martes, 13 de febrero de 2018
FEBRERO 13
“Bendito tú en el campo”.
Deuteronomio 28:3.
Así Isaac fue bendito cuando anduvo
allí para meditar a la hora de la tarde. ¡Cuántas veces el Señor nos ha
encontrado cuando hemos estado solos! Los setos y los árboles pueden testificar
de nuestra alegría. Esperamos ver tal bienaventuranza otra vez.
Así Booz fue bendito cuando recogió su
cosecha, y sus segadores le saludaron con bendiciones. ¡Que el Señor prospere a
todos los que siguen el arado! Cada agricultor puede presentar esta promesa
delante de Dios, si en verdad obedece la voz del Señor Dios.
Vamos al campo a trabajar como lo hizo
el padre Adán; y desde que la maldición cayó sobre la tierra por el pecado del
primer Adán, es un gran consuelo encontrar una bendición en el segundo Adán.
Vamos al campo para hacer ejercicio, y
estamos contentos creyendo que el Señor bendecirá ese ejercicio y nos dará la
salud, la cual usaremos para su gloria.
Vamos al campo para estudiar la
creación, y no hay ningún conocimiento de la creación visible, que no puede ser
santificado para los usos más elevados por la divina bendición.
Tenemos que ir al campo, por fin, para
enterrar nuestros muertos; sí, otros en su turno nos llevarán al cementerio en
el campo; pero somos benditos, sea que estemos llorando al lado del sepulcro, o
durmiendo en él.