viernes, 16 de marzo de 2018
MARZO 16
“Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced;
y el Dios de paz será con vosotros”. Filipenses 4:9.
Es bueno que se pueda
imitar minuciosamente a un hombre con provecho, como se podía haber imitado a
Pablo. ¡Oh que tuviésemos gracia para imitarlo en este día y todos los días!
Si nosotros, por la
gracia divina, ponemos en práctica la doctrina de Pablo, podemos reclamar la
promesa que ahora está abierta delante de nosotros; ¡y qué promesa es! Dios,
que ama la paz, hace la paz y respira la paz, estará con nosotros. “Paz a
vosotros”, es una bendición dulce; pero que el Dios de paz está con nosotros es
aún mucho más. Así tenemos la fuente además de las corrientes, el sol además de
sus rayos. Si el Dios de paz está con nosotros, gozaremos de la paz de Dios que
sobrepuja todo entendimiento, aunque las circunstancias exteriores amenacen
inquietarnos. Si los hombres riñen, nosotros ciertamente seremos pacificadores,
si el Autor de la paz está con nosotros.
Es en el camino de la
verdad donde se halla paz verdadera. Si abandonamos la fe, o dejamos el camino
de la justicia bajo la idea de extender la paz, estaremos grandemente
equivocados. Primeramente pura, después pacífica, es el orden de la sabiduría y
de la verdad. Mantengámonos en la senda trazada por Pablo, y el Dios de paz
será con nosotros como estuvo con el apóstol.
MARZO 15
“Por tanto, di: Así ha dicho el Señor Jehová: Aunque los he echado lejos
entre las gentes, y los he esparcido por las tierras, con todo eso les seré por
un pequeño santuario en las tierras adonde llegaren”. Ezequiel 11:16.
Aun cuando privados de los
medios públicos de gracia, no estamos alejados de ella. El Señor que pone a su
pueblo en sitios donde se sienten aislados, Él mismo estará con ellos, y Él les
dará todo lo que les hubiera dado en sus casas, y en el lugar de sus santas
convocaciones. ¡Recibid esta palabra para vosotros mismos, los que tenéis que
vagar!
Dios es un lugar de refugio
a su pueblo. En Él encuentran santuario, a cubierto de todo adversario. Él
también es su lugar de adoración. Él está con ellos como
estuvo con Jacob cuando durmió en pleno campo, y levantándose dijo:
“Ciertamente Jehová está en este lugar”. También les será un santuario de quietud,
como el Lugar Santísimo, que era la morada silenciosa del Eterno. Vivirán
reposados sin temor del mal.
Dios mismo, en Cristo
Jesús, es el santuario de misericordia. El arca del pacto es
el Señor Jesús, y la vara de Aarón, la urna que contenía el maná y las tablas
de la ley, todas están en Cristo nuestro santuario. En Dios encontramos el
templo de santidad y de comunión. ¿Qué más necesitamos? ¡Oh,
Señor, cumple esta promesa, y sé siempre para nosotros un pequeño santuario!