lunes, 28 de mayo de 2018
MAYO 28
“Y tú has dicho: Yo te haré bien”. Génesis 32:12.
Esta es la manera más
segura de prevalecer con el Señor en la oración. Podemos recordarle
humildemente lo que Él ha dicho. Nuestro Dios fiel nunca faltará a su palabra,
ni la dejará sin cumplir; con todo Él se agrada en que su pueblo le busque, y
que le recuerde su promesa. Esto refresca la memoria, vivifica la fe y renueva
la esperanza. La palabra de Dios es dada, no para provecho suyo, sino para
provecho nuestro. Sus propósitos son estables, y Él no necesita nada que le
obligue a hacer bien a su pueblo; pero nos da la promesa para nuestra confianza
y consuelo. Por lo tanto Él quiere que la presentemos y que le digamos “Tú has
dicho”.
“Yo te haré bien”, es
precisamente la esencia de todas las buenas palabras del Señor. Demos mucha
importancia a la palabra “ciertamente”. Él nos hará bien verdadero, bien
duradero, solamente bien y todo bien. Nos hará buenos, y esto es hacernos bien
en el sentido más alto. Nos tratará como trata a sus santos mientras que
estamos aquí, y esto es bueno. Él pronto nos llevará a estar con Jesús y todos
sus escogidos, y eso es el bien supremo. Con esta promesa en nuestros
corazones, no temeremos al enojado Esaú ni a ningún otro. Si el Señor nos hace
bien, ¿quién nos puede hacer daño?
FUENTE: Libro de Cheques del Banco de
la Fe – Charles H. Spurgeon.