martes, 30 de julio de 2019
30 de julio – PELIGRO
Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como
quien da golpes al aire. Más bien, golpeo mi cuerpo y lo domino, no sea que,
después de haber predicado a otros, yo mismo quede descalificado. 1 Corintios 9:26-27.
Siento que es mi
responsabilidad ir, domingo tras domingo, y todos los días de la semana a
decirte cosas muy preciosas acerca de Cristo, y a veces yo mismo las disfruto.
Incluso si nadie más es bendecido por ellas, yo lo soy, y voy a casa y alabo al
Señor por eso. Pero mi diario temor es que enseñe los textos y predique cosas
buenas a otros y, sin embargo, mi propio corazón no se beneficie. Mi oración es
que el Señor Jesús me muestre donde él alimenta a su pueblo y me deje
alimentarme con él, de modo que yo pueda conducirte a los pastos donde él está
y estar yo mismo allí, al mismo tiempo que te traigo a ti. A ustedes, maestros
de la Escuela Dominical, evangelistas y otros, queridos, amados colegas, por
quienes agradezco a Dios siempre, creo que el punto principal por el cual
tienen que velar es no perder su propia espiritualidad mientras tratan de hacer
a otros espirituales. Acudan al Bienamado y pídanle que les deje alimentar su
rebaño donde él alimenta a su pueblo, y que les permita sentarse a sus pies así
como María, incluso cuando están trabajando en la casa, como Marta. No hagas
menos, más bien haz más, pero pide hacerlo en tal comunión con él que tu
trabajo se mezcle con el suyo, y que lo que hagas no sea más que él trabajando
por medio de ti, y tu regocijo sea derramar sobre otros lo que él ha derramado
sobre tu propia alma.
A través de la Biblia en un año: Job5-8
29 de julio – DESTINO Y ELECCIÓN
En amor nos
predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según
el buen propósito de su voluntad, para alabanza de su gloriosa gracia, que nos
concedió en su Amado. Efesios 1:4-6.
Está claro que la voluntad divina se cumplirá y, a
la vez, los hombres tienen libre albedrío. «No entiendo eso», dice alguien. Mi
querido amigo, yo debo decir lo mismo: tampoco lo entiendo. He conocido a
muchos que pensaban que lo entendían todo, pero creo que tenían una opinión de
sí mismos más elevada de lo que la verdad aconsejaba. Algunos de mis hermanos
niegan el libre albedrío y así terminan con el asunto; otros afirman que no hay
predestinación y resuelven el problema. Ya que yo no deseo terminar con el
problema y no deseo obviar alguna parte de la verdad creo que ambos, la
predestinación y el libre albedrío, son hechos. Cómo pueden ellos concordar, no
lo sé ni me interesa, estoy satisfecho con saber lo que Dios ha escogido
revelarme y, de la misma forma, contento con lo que no me revela. Ahí va: el
hombre tiene libre albedrío en lo que hace, es responsable de sus acciones, y
culpable cuando hace lo malo; también será castigado con justicia y si se pierde,
la culpa será solo de él. Pero hay Uno que rige sobre todo y que, sin hacerse
cómplice del pecado, hace posible que incluso las acciones de los hombres
malvados sirvan a sus propósitos justos y santos. Cree estas dos verdades y
verás cómo concuerdan en la vida diaria, aunque no seas capaz de diseñar una
teoría en un papel para mostrar cómo armonizan.