lunes, 11 de marzo de 2019
11 de marzo – APARIENCIAS EXTERNAS
Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y ellos dicen: «Tiene
un demonio». Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: «Este es un
glotón y un borracho, amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores». Pero
la sabiduría queda demostrada por sus hechos. Mateo 11:18-19.
Otros profetas, cuando
vinieron, estaban vestidos con vestiduras raídas y sus costumbres eran austeras
y solemnes. Cristo no vino así; vino a ser un hombre entre los hombres, festivo con los que festejaban, alguien que comía miel con los que comían
miel. No era diferente de nadie y por eso lo llamaban glotón y borracho. ¿Por
qué Cristo hizo esto? ¿Por qué se comportó así, como decían los hombres, a
pesar de que era en verdad una calumnia? Era porque él quería que sus
discípulos no estimaran las carnes ni las bebidas sino que despreciaran esas
cosas y vivieran como los demás; porque él les enseñaría que lo que contamina al
hombre no es lo que entra en él sino lo que sale. Lo que le hace daño a un
hombre no es lo que come con moderación, sino lo que un hombre dice y piensa.
No es abstenerse de la carne, no es el mandamiento carnal de «no tomes en tus
manos, no pruebes, no toques» lo que constituye los fundamentos de nuestra
religión, a pesar de que pudiera ser una buena cláusula añadida a esto. Cristo
comió mantequilla y miel, y su pueblo puede comer mantequilla y miel; más aún,
cualquier cosa que Dios en su providencia les dé, ese será el alimento del hijo
de Cristo.
A través de la Biblia en un año: Juan
13-14