buena. Tenemos aquí una mano doble que nos ayuda a marchar al cielo. Nuestra mano de fe se toma de nuestro Salvador, la mano misericordiosa y redentora de nuestro Salvador se toma de nosotros. Nuestro asirnos a él es débil y resulta fácil soltarnos, pero cuando su mano nos sujeta es fuerte e irresistible. Si dependiéramos de nuestras obras, necesitaríamos tener una mano fuerte; pero aquí se requiere sólo tomar y recibir un regalo precioso ¿y por qué no habría de poder hacerlo una mano débil tanto como una fuerte? Y bueno, aunque no sea con tanta fuerza". -Balm of Gilead (Bálsamo de Galaad) por el Obispo Hall, 1650.

(13) "No encuentro que la salvación dependa de la fuerza de la fe, sino de la verdad de la fe, no en su grado más brillante, sino en cualquiera que sea su medida. La Biblia no dice: Si tienes tal o cual grado de fe serás justificado y salvo, sino que sencillamente se requiere creer. El menor grado de fe verdadera da resultado, como dice Romanos 10:9, «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo». El ladrón en la cruz que no había obtenido tanta medida de fe, por un solo acto de fe débil, fue justificado y salvo (Lc. 23:42)". -Exposition of the Prophet Ezekiel (Exposición sobre el profeta Ezequiel), por William Greenhill, Rector de Stepney, Londres, y Capellán de los duques de York y Gloucester, 1650.

(14) "El hombre puede tener gracia auténtica aunque no tenga la seguridad del amor y el favor de Dios, ni de la remisión de sus pecados y de la salvación de su alma. El hombre puede ser de Dios y, aun así, no saberlo; su estado puede ser bueno, pero aun así, no lo ve; puede estar a salvo a pesar de que no está en una posición tranquila. Todo puede estar bien con él en el tribunal de la gloria, pero daría mil mundos por sentirse bien en el tribunal de su conciencia. La seguridad es un requisito para el bienestar del cristiano, pero no precisamente para ser cristiano; es un requisito para la consolación del cristiano, pero no para la salvación del cristiano; es un requisito para el bienestar de la gracia, pero no para estar precisamente en la gracia. Aunque un hombre no puede ser salvo sin fe, puede ser salvo sin seguridad. En muchos lugares de las Escrituras, Dios ha declarado que sin fe no hay salvación, pero no ha declarado en ningún lugar de las Escrituras que sin seguridad no hay salvación". -Heaven on Earth (Cielo en la tierra), por Thomas Brooks, predicador del evangelio en St. Margaret's, Fish Street Hill, Londres, 1654.

(15) "Usted, que puede determinar claramente que tiene fe, aunque sea débil, no se desanime, no se desaliente. Considere que aun la medida más pequeña de fe, es fe salvadora como lo es la más grande. Una chispa de fuego es tan fuego como cualquier otro componente del mismo. Una gota de agua es tan agua como lo es la de un océano. Así que, el granito más pequeño de fe es una fe tan real y tan salvadora, como la fe más grande del mundo. El brote más pequeño toma savia de la raíz, tanto como lo hace la rama más grande. Así que, la medida más débil de fe lo injerta realmente en Cristo y, con eso, toma vida en él, al igual como lo hace la medida de fe más fuerte. La fe más débil une al alma con Cristo. La fe más débil cuenta con la misma medida del amor de Dios que la más fuerte. Somos amados en Cristo y la medida más pequeña de fe nos hace miembros de Cristo. La menor fe tiene el mismo derecho a las promesas que la mayor. Y, por lo tanto, no se desanimen nuestras almas por la debilidad". -Nature and Royalties of Faith (Naturaleza y derechos de la fe), por Samuel Bolton, D.D., de Christ's College, Cambridge, 1657. 

domingo, 29 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

(6) "Una fe débil es fe auténtica, es preciosa, aunque no tan grande como una fe fuerte; el Espíritu Santo es el mismo (el autor), el evangelio es el mismo (el instrumento). Aunque nunca llegue a ser fuerte, la fe débil salva porque por ella nos interesamos en Cristo y hace que él y todos sus beneficios sean nuestros. Porque no es la fuerza de nuestra fe lo que salva, sino la autenticidad de nuestra fe. No es la debilidad de nuestra fe lo condena, sino la falta de fe porque aun la fe más débil se apropia de Cristo y, por tanto, nos salva. Ni tampoco somos salvos por la calidad o cantidad de nuestra fe, sino por Cristo, quien salva por la fe, sea esta fuerte o débil. Una mano débil puede llevarse comida a la boca y esa comida alimenta y nutre al cuerpo tal como si hubiera sido llevada a la boca por una mano fuerte; dado que el cuerpo no se nutre por la fuerza de la mano, sino por las bondades de la carne". -The Doctrine of Faith (La doctrina de la fe), por John Rogers, Predicador de la Palabra de Dios, en Dedham, Essex, 1634.

(7) "Una cosa es tener algo con seguridad, otra saber con seguridad que la tenemos. Buscamos muchas cosas que ya tenemos en las manos y tenemos muchas cosas que creemos haber perdido. Del mismo modo, un creyente puede tener una fe segura, aunque no siempre sepa que la tiene. La fe es necesaria para la salvación; pero una seguridad plena de que cree no es indispensable". -Ball on Faith (Confiar en la fe), 1637.

(8) "Hay una fe débil, que aun así, es auténtica; y aunque es débil, porque es auténtica no será rechazada por Cristo. La fe no es creada perfecta al principio, como lo fue la de Adán; sino que es como un hombre en el curso de la naturaleza, que primero es un instrumento, luego un niño, luego un joven y luego un hombre. Algunos rechazan totalmente a los débiles y llaman hipocresía a toda debilidad en la fe. Estos son, por cierto, hombres orgullosos y crueles. Algunos consuelan y confirman a los que son débiles diciendo: «No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿por qué habrás de destruirte?» (Ec. 7:16). Estos son cojines blandos, pero no seguros; son aduladores lisonjeros, no amigos fieles. Algunos consuelan y exhortan diciendo: «Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios» (He. 6:1). Este es el curso más seguro y el mejor". -Questions, Observations, etc.; upon the Gospel According to St. Matthew (Preguntas, observaciones, etc. sobre el Evangelio según San Mateo) por Richard Ward, en alguna ocasión alumno en Cambridge y predicador del evangelio en Londres, 1640.

(9) "Un hombre puede contar con el favor de Dios, estar en un estado de gracia, ser justificado delante de Dios y, aun así, carecer de una seguridad fehaciente de su salvación y de contar con el favor de Dios en Cristo. Un hombre puede tener dentro de sí una fe salvadora y, no obstante, no percibirla; un hombre puede tener una verdadera fe justificadora, pero no tener el uso o la operación de ella como para darle una seguridad tranquila de su reconciliación con Dios. Diré más: Un hombre puede estar en el estado de gracia y tener en él una verdadera fe que justifica, aunque le parezca lo contrario. Este fue ciertamente el caso de Job quien clamó a Dios: «¿Por qué escondes tu rostro, y me cuentas por tu enemigo?» (Job 13:24). Aun la fe más débil justifica. Si usted no puede recibir a Cristo y descansar en él, aunque sea con una fe débil, tarde o temprano se dará cuenta de s error. Tenga cuidado de no pensar que es la fuerza de su fe lo que lo justifica. No, no: Es Cristo y su justicia perfecta lo que su fe recibe y sobre lo cual descansa, lo que salva. El que tiene la mano más endeble y débil puede recibir una limosna y aplicar una cataplasma a su herida, tal como puede hacerlo la más fuerte y recibir el mismo beneficio". -Lectures upon the 51th Psalm (Discursos sobre el Salmo 51), predicado en Ashby-de-la-Zouch, por Arthur Hildersam, ministro de Jesucristo, 1642.

(10) "Aunque su gracia sea la más débil, si es auténtica, usted tiene una porción tan grande en la justicia de Cristo como la de un cristiano fuerte. Tiene tanto de la justicia de Cristo imputada a usted como cualquier otro". -Sermones por William Bridge, ex profesor de Emmanuel College, Cambridge y pastor de la Iglesia de Cristo en Great Yarmouth, 1648.

sábado, 28 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

Apéndice

La diferencia entre fe y seguridad

Los siguientes son fragmentos de teólogos ingleses, que demuestran...

- que existe una diferencia entre la fe y la seguridad,
- que el creyente puede ser justificado y aceptado por Dios y no disfrutar de un conocimiento adecuado de su propia seguridad y
- que la fe más débil en Cristo, si es genuina, salva al hombre tan ciertamente como lo hace la más fuerte.

(1) "La misericordia de Dios es mayor que todos los pecados en el mundo. Pero, a veces, estamos en un estado que pensamos que no tenemos nada de fe o si acaso la tenemos, es muy floja y débil. Y, por lo tanto, son dos cosas distintas tener fe y sentir la fe. Algunos sienten fe, pero no la pueden obtener, no obstante, no deben desesperarse, sino seguir clamando a Dios y tarde o temprano vendrá: Dios abrirá sus corazones y dejará sentir su bondad". -Sermones del obispo Latimer, 1552.

(2) "El hombre de fe débil puede fallar en la aplicación o en la asimilación y la apropiación de los beneficios de Cristo en su vida. Esto se nota en la experiencia ordinaria. Hay muchos hombres de corazón humilde y contrito que sirven a Dios en espíritu y en verdad, pero aun así, no pueden decir sin tener muchas dudas e inseguridad: Sé y estoy completamente seguro que mis pecados han sido perdonados. ¿Diremos, entonces, que los tales no tienen fe? Ni Dios lo quiera. Esta débil fe será merecedora del cumplimiento de las promesas misericordiosas de Dios para perdón del pecado, tanto como lo es una fe fuerte, aunque no tan contundentemente. El hombre con una mano seca puede extenderla para recibir un regalo de mano de un rey tanto el que tiene una mano normal, aunque quizá no con tanta firmeza y seguridad". -Exposition of the Creed (Exposición del Credo), por William Perkins, Ministro de Cristo en la Universidad de Cambridge, 1612.

(3) "Esta certidumbre de nuestra salvación de la cual habla Pablo, repetida por Pedro y mencionada por David (Sal. 4:7), es ese fruto especial de la fe, que respira gozo espiritual y paz interior, que sobrepasa todo entendimiento. Es cierto que no todos los hijos de Dios la tienen. Una cosa es el árbol y otra es el fruto del árbol: Una cosa es la fe y otro el fruto de la fe. Y ese remanente de los escogidos de Dios que siente la falta de esta fe, de cualquier manera, la tienen". -Sermón por Richard Greenham, ministro y predicador de la Palabra de Dios, 1612.

(4) "Algunos piensan que no tienen nada de fe porque no tienen una seguridad certera. Pero aun el fuego más endeble que pueda haber, tendrá humo". -The Bruised Reed (La caña cascada) por Richard Sibbes, Profesor en Catherine Hall, Cambridge, y predicador en Gray's Inn Londres, 1630.

(5) "El acto de fe se trata de aplicar a Cristo al alma y esto lo puede hacer, tanto la fe más débil como la más fuerte, si es auténtica. Un niño puede sostener una vara tan bien como un hombre, aunque no con tanta fuerza. El prisionero ve el sol a través de un agujero, aunque no tan perfectamente como los que están al aire libre. Los israelitas miraron la serpiente de bronce a la distancia y, aun así, fueron sanados. La fe más pequeña es tan preciada al alma del creyente como la fe de Pedro y Pablo lo era para ellos porque se apropia de Cristo y trae salvación eterna". -An Exposition of the Second Epistle General of Peter (Una exposición de la segunda epístola general de Pedro) por el Rev. Thomas Adams, Rector de St. Gregory, Londres, 1633.

viernes, 27 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

 

(c) Por último, no olvide que la seguridad es algo que puede perderse por un tiempo, le puede suceder aun a los cristianos más brillantes, a menos que tengan cuidado.

La seguridad es una planta muy delicada. Necesita que cada día y cada hora se la vigile, riegue, cuide y valore. Así que vele y ore aún más cuando la tiene. Como dijo Rutherford: "Dele importancia a la seguridad". Manténgase siempre en guardia. En El Progreso del Peregrino, cuando Cristiano se durmió en la arboleda perdió su certificado. Recuerde esto.

David perdió su seguridad durante muchos meses al caer en pecado. Pedro la perdió cuando negó a su Señor. Es cierto que ambos la volvieron a tener, pero no antes de haber derramado lágrimas amargas. La oscuridad espiritual viene montada a caballo, pero se retira caminando. Nos ataca antes de que nos demos cuenta que allí viene. Se retira lenta y gradualmente, y sólo después de muchos días. Es fácil descender por una ladera corriendo, pero es difícil escalarla. Así que recuerde mi advertencia: Cuando tiene el gozo del Señor, vele y ore.

(d) Sobre todo, no contriste al Espíritu. No apague el Espíritu. No irrite al Espíritu. No lo distancie, jugando con malos hábitos pequeños y pecados pequeños. Las pequeñas discusiones entre cónyuges resultan en hogares infelices y las pequeñas faltas, conocidas y permitidas, causarán contrariedad entre usted y el Espíritu.

Preste atención a la conclusión de todo el asunto: El hombre que camina más cercano con Dios en Cristo, por lo general gozará de mayor paz. El creyente que sigue al Señor más plenamente y apunta a la medida más alta de santidad ordinariamente, disfrutará de la mayor esperanza y tendrá una convicción más clara de su propia salvación.

jueves, 26 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

 

(2) Para el creyente

En último lugar, quiero dirigirme a todo creyente que lee estas páginas y decirle algunas palabras de consejo fraternal.

(a) Lo principal que le insto a hacer es esto: Si no cuenta usted con una esperanza segura de haber sido aceptado por Cristo, resuelva este día buscarla. Ocúpese de esto. Esfuércese por lograrla. Pídala en oración. No le dé descanso al Señor hasta "saber en quién ha creído".

Realmente siento que la poca seguridad actual entre los que se consideran hijos de Dios, es una vergüenza y un reproche. "Es para lamentar profundamente", dice el anciano Traill, "el que tantos cristianos hayan vivido veinte o treinta años desde que Jesús los llamara por su gracia y aun sigan dudando". Recordemos el "anhelo" sincero que expresa Pablo: "Cada uno" de los hebreos sea solícito en lograr plena certeza (He. 6:11) para que evite que se les reproche por su falta de seguridad.

Lector creyente, ¿quiere realmente decir que no tiene ningún deseo de intercambiar su esperanza por confianza, su anhelo por convicción, su incertidumbre por conocimiento? Porque una fe débil lo salva, ¿se contentará con eso? Porque la seguridad no es esencial para su entrada al cielo, ¿se conformará sin ella en la tierra? ¡Ay, esta no es una condición sana del alma en la cual permanecer, no es la manera de pensar de la era apostólica! Levántese ya y marche hacia adelante. No se quede pegado a los cimientos de la religión; avance hasta la perfección. No se contente con un día de pequeñeces. Nunca desprecie esto en los demás, pero nunca se contente con esto en usted mismo.

Créame, vale la pena buscar la seguridad. Renuncia usted a sus privilegios cuando se contenta sin ella. Las cosas que digo son para su propia paz. Si es bueno sentirse seguro con respecto a las cosas de este mundo, ¡mucho mejor es estarlo sobre las cosas celestiales! Su salvación es una cosa resuelta y cierta. Dios lo sabe. ¿Por qué no habría de procurar usted saberlo también? No hay nada en esto que no sea bíblico. Pablo nunca vio el Libro de la Vida, no obstante, dijo: "Estoy convencido".

Sea, pues, su oración diaria que su fe aumente. Según el tamaño de su fe, será su paz. Cultive más esa raíz bendita y, tarde o temprano, por la bendición de Dios, puede esperar tener una flor. Quizá no logre una seguridad total de una sola vez. A veces es bueno que tenga que esperar: No valoramos las cosas que podemos obtener sin esfuerzo. Pero aunque se demore, espérela. Busque u crea que la va a encontrar.

(b) No obstante, hay una cosa que no quiero que ignore: No se sorprenda si ocasionalmente tiene dudas, una vez que ha obtenido seguridad. No debe olvidar que está en la tierra y no en el cielo. Está todavía en el cuerpo y tiene pecado que mora en usted; la carne lucha contra el espíritu hasta el final. La lepra no se puede quitar de las paredes de la vieja casa hasta que la muerte la quita. Y también hay un diablo y un diablo fuerte: Un diablo que tentó al Señor Jesús e hizo caer a Pedro y se asegurará que usted lo sepa. Siempre habrá algunas dudas. El que nunca duda, no tiene nada que perder. El que nunca teme, no posee nada realmente valioso. El que nunca siente celos, poco sabe del amor profundo. No se desanime; usted será más que vencedor por medio de aquel que le amó21.

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 21"Nadie siente seguridad en todo momento. Así como el sendero tiene la sombra de los árboles, con tramos de sol y sombra; y así como algunos lugares son oscuros y otros claros, así es usualmente la vida de los cristianos más seguros". -Obispo Hopkins.
"Es de sospechar que una persona sea hipócrita cuando muestra siempre el mismo talante, pretendiendo ser invariablemente recto". -Traill.

miércoles, 25 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

Aplicaciones prácticas

(1) Para el no creyente

Y ahora, para terminar este importante estudio, quiero dirigirme primero al lector que todavía no se ha entregado al Señor, que todavía no se ha alejado del mundo, que aún no ha escogido la mejor parte y no ha comenzado a seguir a Cristo.

Le pido entonces que aprenda, de este tema, cuáles son los privilegios y consolaciones del verdadero cristiano.

No quiero que juzgue al Señor Jesucristo por su pueblo. El mejor de los siervos puede dar apenas un vislumbre de ese glorioso Maestro. Tampoco quiero que juzgue los privilegios de su reino por la medida de confort que logran muchos de los suyos. ¡Ay, la mayoría somos unas pobres criaturas! Tenemos pocas, muy pocas de las bendiciones que podríamos disfrutar. Pero tenga por seguro que hay cosas seguras en la ciudad de nuestro Dios que aquellos que tienen una esperanza segura ya pueden palpar, aun en esta vida. Hay allí tal abundancia de paz que el corazón no puede concebir. En la casa de nuestro Padre hay tanto pan que hasta sobra, aunque muchos de nosotros comemos muy poco de él y, por ende, seguimos siendo débiles. Pero no culpemos al Maestro: La culpa es toda nuestra.

Y, al final de cuentas, el hijo más débil de Dios cuenta con una mina de consolaciones en su interior, de las cuales usted no puede saber nada. Usted ve los conflictos y los zarandeos de la superficie de su corazón, pero no las perlas de gran precio escondidas en el fondo. El miembro más frágil de Cristo no cambiaría su lugar con usted. El creyente que posee la menor seguridad está mucho mejor que usted. Tiene esperanza, aunque débil, en cambio usted no tiene ninguna. Tiene una porción que nunca le será quitada, un Redentor que nunca le será quitado, un Salvador que nunca lo abandonará, un tesoro que nunca se desvanece a causa de su insuficiente comprensión en el presente. Pero, en cuanto a usted, si muere tal como está, también morirán todas sus expectaciones. ¡Oh, que fuera usted sabio, que comprendiera estas cosas! ¡Oh, que considerara su destino final!

Siento más lástima por usted que nunca en estos últimos días en los que el mundo está llegando a su final. Siento mucha pena por aquellos cuyo todo tesoro está en la tierra y cuyas esperanzas están en este lado de la tumba. ¡Sí!...

        - cuando veo antiguos reinos y dinastías temblando hasta sus cimientos,

        - cuando veo, como vimos todos hace unos años, a reyes y príncipes, a ricos y grandes hombres                 huyendo para salvar sus vidas sin saber dónde esconderse,

        - cuando veo propiedades que dependen de la confianza pública derritiéndose como la nieve en                 primavera, y las acciones de la bolsa de valores y fondos del gobierno perdiendo su valor.

Cuando veo estas cosas, me dan mucha lástima los que no tienen una porción mejor que la que este mundo les puede dar, ni un lugar en el reino que no puede ser arrebatado20.

Recurra a un ministro de Cristo este mismo día. Busque las riquezas que perduran, un tesoro que nadie le puede quitar, una ciudad con cimientos duraderos. Haga lo que hizo el apóstol. Entréguese al Señor Jesucristo y busque aquella corona incorruptible que está preparado para otorgarle. Tome el yugo de Cristo y aprenda de él. Apártese del mundo que nunca lo satisfará y del pecado que le morderá como una serpiente si se aferra a él hasta el final. Venga al Señor Jesús como un humilde pecador y Él lo recibirá, perdonará y le dará su Espíritu renovador, y le llenará de paz. Esto le dará más consolación que la que jamás le ha dado el mundo. Hay un vacío en su vida que nadie, sino la paz de Cristo puede llenar. Venga y comparta nuestros privilegios. Venga con nosotros y siéntese a nuestro lado.

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20 "Son doblemente desafortunados los que no tienen asegurado el cielo ni la tierra, ni lo temporal ni lo eterno". -Thomas Brooks.

martes, 24 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C.RYLE (1816-1900)

 

Bendigo a Dios porque nuestra salvación no depende en absoluto de nuestras propias obras. Somos salvos por gracia, no por obras de justicia, por fe, sin las obras de la ley. Pero no quisiera nunca que algún creyente olvidara por un momento que nuestro sentido de ser salvos depende de nuestra manera de vivir. La inconsistencia empañará su vista y pondrá nubes entre usted y el sol. El sol es el mismo detrás de las nubes, pero usted no podrá ver su resplandor y disfrutar su calor, y su alma estará sombría y fría. Es en la senda del bien hacer, en donde lo visitará la fuente de luz y brillará en su corazón.

"La comunión íntima de Jehová", dice David, "es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto" (Sal. 25:14).

"Y al que ordenare su camino, le mostraré la salvación de Dios" (Sal. 50:23).

"Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo" (Sal. 119:165).

"Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros" (1 Jn. 1:7).

"No amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él" (1 Jn. 3:18, 19).

"Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos" (1 Jn. 2:3).

Pablo era un hombre que se esforzaba por tener una conciencia sin ninguna ofensa a Dios ni al hombre (Hch. 24:16). Podía decir con audacia: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe". No me extraña, entonces, que Dios lo capacitó de modo que pudo agregar confiadamente: "Me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día" (2 Ti. 4:7, 8).

Si algún creyente del Señor Jesús anhela seguridad y no la tiene, que reflexione también en este punto. Mire su propio corazón, mire su propia conciencia, mire su propia vida, mire sus propias costumbres y mire su propio hogar. Y quizá cuando lo haya hecho, podrá decir: "Con razón no tengo una esperanza segura".

Dejo estos temas que acabo de mencionar a la consideración personal de cada lector de este escrito. Estoy seguro de que vale la pena examinarlos. Examinémoslos sinceramente. Y quiera el Señor darnos entendimiento en todas las cosas.

domingo, 22 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

 

(3) Otra causa común de la falta de seguridad es un andar inconsistente en la vida.

Con tristeza y dolor me siento constreñido a decir que me temo que la inconsistencia con frecuencia impide que las personas obtengan una esperanza segura.

El flujo de cristianos profesantes en la actualidad es mucho más amplio de lo que era antes y me temo que tengo que reconocer que, a la misma vez, ese cristiano es más superficial.

La incongruencia en la vida es totalmente destructiva para la paz de la conciencia. Las dos cosas son incompatibles. No pueden darse ambas en una misma persona. Si usted tiene pecados que lo dominan y no puede decidirse a renunciar a ellos, si no puede amputarse la mano derecha ni arrancarse el ojo derecho cuando la ocasión lo requiere, le asevero que no tendrá ninguna seguridad.

Un andar vacilante, una reticencia a emprender, audaz y decididamente un camino, una disposición inmediata a conformarse al mundo, un testimonio vacilante para Cristo, una religión indecisa, una resistencia a adoptar una norma elevada de santidad y vida espiritual, son una fórmula infalible para malograr el jardín de su alma.

Es inútil suponer que podrá sentirse seguro y convencido de que ha sido perdonado y aceptado por Dios, a menos que considere que todos los mandamientos de Dios acerca de todas las cosas son correctos y que Dios aborrece todo pecado, sea grande o pequeño (Sal. 119:128). Un solo Acán que permita entrar en el campamento de su corazón debilitará sus manos y arrasará con sus consolaciones. Usted tiene que estar cultivando diariamente su vida en el Espíritu, si va a cosechar el testimonio del Espíritu. (Gá. 5:25). No encontrará ni sentirá que todos los caminos del Señor son caminos placenteros, a menos que trabaje en todo para agradar al Señor19

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19 "¿Quiere tener una esperanza fuerte? Entonces mantenga pura su conciencia. No se puede corromper una sin debilitar la otra. La persona piadosa que es negligente e indiferente en su andar santo se encontrará pronto con que su esperanza languidece. Todo pecado lleva al alma que anda en él a temblar de miedo y sacudir su corazón". -Gurnall.

"Una causa grande y demasiado común que causa aflicción es algún pecado secreto; apaga la luz del alma, la disipa y causa estupor, de modo que no puede ver ni sentir su propia condición. Pero sobre todo provoca que Dios se aparte, que retire sus consolaciones y la ayuda de su Espíritu". -Saints' Rest (Descanso de los santos) por Baxter.

"Las estrellas que tienen trayectorias más cortas son las que están más cerca del polo y los hombres cuyas vidas están menos enredadas con el mundo, siempre son las que están más cerca de Dios y de la seguridad de su favor. Recuerde esto, cristiano mundano: Usted y el mundo deben separarse, de otra manera la seguridad y su alma nunca se encontrarán". -Thomas Brooks.

sábado, 21 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)


(2) Otra causa común de la falta de seguridad es la falta de ganas de crecer en la gracia.

Sospecho que muchos creyentes auténticos tienen conceptos peligrosos y no bíblicos sobre esto; es claro que no digo que lo hagan a propósito, pero de hecho, los tienen. Muchos parecen pensar que, una vez convertidos, no se tienen que ocupar de otra cosa y que el estado de salvación es una especie de cómodo sillón donde simplemente se tienen que sentar, descansar y ser felices. Parecen creer que la gracia es algo que les ha sido dada para que la disfruten y olvidan que es dada como un talento, para ser usado, aprovechado y mejorado. Estas personas olvidan las muchas exhortaciones a "aumentar, crecer, abundar más y más y agregar a su fe" y cosas parecidas; y en su estado pasivo, sentados tranquilamente, no me extraña que se pierdan la seguridad.

Creo que debe ser nuestra meta continua y nuestro anhelo constante marchar hacia adelante, y nuestro lema en cada cumpleaños, en cada comienzo de año debe ser: "Más y más" (1 Ts. 4:1): Más conocimiento, más fe, más obediencia y más amor. Si hemos cosechado a treinta por uno, tenemos que procurar cosechar al sesenta y si hemos cosechado sesenta, debemos esforzarnos por cosechar a ciento por uno. La voluntad del Señor es nuestra santificación y debe ser nuestra voluntad también (Mt. 13:23; 1Ts. 4:3. Una cosa de la cual siempre podemos depender es que hay una conexión inseparable entre la diligencia y la seguridad. Dice Pedro: "Procurad"(2 P. 1:10). "Deseamos", dice Pablo "que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud para plena certeza de la esperanza" (He. 6:11). "El alma de los diligentes", dice Salomón, "será prosperada" (Pr. 13:4). Contiene mucha verdad la antigua máxima puritana que dice: "La fe de la adhesión viene por el oír, pero la fe de la seguridad no viene sin el hacer".

¿Es alguno de mis lectores uno de aquellos que anhela la seguridad, pero no la tiene? Preste atención a mis palabras. Nunca la obtendrá sin diligencia, no importa lo mucho que la anhele. No hay ganancia sin dolor en las cosas espirituales, así como no la hay en las temporales. "El alma del perezoso desea, y nada alcanza" (Pr. 13:4)18.

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18 "¿De quién es la culpa si usted deja de cuestionar su parte con Cristo? Si los cristianos se ocuparan más de examinarse a sí mismos, de caminar más cerca de Dios; si tuvieran una comunión más estrecha con Dios y actuaran con más fe, esta oscuridad y dudas vergonzosas pronto desaparecerían". -Robert Traill.

"Al cristiano perezoso siempre le faltarán cuatro cosas: Consuelo, contentamiento, confianza y seguridad. Dios ha hecho una separación entre el gozo y la indolencia. Entre la seguridad y la pereza y, por lo tanto, es imposible juntar estas cosas que Dios ha separado tanto". -Thomas Brooks.

"¿Se encuentra hundido y con dudas, tambaleando e incierto, sin saber cuál es su condición ni si tiene parte en el perdón que viene de Dios? ¿Está fluctuando entre esperanzas, temores, falta de paz, consolación y seguridad? ¿Por qué se queda sin hacer nada? Levántese, vele, ore, ayune, medite, batalle contra sus lascivias y corrupciones, no tema ni se asuste ante los ruegos de estas obras de la carne pidiéndole que no las abandone, marche adelante al trono de gracia con oraciones, súplicas inoportunas, pedidos sin descanso; esta es la manera de apropiarse del reino de Dios. Estas cosas no constituyen paz, ni seguridad, pero son parte de los medios que Dios ha determinado para alcanzarlas". -Owen sobre el Salmo 23.

viernes, 20 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)


Muchos parecen olvidar que somos salvos y justificados siendo pecadores y, únicamente pecadores, y que nunca podemos serlo más de lo que ya somos, aunque lleguemos a la edad de Matusalén. Somos indudablemente pecadores redimidos, pecadores justificados y pecadores renovados, pero pecadores, pecadores y pecadores seremos siempre hasta el fin. No parecen comprender que hay una gran diferencia entre nuestra justificación y nuestra santificación. Nuestra justificación es una obra terminada y perfecta, no admite grados. En cambio, nuestra santificación es imperfecta e incompleta, y lo será hasta la última hora de nuestra vida. Parece que estos creyentes esperan que el creyente pueda, en algún periodo de su vida, ser libre de corrupción y lograr una especie de perfección interior. Y al no encontrar en sus corazones este estado angelical, llegan enseguida a la conclusión de que su estado no es bueno. Entonces siguen lamentándose todos los días, dominados por el temor de no tener arte ni parte con Cristo, y negándose a recibir consuelo.

Demos nuestra atención a este punto. Si algún alma creyente anhela seguridad y no la tiene, pregúntese, ante todo, si está bien seguro de que su fe es legítima, si sabe distinguir entre las cosas que son diferentes y si es totalmente claro en cuanto al tema de la justificación. Tiene que saber lo que es sencillamente creer y ser justificado por fe, antes de poder sentirse seguro.

En esta cuestión, como en muchas otras, la antigua herejía gálata (el error de creer que la salvación podía ganarse por medio de alguna fórmula legalista) es el origen más fértil del error, tanto en doctrina como en práctica. La gente debería buscar conceptos más claros de Cristo y de lo que Cristo ha hecho por ellos. Feliz el hombre que realmente comprende "la justificación por fe sin las obras de la ley".

jueves, 19 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

 

IV. Causas por las cuales, rara vez, se logra una esperanza segura

Llego ahora al último tema que mencioné. Prometí explicar algunas causas por las cuales rara vez se llega a tener una esperanza segura. Lo haré brevemente.

Esta es una cuestión muy seria que debería motivarnos a todos a escudriñar profundamente nuestro corazón. Ciertamente, pocos entre el pueblo de Cristo, parecen alcanzar este bendito espíritu de seguridad. Muchos creen relativamente, pero pocos están convencidos. Muchos, comparativamente, tienen una fe salvadora, pero pocos aquella confianza gloriosa que brilla en el lenguaje de Pablo. Creo que tenemos que reconocer que este es el caso.

Ahora bien, ¿por qué es esto así? ¿Por qué lo que dos apóstoles recomendaron tan encarecidamente que buscáramos, es algo que pocos creyentes conocen por experiencia en estos días? ¿Por qué la esperanza segura es algo que rara vez se ve?

Quiero ofrecer humildemente varias sugerencias sobre el por qué. Sé que muchos, a cuyos pies me sentaría gustosamente, tanto en la tierra como en el cielo, nunca han alcanzado la seguridad. Quizá el Señor ve algo en el temperamento natural de algunos de sus hijos que no es idóneo para que ellos se sientan seguros. Quizá, a fin de mantener su salud espiritual, necesitan permanecer en esa condición. Sólo Dios lo sabe. No obstante, después de mucha especulación, me temo que hay muchos creyentes sin una esperanza segura, cuyos casos, muy a menudo, se deben a causas como las siguientes.

(1) Sospecho que una de las causas más comunes es un concepto defectuoso de la doctrina de la justificación.

Me inclino a pensar que existe una confusión en la mente de muchos creyentes acerca de la justificación y la santificación. Reciben la verdad del evangelio: Algo tiene que suceder dentro de nosotros, al igual que algo tiene que ser hecho para nosotros, si hemos de ser auténticos miembros de Cristo y hasta allí tienen razón. Pero luego, sin ser conscientes de ello, tal vez, parecen asimilar la idea de que su justificación es, en cierta medida, afectada por algo dentro de ellos mismos. No ven con claridad la obra de Cristo en ellos, ni su propia obra, ni en su totalidad ni en parte, ni directa o indirectamente, que es la base de la aceptación de Dios. Ignoran que la justificación es algo que realiza él sin nuestra intervención, por lo cual no requiere nada de nuestra parte, excepto sencillamente fe; y que el más débil pecador es justificado total y completamente tal como lo es el más fuerte17.

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17 La Confesión de Fe de Westminster da una descripción admirable de la justificación: "A los que Dios llama de una manera eficaz, también justifica gratuitamente, no infundiendo justicia en ellos, sino perdonándoles sus pecados y, contando y aceptando sus personas como justas; no por algo en ellos o hecho por ellos, sino solamente por causa de Cristo; no por imputarles la fe misma, ni el acto de creer, ni alguna otra obediencia evangélica como su justicia, sino imputándoles la obediencia y satisfacción de Cristo; y ellos por la fe, le reciben y descansan en él y en su justicia. Esta fe no la tienen de ellos mismos. Es un don de Dios".

miércoles, 18 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

 

Nadie tiene mejor posibilidad de vigilar de cerca a sus propios corazones y vidas que aquellos que conocen la tranquilidad de vivir en estrecha comunión con Dios. Sienten que son privilegiados y temen perder su privilegio. Tiemblan ante la posibilidad de perder su posición y arruinar su tranquilidad por colocar nubarrones entre ellos y Cristo. El que va de viaje con poco dinero no tiene cuidado del peligro que pueda haber en su itinerario y no le importa lo tarde que viaje. Por el contrario, el que lleva oro y joyas es un viajero cauteloso. Considera bien sus caminos, su hospedaje y sus compañías, y no se expone a ningún riesgo. Un antiguo refrán, aunque muy poco científico, dice que las estrellas fijas son las que más tiemblan. El hombre que disfruta más plenamente de la luz del rostro reconciliado de Dios, será el hombre que tiembla por el solo miedo a perder sus benditas consolaciones y temeroso de hacer algo que contriste al Espíritu Santo.

Encomiendo estos cuatro puntos a la consideración seria de todo cristiano profesante. ¿Quisiera usted sentir los Brazos Eternos abrazándolo y oír todos los días la voz de Jesús acercándose a su alma y diciendo "Soy tu salvación"? ¿Le gustaría ser un obrero útil en la viña del Señor en su época y generación? ¿Quisiera ser conocido por todos los hombres como un seguidor de Cristo valiente, firme, decidido, fiel e inconmovible? ¿Quisiera tener una mente particularmente espiritual y santa? No dudo que algunos lectores dirán: "Estas son las cosas que precisamente nuestros corazones anhelan. Las ansiamos, pero parecen estar distantes".

La poca fe puede ser la causa de los fracasos

Ahora bien, ¿se le ha ocurrido alguna vez que haber descuidado la seguridad sea posiblemente la razón principal de sus fracasos; que la poca fe que satisface, puede ser la poca paz que siente? ¿Le resulta extraño que las gracias en usted desmayan y languidecen, mientras deja que la fe, que es la raíz y madre de todas ellas, se mantenga enclenque y débil?

Siga hoy mi consejo. Procure aumentar su fe. Procure tener una esperanza segura de su salvación como la del apóstol Pablo. Procure obtener una confianza sencilla en las promesas de Dios como la de un niño. Procure poder decir con Pablo: "Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día" (2 Ti. 1:12). 

Es muy probable que haya intentado otros modos y métodos, y haya fracasado completamente. Cambie su plan. Adopte otra táctica. Empiece a confiar implícitamente. Eche fuera su retraso falto de fe y crea lo que dice el Señor. Venga y humíllese con su alma y sus pecados a los pies de su Salvador. Comience simplemente creyendo y, pronto, todo lo demás le será agregado16.

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16 "Lo que provoca tanta perplejidad es que invirtamos el orden de Dios. Algunos dicen 'Si yo supiera que la promesa es para mí y que Cristo fue un Salvador para mí, podría creer'; es decir, primero quiero ver y después creeré. Pero el método correcto es justo al revés. Dijo David: 'Creí, por tanto hablé' (Salmo 116:10). Primero creyó y después vio". -Cardenal Leighton.

martes, 17 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

(4) Recordemos, por último, que la seguridad es deseable porque tiende a formar cristianos más santos. Esto también suena increíble y extraño y, no obstante, es cierto. Es una de las paradojas del evangelio. A primera vista, es contraria a la razón y al sentido común, pero, aun así, es una realidad. Pocas veces distó tanto de la verdad el cardenal Bellarmine como cuando dijo: "La seguridad tiende a producir indiferencia y pereza". Aquel que es perdonado gratuitamente por Cristo siempre hará mucho para la gloria de Cristo y aquel que disfruta al máximo la seguridad de haber sido perdonado mantendrá su andar más íntimo con Dios. Es palabra fiel y digna de ser recordada por todos los creyentes: "Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro" (1 Jn. 3:3). Una esperanza que no purifica al creyente es una burla, una fantasía y una trampa15.

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15 "La verdadera seguridad de salvación que el Espíritu de Dios haya puesto en cualquier corazón tiene la fuerza de impedir que viva una vida libertina y entreteje en su corazón amor y obediencia a Dios, como no puede hacerlo ninguna otra cosa en el mundo. La verdadera causa de todo el libertinaje que reina en el mundo es la falta de fe y seguridad o una seguridad falsa y carnal en el amor de Dios". -Salmo 51, Hildersam.

"Nadie camina tan armoniosamente con Dios como los que están seguros del amor de Dios. La fe es la madre de la obediencia y la confianza segura da paso a la rectitud en la vida. Cuando los hombres se sueltan de Cristo, se sueltan de sus deberes y su creencia fluctúa; se nota pronto por su inconstancia e irregularidad al caminar. No nos sumamos con presteza a una empresa de cuyo éxito dudamos; de manera semejante, cuando no sabemos si Dios nos aceptará o no, cuando somos inconstantes, así como confiamos y desconfiamos con respecto a las cosas de esta vida, también somos inconstantes en servir a Dios. Es calumnia del mundo decir que la seguridad es una doctrina inútil". -Exposition of James (Exposición sobre Santiago) por Manton, 1660.

"¿Quién siente más convicción de que debe cumplir sus obligaciones? ¿El hijo que es consciente de su relación cercana y sabe que su padre lo ama o el sirviente que tiene razones poderosas para dudarlo? El temor es un principio débil e impotente en comparación con el amor. Los terrores pueden despertar, el amor aviva. Los terrores pueden 'casi persuadir', el amor convence sobreabundantemente. Estoy seguro que el hecho de que el creyente sepa que su Amado es de él y él de su Amado (Cnt. 4:3), se ve por la experiencia de que pone sobre él las obligaciones más fuertes y contundentes de ser leal y fiel al Señor Jesucristo. Hay quien cree que Cristo es precioso (1 P. 2:7), pero también hay el que sabe que Cristo es mucho más que precioso, 'aun uno entre diez mil' (Cnt. 5:10)". - Sermon in Morning Exercises (Sermón en los Ejercicios Matinales) por Fairclough, 1660.

"¿Acaso es necesario que a los hombres se les mantenga con miedo a la condenación, a fin de que sean circunspectos y presten atención a sus obligaciones? ¿Acaso no es la expectativa segura del cielo mucho más eficaz? El amor es el principio más noble y fuerte de la obediencia; y no podemos dudar de que un sentido del amor de Dios por nosotros aumentará el deseo de complacerle". -Christian System por Robinson.

lunes, 16 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

 

(3) Recordemos también que hemos de anhelar la seguridad porque tiende a hacer de un cristiano un cristiano decidido.

La indecisión y las dudas sobre nuestro propio estado son, a los ojos de Dios, un mal gravoso y la madre de todos los males. A menudo producen que el creyente siga con vacilación e incertidumbre al Señor. La seguridad ayuda a desatar muchos nudos, aclara y esclarece la senda del deber cristiano.

Muchos, que esperamos sean hijos de Dios y que tengan gracia verdadera, aunque sea débil, se sienten continuamente atacados por dudas sobre cuestiones prácticas. "¿Está bien que hagamos tales o cuales cosas, que renunciemos a esta costumbre familiar? ¿Hemos de andar con esas compañías? ¿A dónde ponemos los límites a las visitas? ¿Cómo conviene vestirnos y cuáles serán nuestras distracciones? ¿No debemos nunca, bajo ninguna circunstancia, bailar ni jugar a las cartas, ni asistir a fiestas?" Esta es la clase de preguntas que parece causarles constantes problemas. Y con frecuencia, mucha frecuencia, la raíz sencilla de su perplejidad es que no se sienten seguros de ser hijos de Dios. Todavía no han determinado este punto, de qué lado de la puerta están. No saben si están dentro o fuera del arca.

De que un hijo de Dios debiera comportarse de cierta manera, están seguros, pero la pregunta importante es: "¿Son ellos mismos hijos de Dios?" Si solo sintieran que lo son, marcharían adelante en línea recta. Pero no estando seguros, sus conciencias están siempre vacilando y en un punto muerto. El diablo susurra: "Quizá al final de cuenta no eres más que un hipócrita: ¿Qué derecho tienes tú de tomar un camino decidido? Espera a ser realmente cristiano". ¡Y este susurro demasiadas veces hace inclinar la balanza y los lleva a transigir miserablemente con el mundo o desgraciadamente a conformarse a él!

Creo que aquí tenemos una de las razones principales por la cual tantos creyentes en esta época demuestran una conducta inconstante, superficial, insatisfactoria y desganada con el mundo. Se niegan a despojarse de todo lo relacionado con el viejo hombre porque no están bien seguros de haberse vestido del nuevo. En suma, no tengo ninguna duda de que una causa secreta de "vacilar entre dos opiniones" es la falta de seguridad. Cuando alguien puede afirmar decididamente: "¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!", su camino se hace muy claro. (1R. 18:39).

domingo, 15 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

 

Para ilustrar esto, tomemos dos inmigrantes ingleses y supongamos que se asientan lado a lado en Nueva Zelanda o Australia. Les dan a ambos un terreno para desmontar y cultivar. Los dos terrenos miden lo mismo y son de la misma calidad. Les entregan los títulos oficiales como propietarios, estipulando claramente que es propiedad de ellos y sus descendientes para siempre. Finalmente, registran esos títulos de propiedad con las autoridades correspondientes y de todas las demás maneras ingeniadas por el hombre.

Supongamos que uno de ellos se pone a trabajar para desmontar su tierra y cultivarla, y trabaja en esto día tras día sin parar. Supongamos que, mientras tanto, el otro interrumpe constantemente su trabajo y acude repetidamente a la oficina del registro público de la propiedad para preguntar si la tierra es realmente de él, si no hay algún error, si, después de todo, los instrumentos legales que le fueron dados no tienen alguna falla.

El primero nunca duda de tener el título de su propiedad, sino que simplemente sigue trabajando. El otro nunca se siente seguro de su título y se pasa la mitad del tiempo en la oficina de catastro, haciendo preguntas innecesarias.

¿Cuál de estos dos hombres habrá progresado más en el lapso de un año? ¿Cuál de ellos habrá hecho más con su propiedad, habrá trillado más tierra, tendrá las mejores cosechas para mostrar y será el más próspero, en general?

Cualquiera, con un poco de sentido común, puede contestar esa pregunta. No tengo que dárselas yo. Sólo puede haber una respuesta. El que dedique total atención a sus tierras obtendrá siempre más éxito.

Sucede algo similar con la cuestión de nuestro título en las "mansiones celestiales". Nadie hará más por el Señor que lo compró, como el creyente que ve su título con claridad y no se distrae con incredulidades, dudas, cuestionamientos y vacilaciones. El gozo del Señor será la fortaleza de aquel hombre. Dice David: "Vuélveme el gozo de tu salvación... Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos" (Sal. 51:12,13).

Nunca han existido obreros cristianos como los apóstoles. Realmente, la obra de Cristo era su comida y su bebida. No contaban su propia vida como algo a qué aferrarse. Pusieron su libertad, salud y comodidad mundana al pie de la cruz. Y una gran razón de esto, creo, fue su esperanza segura. Eran hombres que podían decir: "Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno" (1 Jn. 5:19).

sábado, 14 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

(2) Recordemos, también, que la seguridad es deseable porque tiende a hacer del cristiano un obrero que trabaja activamente.

Nadie, hablando en general, hace tanto para Cristo en la tierra como los que disfrutan de la confianza más plena de la entrada gratuita al cielo y no ponen su confianza en sus propias obras, sino en la obra consumada de Cristo. Esto puede parecer demasiado maravilloso para ser verdad, pero me atrevo a decir que es cierto.

El creyente que no tiene una esperanza segura, pasará mucho de su tiempo escudriñando el interior de su corazón, analizando su estado. Al igual que la persona nerviosa e hipocondríaca, estará obsesionado por sus propios problemas, sus dudas y cuestionamientos, sus propios conflictos y corrupciones. En suma, a menudo se encontrará con que está tan trastornado por sus batallas internas que tiene poco tiempo libre para otras cosas y poco tiempo para trabajar para Dios.

En cambio, el creyente que, como Pablo, tiene una esperanza segura, se encuentra libre de estas distracciones que hostigan al creyente. No desconcierta a su alma con dudas sobre su propio perdón y aceptación. Mira el pacto eterno sellado con sangre, la obra consumada y la palabra inquebrantable de su Señor y Salvador que nunca ha fallado y, por lo tanto, considera su salvación como cosa segura. Y es así que puede dar toda su atención a la obra del Señor y, por ende, a la larga, hacerla14.

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14 "La seguridad nos hace más activos y entusiastas en el servicio de Dios, nos incita a orar y a ser obedientes. La fe nos hace caminar, pero la seguridad nos hace correr. Pensamos que nunca podríamos hacer bastante para Dios. La seguridad es como las alas para el pájaro y el péndulo para el reloj, pone en marcha las ruedas de la obediencia". -Thomas Watson.

"La seguridad causa que el hombre sea ferviente, constante y abundante en la obra del Señor. Cuando el cristiano seguro ha terminado un trabajo, pide otro. '¿Qué tengo que hacer ahora, Señor?', dice el alma segura, '¿qué tengo que hacer ahora?'. El cristiano seguro hará cualquier trabajo que sea, pondrá su cerviz en cualquier yugo por Cristo, nunca piensa que ha hecho bastante, siempre piensa que ha hecho muy poco y cuando ha hecho todo lo que ha podido, toma asiento diciendo 'Siervo inútil soy'". -Thomas Brooks.

viernes, 13 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

 

La seguridad fortalece al hombre en sus dolores y enfermedades, le tiende la cama y alisa su almohada en su lecho de muerte. Le hace posible decir: "Si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio" (2 Co. 5:1). "Teniendo deseo de partir y estar con Cristo"(Fil. 1:23). "Mi carne y mi corazón desfallecen; más la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre" (Sal. 73:26)12.

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12 Estas fueron las palabras de Rutherford en su lecho de muerte: "¡Oh que todos mis hermanos supieran a qué Señor he servido y qué paz tengo este día! Dormiré en Cristo y cuando despierte estaré satisfecho con ver su rostro" (1661). Estas fueron las palabras de Baxter en su lecho de muerte: "Bendigo a Dios porque tengo una seguridad absoluta de mi felicidad eterna y mucha paz y consolación en mi interior". Cuando casi llegaba a su final, le preguntaron cómo estaba. La respuesta fue: "Casi bien". (1691).

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El fortísimo consuelo que la seguridad puede dar en la hora de la muerte es un punto de gran importancia. Podemos depender de esto, nunca nos será tan preciada la seguridad como cuando nos llega el turno para morir. Son pocos los creyentes que en esa hora atroz no descubren el valor y privilegio de una "esperanza segura", lo hayan pensado o no durante su vida. Las "esperanzas" y "confianzas", en general, son muy buenas mientras brilla el sol y el cuerpo está fuerte; pero cuando estamos por morir, queremos poder decir "Yo sé que..." y "Yo siento que...". El río de la muerte contiene una corriente fría y tenemos que cruzarla solos. Ningún amigo terrenal nos puede ayudar. El postrer enemigo, el rey de terrores, es un oponente fuerte. Cuando nuestras almas están partiendo, no hay mejor bebida que el vino fuerte de la seguridad.

En el Libro de Oraciones hay expresiones hermosas en el servicio diseñado para la visita a los enfermos: "El Señor todopoderoso que es torre fuerte para todos aquellos que ponen su confianza en él, sea ahora eternamente tu defensa, y te haga saber y sentir que no hay otro nombre debajo del cielo, por medio del cual puedes recibir salud y salvación, que el nombre de nuestro Señor Jesucristo". Los compiladores de ese servicio mostraron aquí gran sabiduría. Vieron que cuando los ojos se oscurecen, el corazón se debilita y el espíritu está a punto de partir tiene que haber el saber y el sentir lo que Cristo ha hecho por nosotros, de otra manera, no puede haber paz perfecta13.

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13 "La medida más pequeña de fe, quita el aguijón de la muerte porque elimina la culpa; pero la seguridad absoluta de la fe, rompe los dientes y la quijada de la muerte misma porque anula el temor y terror a ella". -Sermon in the Morning Exercises (Sermón en los Ejercicios Matinales) por Fairclough. 

jueves, 12 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

La seguridad ayuda a soportar la pobreza y las pérdidas. Le enseña a decir: "Con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación". "¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo" (Hab. 3:17, 18; Pr. 23:"5).

La seguridad mantiene en pie al hijo de Dios bajo las peores pérdidas de seres queridos y le ayuda a sentir: "Todo está bien". El alma segura puede decir: "Aunque seres queridos me han sido arrebatados, sin embargo, Jesús es el mismo y está vivo para siempre. Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. No es así mi casa para con Dios; sin embargo, él ha hecho conmigo pacto perpetuo, ordenado en todas las cosas, y será guardado" (2 R. 4:26; He. 13:8; Ro. 6:9; 2 S. 23:5).

La seguridad hace posible que el hombre alabe a Dios y sea agradecido con él, aun estando en la cárcel, como Pablo y Silas en Filipos. Puede darle cantos al creyente, aun en la noche más oscura, y gozo cuando todo está en su contra10 (Job35:10; Sal. 42:8).

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10 Estas fueron las palabras de John Bradford en prisión poco antes de su ejecución: "No tengo ningún pedido. Si la reina me otorga la vida, le daré las gracias; si me la quita, le daré las gracias; si me quema en la hoguera, le daré las gracias; si me da condena perpetua, le daré las gracias". Esta fue la experiencia de Rutherford cuando fue exiliado a Aberdeen: "Qué ciegos son mis adversarios que me enviaron a una sala de banquetes y no a una prisión ni a un lugar de exilio". "Mi prisión es un palacio para mí y la sala de banquetes de Cristo". -Letters.

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La seguridad hace posible que el hombre duerma tranquilo, aun con la perspectiva de morir al día siguiente, como Pedro en el calabozo de Herodes. Le enseña a decir: "En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado"(Sal. 4:8).

La seguridad hace posible que el hombre se regocije de padecer afrentas a causa de Cristo, como lo hicieron los apóstoles cuando los pusieron en la cárcel en Jerusalén (Hch. 5:41). Le recuerda que puede experimentar lo que enseña Jesús en el Sermón del Monte: "Gozaos y alegraos" (Mt. 5:12) y que hay en el cielo un excelente peso de gloria que compensará todo lo demás (2 Co. 4:17).

La seguridad hace posible que el creyente enfrente una muerte violenta y dolorosa sin temor, como lo hizo Esteban en los primeros tiempos de la iglesia de Cristo y como Cranner, Ridley, Hooper, Latimer, Rogers y Taylor en sus respectivos países. Le trae a la mente los textos "No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer" (Lc. 12:4). "Señor Jesús, recibe mi espíritu"(Hch. 7:59)11.

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11 Estas fueron las últimas palabras de Hugh Mckail en el cadalso en Edimburgo en 1666: "Ahora comienzo mi relación con Dios que nunca será quebrantada. Adiós, madre y padre, amigos y parientes; adiós mundo y todas sus delicias; adiós comidas y bebidas; adiós sol, luna y estrellas. Bienvenido Dios y Padre; bienvenido dulce Señor Jesús, Mediador del nuevo pacto; bienvenido bendito Espíritu de gracia y Dios de toda consolación; bienvenida gloria; bienvenida vida eterna; bienvenida muerte. ¡Oh Señor, en tus manos encomiendo mi espíritu, pues tú has redimido mi alma, oh Señor Dios de la verdad!"

martes, 10 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

 

III. Razones por las cuales una esperanza segura es sumamente deseable

Paso al tercer tema al cual me referí al principio. Daré algunas razones por las cuales una esperanza segura es sumamente deseable.

Pido la atención especial de mis lectores al tratar este punto. Anhelo de corazón que la seguridad sea más buscada de lo que es. Muchos entre los que creen, empiezan a dudar y siguen dudando, viven dudando y mueren dudando, y van al cielo en una especie de bruma.

Sería lamentable si yo hablara livianamente acerca de "esperanzas" y "seguridades". Pero me temo que muchos de nosotros nos contentamos con ellas y hasta allí llegamos. Me gustaría ver menos creyentes "vacilantes" en la familia del Señor y más que pudieran decir: "Yo sé y estoy convencido". ¡Oh, que todos los creyentes anhelaran los dones mejores y no se contentaran con menos! Muchos se pierden la bendición completa que el evangelio tiene la finalidad de dar. Muchos se mantienen en una condición pobre y hambrienta del alma, mientras que su Señor está diciendo: "Comed, amigos; bebed en abundancia, oh amados"; "pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido" (Cnt. 5:1; Jn. 16:24).

(1) Para empezar, recordemos que la seguridad es algo deseable, por la tranquilidad y paz que da en el presente.

Las dudas y temores tienen el poder de arruinar mucha de la felicidad del verdadero creyente en Cristo. La incertidumbre y el suspenso son malo en todo sentido: En nuestra salud, nuestras pertenencias, nuestras familias, nuestros afectos y nuestras vocaciones terrenales, pero nunca tan malos como en los asuntos que conciernen a nuestras almas. Y mientras un creyente no puede llegar más allá de "esperar que" y "confiar que", se hace evidente que percibe cierto grado de incertidumbre acerca de su estado espiritual. Las palabras mismas lo implican. Dice: "Espero que" porque no se atreve a decir: "Yo sé que...".

Ahora bien, la seguridad hace mucho para liberar al hijo de Dios de este tipo de dolorosa esclavitud y, por tanto, tiene una gran influencia sobre su tranquilidad. Le hace posible sentir que la gran cuestión de la vida, es una cuestión resuelta, la gran deuda es una deuda pagada, la grave enfermedad es una enfermedad curada y la gran obra proyectada es una obra terminada. Entonces todas las demás cuestiones, como enfermedades, deudas y obras son pequeñas en comparación. De este modo, la seguridad lo hace paciente en la tribulación, apacible ante la pérdida de un ser querido, impasible en los sufrimientos, sin temor de malas noticias, contento sea cual fuere su condición, porque le da firmeza al corazón. Endulza sus copas amargas, aliviana la carga de sus cruces, alisa los lugares ásperos por dónde camina e ilumina el valle de sombra de muerte. Le hace sentir que siempre tiene algo sólido bajos sus pies y algo firme en sus manos, un amigo seguro en el camino y un hogar seguro al final del camino9.

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9 "El Obispo Latimer le decía a Ridley: 'Cuando vivo con una seguridad decidida y firme sobre el estado del alma, me parece ser valiente como un león. Puedo reírme de todos los problemas, no hay aflicción que me acobarde. Pero cuando estoy eclipsado en mis comodidades, tengo tanto temor espiritual que quisiera correr y meterme en una ratonera'". -Citado por Christopher Love, 1653.

"La seguridad nos ayuda con todo deber y nos arma contra toda tentación, responde a toda objeción, nos sostiene en todas las condiciones en que nos podemos encontrar en los momentos más tristes de la vida. 'Si Dios con nosotros, ¿quién contra nosotros?'" -Obispo Reynolds sobre Oseas 14, 1642.

"Nada puede andarle mal al que tiene seguridad. Dios es de él. ¿Ha perdido un amigo? Su Padre vive. ¿Ha perdido un hijo único? Dios le ha dado a su único Hijo. ¿Le falta pan? Dios le ha dado el mejor, el pan de vida. ¿Ha perdido todos sus consuelos? Él tiene un Consolador. ¿Pasa por tormentas? Sabe dónde ir a puerto seguro. Dios es su Porción y el cielo es su remanso de paz". -Thomas Watson, 1661.

lunes, 9 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

(b) Pero en medio de todo esto, recordemos que puede ser que la pobre alma del creyente no tenga una seguridad completa de haber sido perdonado y aceptado por Dios. Puede sufrir temor tras temor y duda tras duda. Puede tener en su interior muchas preguntas, mucha ansiedad, muchas luchas y muchas incertidumbres (nubarrones y oscuridad, tormentas y tempestades) hasta el final.

Afirmo, lo repito, que una fe simple y sencilla en Cristo salva al hombre, aunque nunca logre sentirse seguro, pero no digo que lo llevará al cielo con consolaciones fuertes y abundantes. Afirmo que lo llevará a puerto seguro, pero no que entrará a todo vapor, seguro y con regocijo. No me sorprendería que llegara azotado por los elementos y sacudido por las tempestades, casi sin darse cuenta de que está seguro, hasta que abre sus ojos en la gloria.

Creo que es de suma importancia tener en mente esta diferencia entre fe y seguridad. Explica cosas que el que se pregunta acerca de la religión, a veces, encuentra difícil de entender.

Recordemos que la fe es la raíz y la seguridad es la flor. Nunca se puede tener una flor sin una raíz, pero no es menos cierto que se puede tener la raíz y no la flor.

Fe es aquella pobre mujer que se acercó temblorosamente a Jesús y tocó la punta de su manto (Mr. 5:25ss). Seguridad es Esteban parado con calma en medio de sus asesinos diciendo: "He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios" (Hch. 7:56).

Fe es el ladrón penitente exclamando: "Acuérdate de mí cando vengas en tu reino" (Lc. 23:42). Seguridad es Job, sentado entre cenizas, cubierto de llagas diciendo "Yo sé que mi Redentor vive" (Job 19:25) y "aunque él me matare, en él esperaré" (Job 13:15).

Fe es la exclamación de Pedro, cuando empezaba a hundirse en el agua: "¡Señor, sálvame!" (Mt. 14:30). Seguridad es ese mismo Pedro declarando tiempo después ante el Concilio: "Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hch. 4:11, 12).

Fe es la voz ansiosa y temblorosa: "Creo, ayuda mi incredulidad" (Mr. 9:24). Seguridad es el desafío dicho con convicción: "¿Quién acusará a los escogidos de Dios?... ¿Quién es el que condenará?" (Ro. 8:33,34). Fe es Saulo orando en la casa de Judas en Damasco, triste, ciego y solo (Hch. 9:11). Seguridad es Pablo, el prisionero anciano, contemplando tranquilo a la tumba y diciendo: "Yo sé a quién he creído". "Por lo demás, me está guardada la corona de justicia" (2 Ti. 1:12; 4:8).

Fe es vida. ¡Qué bendición tan grande! ¿Quién puede describir o entender el abismo entre la vida y la muerte? "Mejor es perro vivo que león muerto" (Ec.9:4). No obstante, la vida puede ser débil, enfermiza, enclenque, dolorosa, trabajosa, ansiosa, cansada, pesada, sin gozo ni sonrisas hasta el final. Seguridad es más que vida. Es buena salud, fortaleza, poder, vigor, actividad, energía, virilidad y hermosura.

No es la cuestión "salvo o no salvo" la que tenemos delante, sino "con privilegios o sin privilegios". No es cuestión de paz o no paz, sino de mucha paz o poca paz. No es una cuestión entre peregrinos de este mundo y la escuela de Cristo. Es una que pertenece sólo a la escuela de Cristo; es la diferencia entre el comienzo de la primera clase en la escuela y la terminación de la última.

Aquel que tiene fe anda bien. Yo sería feliz si pensara que todos los lectores de este libro la tienen. ¡Benditos, tres veces benditos son los que creen! Están seguros. Están limpios. Están justificados. Están fuera del alcance del poder del infierno. Satanás, con toda su malicia, nunca los arrebatará de la mano de Cristo. Pero el que tiene seguridad anda mucho mejor; ve más, siente más, sabe más, disfruta más y tiene más días como los que se mencionan en Deuteronomio, a saber, "como los días de los cielos sobre la tierra" (Dt. 11:21)8.

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8 "El bien más grande que podemos desear, después de la gloria de Dios, es nuestra propia salvación; y el bien más dulce que podemos desear es la seguridad de nuestra salvación. En esta vida no hay bien mayor que estar seguros de lo que disfrutaremos en la vida venidera. Todos los santos disfrutan del cielo cuando parten de esta tierra, algunos santos disfrutan un cielo mientras están aquí en la tierra". -Joseph Caryl, 1653.

sábado, 7 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

La diferencia entre fe y seguridad

Nadie me malentienda cuando hablo con firmeza sobre la realidad, el privilegio y la importancia de la seguridad. Nadie me haga la injusticia de decir que enseño que ninguno es salvo a menos que pueda decir con Pablo: "Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo en aquel día" (2 Ti. 4:8). Eso no es lo que digo. No enseño nada que se le parezca.

(a) Es indispensable que el hombre tenga fe en el Señor Jesucristo, si ha de ser salvo. No conozco otro modo de acceso al Padre. No veo ningún indicio de misericordia, excepto a través de Cristo. El hombre tiene que sentir sus pecados y su condición perdida, tiene que acudir a Jesús para obtener perdón y salvación, y tiene que poner toda su esperanza en él y sólo en él. Pero aunque sólo tiene fe para hacer esto, por más débil y endeble que sea esa fe, afirmo que no se perderá el cielo; las Escrituras lo garantizan.

Nunca, nunca restrinjamos la libertad del evangelio glorioso, ni limitemos sus verdaderas proporciones. Nunca hagamos más más estrecha la puerta y el camino más angosto de lo que el orgullo y amor al pecado lo han hecho ya. El Señor Jesús es muy compasivo y misericordioso. No tiene en cuenta la cantidad de fe, sino la calidad; no mide su graduación, sino su veracidad. No romperá ninguna caña cascada, ni apagará ningún pábilo que humea. Nunca permitirá que se diga que alguien pereció a los pies de la cruz. Dice: "Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera" (Jn. 6:37).7

¡Si! Aunque la fe de alguien puede no ser más grande que un grano de mostaza, si lo trae a Cristo y hace posible que toque la punta de su manto, será salvo tanto como lo es el santo más antiguo en el paraíso, salvo tan completa y eternamente como Pedro, Juan o Pablo. Hay grados en nuestra santificación. No así en nuestra justificación. Lo que está escrito, escrito está, y nunca fallará: "Todo aquel que en él creyere", no el que tiene una fe fuerte y poderosa, "todo aquel que en él creyere, no será avergonzado" (Ro. 10:11).

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7 "Aquel que cree en Jesús nunca será confundido. Ninguno lo ha sido en el pasado ni lo será usted, si cree. La siguiente fue una gran declaración de fe de un hombre a punto de morir de una manera peculiar, entre su condenación y su ejecución. Sus últimas palabras fueron estas, dichas a viva voz: "Nunca hombre alguno murió con su rostro hacia Cristo Jesús". -Robert Traill (1642-1716

jueves, 5 de diciembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

 

II. Puede ser que un creyente nunca llegue a sentir esta esperanza segura

Paso al segundo punto que mencioné. Dije: El creyente que nunca llega a tener esta esperanza segura, que Pablo expresa puede, aun así, ser salvo.

Reconozco esto sin problema. No lo disputo ni por un momento. No quiero contristar a algún corazón que Dios no haya entristecido, ni desalentar a un hijo débil de Dios, ni dejar la impresión de que alguien no puede ser salvo en Cristo a menos que se sienta seguro.

Una persona puede tener una fe salvadora en Cristo y, aun así, nunca disfrutar de una esperanza segura, como la que disfrutó el apóstol Pablo. Creer y tener un rayo de esperanza de haber sido aceptado es una cosa; otra muy distinta es tener "gozo y paz" en nuestra fe y abundar en esperanza. Todos los hijos de Dios tienen fe, no todos sienten seguridad. Creo que nunca hay que olvidar esto.

Sé que algunos hombres que considero importantes y buenos tienen una opinión distinta. Creo que muchos ministros del evangelio excelentes, a cuyos pies con gusto me sentaría, no aceptan la diferencia que he mencionado. Pero no quiero llamar maestro a nadie. Detesto tanto como cualquiera, la idea de curar apenas un poco las heridas de la conciencia, pero me parece que, cualquier otro concepto distinto al que he enunciado, constituye un evangelio muy incómodo para predicar y uno que, muy posiblemente, mantendría a las almas alejadas por mucho tiempo de la puerta a la vida6.

No dudo en decir que por gracia, alguien puede tener suficiente fe para acudir a Cristo, suficiente fe para realmente aferrarse a él, realmente confiar en él, realmente ser hijo de Dios y realmente ser salvo, y, aun así, hasta el fin de sus días, no poder librarse de mucha ansiedad, duda y temor. Dice un antiguo escritor: "Se puede escribir una carta, que no se sella; de la misma manera la gracia puede estar escrita en el corazón pero, aun así, no contar con el sello de la seguridad". Un niño puede nacer heredero de una gran fortuna y, aun así, nunca saber de sus riquezas, vivir como niño y morir como niño sin haber sabido nunca la grandeza de sus posesiones. De la misma manera, alguien puede ser un infante en la familia de Cristo, pensar como un infante, hablar como un infante y, aunque salvo, nunca disfrutar de una esperanza viva, ni conocer los verdaderos privilegios de su herencia.

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Referimos al lector que quiera saber más acerca de este tema, al Apéndice, al final de este capítulo en el que encontrará fragmentos de escritos de varios teólogos ingleses reconocidos que apoyan la posición de este capítulo sobre la seguridad. Los fragmentos son demasiado largos para insertar en esta página.